Eliminación de la violencia contra mujeres y niñas

Eliminación de la violencia contra mujeres y niñas
Por María José García Oramas

El 25 de noviembre es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, decretado por la ONU en conmemoración al asesinato a las Hermanas Mirabal en República Dominicana, el 25 de noviembre de 1960, por órdenes del dictador Rafael Trujillo.

Quizá lo que pocas sabemos es que Trujillo asesinó a tres de las hermanas, Patria, María Teresa y Minerva, pero una de ellas sobrevivió, Antonia, mejor conocida como Dedé, quien a la muerte de sus hermanas crió a sus tres hijos y a todos sus sobrinos como hijos propios. Además, se dedicó a preservar la memoria de ellas y cuando le preguntaban, particularmente los niños que la visitaban con frecuencia, por qué a ella no la habían matado, solía decir que era porque «alguien tenía que sobrevivir para contar la historia».

Pienso que hoy en día, al igual que Dedé, muchas supervivientes de la violencia de género, sea como madres, hijas, hermanas, ex parejas de hombres violentos, de la trata de mujeres, de tortura sexual, de desapariciones forzadas, de intentos de feminicidio, dedican su vida a contar sus historias buscando con ello que éstas no vuelvan nunca más a repetirse. El estado de Veracruz cuenta sin lugar a dudas con muchas de ellas: académicas que se dedican a investigar las historias de mujeres y niñas que padecen violencia de género en la entidad; madres de hijas desaparecidas, quienes a la par de buscarlas alzan la voz por otras muchas familias que padecen lo mismo; mujeres en organizaciones civiles que luchan porque se escuche a las sin voz, a aquellas que padecen situaciones de violencia de género tanto a nivel público como privado, pero que no son escuchadas en su indefensión, por mencionar algunas.

Mientras tanto, el gobierno del estado, en medio del escándalo en que se encuentra inmerso por la corrupción y la impunidad, decretó ayer, a través de la Secretaría de Gobierno, la Alerta de Género en 11 municipios. Una suerte de regalo a las mujeres, como aquél que reciben las madres en su día: licuadoras, planchas, etcétera. Es decir, reconocerlas, pero manteniéndolas en su lugar, así la licuadora, para que sean ellas quienes sigan cocinando, y la declaratoria de Alerta de Género el día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, para que sean ellas quienes sigan luchando por hacer valer sus derechos.

No deja pues de resultar interesante que sea precisamente en los albores de esta fecha que la alerta sea finalmente decretada, si bien no en todo Veracruz, por lo menos en algunos de sus municipios, en aquellos que cuentan con los más altos índices de violencia contra sus mujeres. Si, pensando como estrategas políticos, lo hicieron para con ello acallar las voces de las miles de mujeres que mañana estarán marchando en toda la entidad, es evidente cuán ineficaz resultará esta estrategia. Si, por otro lado, lo que se pretende es que no se enciendan más mechas a los fuegos ya existentes, la declaratoria es también, a todas luces, insuficiente para asegurar que esto no suceda.

Así, aun cuando la emisión de la declaratoria no deja de ser un acto de buena voluntad política, la verdadera voluntad política se demuestra avanzando más allá de los discursos políticamente correctos, es decir, llevando a cabo las acciones pertinentes, con todas y todos los actores necesarios, para hacer realidad las declaratorias que tan oportunamente enuncian nuestros gobernantes en turno. Por ello, estaremos esperando a que se lleven a cabo las medidas que establece la ley al emitir la Alerta de Género, y velando para que en Veracruz las mujeres vivan, de verdad, una vida libre de violencia. Así mismo, para que mujeres como Dedé Mirabal puedan, finalmente, descansar en paz, con la certeza de que la historia que ellas padecieron nunca más volverá a repetirse