Mujeres en marcha

Mujeres en Marcha
Por María José García Oramas

Durante el baile de gala de su toma de posesión, Donald Trump se refirió a su esposa, Melania, como su «más fiel seguidora». Si suponía que el resto de las mujeres estarían, como ella, dispuestas a seguirlo fielmente, desde luego se equivocó. Se estima que el viernes, alrededor de dos millones de mujeres de su país y del mundo salieron a la calle para hacerle saber lo contrario: que las mujeres no existen para seguir a los hombres, que el poder no lo tiene él ni ningún otro líder político sino ellas, el pueblo, y que las mujeres están y estarán presentes a lo largo de su mandato para garantizar el cumplimiento de sus derechos humanos.

Los analistas políticos dicen que en Estados Unidos es tradición que al inicio de un nuevo mandato los opositores salgan a manifestarse, como fue el caso del Tea Party cuando Obama llegó al Poder y que, si estos grupos no son capaces de establecer demandas concretas y organizarse más allá de las protestas callejeras, difícilmente podrán influir en la toma de decisiones. No dudo que esto sea cierto pero considero que en los años por venir las mujeres serán efectivas en sus demandas por dos razones que me parecen sumamente relevantes: en primer lugar, porque fueron ellas quienes salieron a las calles a protestar de manera por demás exitosa, a juzgar por la respuesta a la convocatoria, resaltando el hecho de que hayan estado acompañadas por miles de hombres, cuando en el pasado era común que protestaran solas. Ello demuestra que la lucha de las mujeres es la lucha de todos y que, como bien lo manifestaron el viernes, los derechos de las mujeres son derechos humanos y si ellas gozan de ellos, la sociedad en su conjunto se verá beneficiada. Así que nada de feminazis, sólo feministas buscando sociedades más justas, pacíficas y democráticas.

En segundo lugar, porque la convocatoria se extendió más allá de las fronteras de la Unión Americana. Frente a discursos patriotas y nacionalistas vigentes, las mujeres demostraron que en el mundo globalizado la sororidad no tiene fronteras. A lo largo de los siglos se ha comprobado que las fronteras no son sino muros impuestos a las personas para intentar separarlas, y que, en todos los casos, han resultado ineficaces para dividirlas, ya sea el mundo civilizado y los bárbaros, los hombres y las mujeres, a quienes profesan religiones diferentes, a blancos de negros, a miembros de una etnia frente a los de otra.

Para el feminismo todas las personas importan y por ello las mujeres del mundo salieron a las calles para defender los derechos de todas en todos los rincones del mundo, porque «si tocan a una, nos tocan a todas». Este es también un poderoso llamado a los líderes de partidos de ultraderecha que buscan afianzar su poder animados por el triunfo de Donald Trump, no en balde antier, a la par de las marchas, varios de ellos se reunían en Alemania en vistas de las próximas elecciones en algunos países europeos.

Finalmente, cabe destacar que la agenda de las mujeres es amplia, pero no por ello dispersa el movimiento o lo hace menos eficaz. A diferencia de otros grupos organizados, las mujeres no son minoría sino la mitad de la población mundial. Así, sus acciones varían en función de la realidad concreta de sus comunidades, pero la agenda es convergente, entre ellas y frente a las demandas de otros grupos sociales. Por esta razón, se manifestaron inquietudes por diversos temas, todos ellos relevantes para el mundo global: los derechos reproductivos, la migración, la paz mundial, el respeto a las diferencias étnicas, a los grupos con identidades sexo-genéricas diversas, entre otros. Así pues, ahora la senda a transitar es de todas conocida, y el viernes también se habló reiteradamente de ello, es decir, del hecho de que a partir de hoy habremos de regresar a nuestras comunidades para desde ahí, actuar todos los días, en la vida cotidiana, a favor de nuestros derechos. Esta ha sido la estrategia a seguir desde hace décadas y gracias a ella se han obtenido muchos logros capaces de revertir leyes que atentan contra las mujeres, destituir funcionarios misóginos, construir instituciones que apoyan a las mujeres y develar injusticias que han sacado a la luz crímenes y tratos inhumanos contra ellas