Ciencia

Consumo de sustancias puede incidir en desarrollo de trastorno bipolar

 

  • Psicóloga del Cendhiu-UV disertó en torno de este trastorno de conducta 
  • Experiencias traumáticas o prolongado estrés, entre los detonantes 

Martha Viridiana Portilla Méndez, psicóloga integrada al Programa de Salud Mental y Desarrollo Humano UV

Jorge Vázquez Pacheco 

Fotos: Luis Fernando Fernández Carrillo 

01/04/2024, Xalapa, Ver.- Con motivo del Día Internacional del Trastorno Bipolar, que se conmemora el 30 de marzo, el Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios (Cendhiu) de la Universidad Veracruzana (UV) coordinó la charla “¿Qué es la bipolaridad?”, a cargo de la psicóloga Martha Viridiana Portilla Méndez, del Programa de Salud Mental y Desarrollo Humano de esa entidad universitaria. 

La bipolaridad se caracteriza por episodios reiterados de, cuando menos, dos estados de ánimo, que van del incremento en la vitalidad y energía a la depresión, explicó la especialista. 

Comentó los problemas derivados de esta hipomanía que afecta la actividad rutinaria, el desempeño escolar y las relaciones sociales, ya que provoca desconexión con la realidad; asimismo, enfatizó los episodios de optimismo, nerviosismo, tensión, aumento de energía y euforia con menor necesidad de dormir. 

 

Las participantes en la jornada dedicada al trastorno bipolar

 

Martha Viridiana Portilla dijo que a lo anterior se suman el comportamiento irreflexivo, falta de control y mucha distracción. “La depresión pude definirse como pérdida del placer por las actividades que alguna vez se disfrutaron, baja autoestima, tristeza o bajo estado de ánimo, falta de energía y permanente cansancio, cambios en los hábitos alimenticios, de sueño y sentimientos de culpa”. 

Este padecimiento muestra factores de riesgo como consanguinidad con quienes padecen el trastorno –de hecho es hereditario–, las experiencias traumáticas o periodos de mucho estrés. Aunque no es regla invariable que quienes sufren fuertes impresiones terminan por contraer el mal, sí influye el consumo de alcohol o drogas pues son sustancias que alteran nuestra química cerebral e impactan en cómo percibimos las experiencias desagradables. 

Portilla Méndez añadió que en los periodos de afectación no existe una regla general y pueden extenderse desde algunos días hasta meses. 

Por último, recomendó evitar al máximo las vivencias de severo impacto en el estado de ánimo, eludir los periodos prolongados de tensión y no consumir sustancias que alteren la capacidad de percepción.