Cultura

Los libros que escribía eran una ofrenda para mi padre: Juan Villoro

 

  • En la USBI-Xalapa presentó el libro La figura del mundo, a invitación del CECC y transmitido por el sistema de videoconferencias a las diferentes regiones universitarias 
  • Los comentarios fueron realizados por Hugo Chaparro, escritor colombiano, y Raciel Martínez, académico del CECC 

Juan Villoro presentó su libro La figura del mundo, donde habla su padre

 

Paola Cortés Pérez 

Fotos: Omar Portilla Palacios  

06/09/2023, Xalapa, Ver.- Hubo dos formas en que el escritor Juan Villoro se acercó a su padre, el filósofo y diplomático español Luis Villoro Toranzo: los libros y el futbol, así lo describe en su libro La figura del mundo, presentado en la sala de videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de la Universidad Veracruzana (UV). 

Los comentarios corrieron a cargo de Hugo Chaparro Valderrama, escritor y periodista cultural colombiano, y Raciel Martínez Gómez, académico del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la UV. 

Cabe mencionar que la presentación del libro La figura del mundo formó parte de las actividades para dar la bienvenida a los estudiantes de nuevo ingreso de la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación y la Especialización en Promoción de la Lectura, impartidos por el CECC.   

Lo que valía la pena en casa eran los libros, recordó el escritor mexicano, por ello “los que escribía eran una ofrenda para mi padre, eran esta manera de acercarme a él; ya vencidas las resistencias adolescentes y crisis entre nosotros, evidentemente el diálogo a través de los libros fue muy fecundo y rico”. 

La presentación del libro fue transmitida a todas las regiones universitarias

Por eso le sorprendió tanto que su papá quisiera deshacerse de su biblioteca, porque es el retrato de una mente: “Están los libros con sus subrayados –que fueron sus compañeros de vida– y todo lo que en ellos impregnó. La verdad es que él ya había experimentado un desprendimiento casi budista de cualquier bien material y los libros empezaban a ser un lastre para él.

”Este desprendimiento fue el más difícil porque nosotros sentíamos que eran su coraza, pero nos costaba trabajo entender que él ya estaba más allá de eso, quizá ésta fue su última gran lección.” 

Otro motivo de unión fue el futbol. Recordó que en las gradas Luis Villoro se comportaba como un filósofo y le molestaba que abuchearan a los equipos visitantes al estadio de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

“Mi padre se levantaba enardecido y decía: ‘Apláudanles, son nuestros invitados, qué sería de nosotros sin la presencia de nuestros rivales, en el juego, los oponentes necesitan del otro’. 

”Echaba todo un rollo sobre la dialéctica de los contrarios y la gente empezaba a aplaudir porque lo consideraban un perturbador total y para que se callara de una vez por todas.” 

Contó que la relación con su padre en los estadios de futbol tuvo que ver con una situación compleja: el divorcio de sus padres. “Cuando descubrió que me gustaba el futbol comenzó a llevarme al estadio”, así que este lugar fue donde más lo vio durante su infancia y parte de su adolescencia, por lo que llegó a pensar que era un gran aficionado a este deporte y sus gestas, dijo. 

La actividad fue organizada por el CECC como bienvenida a sus estudiantes de nuevo ingreso

Pero, recordó además que “cuando pude ir solo por mi cuenta, con mis amigos, mi padre dejó de ir. Esto sólo lo entendí cabalmente al escribir este libro, al poner en limpio lo que piensas, es decir, la escritura se convierte en un proceso de autoconocimiento. Fue cuando concebí que él me había acompañado por ser padre y no por ser fanático, para estar conmigo, lo que me pareció muy conmovedor”. 

Aunque el libro habla en lo fundamental de Luis Villoro, está escrito con la mirada de su madre, la psicoanalista Estela Ruiz Milán. “Crecí con ella, me enseñó a ver el mundo; a diferencia de mi padre, es una mujer extraordinariamente emocional”. 

Lo más importante, compartió, fue entender que escribía desde la mirada de su madre y tenía que acabar con un diálogo con ella. Por lo tanto, el epílogo es una revalorización de la figura paterna que intentó hacer –individualmente– en los capítulos anteriores sin lograrlo. 

En tanto, Raciel Martínez expresó que Juan Villoro “no desmitifica pero sí humaniza esa figura que para nosotros es un emblema de la filosofía, esto se lo agradecemos. Está conformado por nueve capítulos y un epílogo que para mí es la mirada de la madre; este libro sí es la búsqueda de la imagen del padre, pero desde la mirada de la mamá y por eso está dedicado a ella”. 

En su participación, Hugo Chaparro dijo: “Descubro en este libro esa búsqueda sobre cuál es el origen del escritor y del ser humano, para no colocarlos solamente en el entorno literario. Esta búsqueda del padre y esta búsqueda tuya a través del padre, es la que cualquier escritor se hace para resolver las preguntas que tiene sobre el mundo”. 

El libro La figura del mundo