Universidad Veracruzana

 

Los árboles son una forma de la naturaleza que representa la vida y la continuidad sagrada de los mundos espiritual, cósmico y físico. Muchas deidades y seres sagrados de la mitología y las religiones son árboles. Un árbol individual, una especie o un bosque pueden tomar significados simbólicos importantes para los seres humanos. Las creencias religiosas de una sociedad sobre los tipos de árboles que son sagrados generalmente dependen de la naturaleza y la cantidad de árboles que se encuentran en el territorio.

La imagen del árbol puede simbolizar el cosmos, la vida, la juventud, la inmortalidad, la sabiduría. Parece que el culto a los árboles se inició, entre otras razones, por su larga vida. En la mayoría de las civilizaciones antiguas, los árboles, cuya vida útil es varias veces mayor que la del hombre, eran tratados con el mismo respeto que los ancianos humanos. Generación tras generación las castas vivieron a la sombra del mismo árbol venerable, casi como si fuera eterno.

Los sauces del género Salix aparecen en la mitología japonesa y helénica. Sus hojas de caídas y su cercanía a cuerpos de agua crean una imagen nostálgica, como si las ramas quisieran tocar el reflejo. En la tradición japonesa, se cree que dondequiera que haya un sauce, aparecerá un fantasma. Las sacerdotisas de la diosa griega de la Luna, Hécate usan agua de sauce en su magia.

Las culturas celtas tenían varios árboles de importancia mítica, incluidos el roble, el manzano, el abedul y el fresno.

Los cipreses alargados y oscuros se plantan en los cementerios islámicos y europeos, recordando una leyenda antigua que cuenta que cuando un hombre llamado Cyparissus mató accidentalmente a su ciervo y suplicó a los dioses que lo castigaran con un dolor eterno. Concediendo su deseo, los dioses lo convirtieron en un ciprés, que estaría para siempre llorando a los muertos.

Las higueras, como la que abraza una ladera del Parque de Los Lagos en Xalapa, recibe el nombre de higuera sagrada (nombre científico: Ficus religiosa). Aunque existen especies nativas del género Ficus, esta especie de raíces que aparecen abrazar las rocas es originaria de Asia (Nepal, India, Pakistán y Bangladesh). Se lo conoce como el árbol Bodhi en sánscrito, que significa para «sabio» o «iluminado». Se cree que fue debajo de este árbol donde Buda obtuvo su iluminación. Después de la muerte de Buda, el árbol se convirtió en un símbolo de su presencia y en un objeto de adoración.

Lo budistas parecen ser especiales admiradores de los árboles estranguladores y adoran a otra especie del mismo género, Ficus benghalensis. Un árbol originario del sudeste asiático, que representa la vida eterna. En una canción llamada «Bhagavad Gita» o «Canción del Señor», Krishna usa el árbol de higuera como símbolo para describir el verdadero significado de la vida para el héroe guerrero Arjuna.

Desde la época fenicia los cedros adquirieron un significado de gran valor por la belleza y el poder de su madera, por su capacidad vivir durante miles de años y soportar un clima nevado y montañoso. El cedro libanés (nombre científico: Cedrus libani) no solo tiene un significado cristiano religioso, se menciona en la Biblia 75 veces, sino que también es un símbolo del orgullo nacional, ya que es el emblema nacional del Líbano.

Un árbol inconfundible, que le da el paisaje característico a algunos lugares de la India, y principalmente a las sabanas africanas, es el baobab (nombre científico: Adansonia digitata), además es el emblema nacional de Madagascar. Debido a su enorme tamaño, forma fascinante y envejecimiento prolongado (alrededor de 3000 años), la gente cree que el baobab contiene los espíritus de los muertos, y por eso es sagrado en la cultura africana. A lo largo de la historia, los reyes han organizado sus reuniones bajo este árbol, atribuyéndoles propiedades mágicas les ayuda a tomar decisiones acertadas.

Y como olvidar a la Ceiba (nombre científico: Ceiba pentandra), la cual se encuentra en el centro del mundo de muchas culturas mesoamericanas. Un árbol gigantesco cuyas raíces salen del inframundo y cuya copa alcanza el cielo. La ceiba (yaax che), que significa “árbol verde”, el sostén del mundo. Este árbol cósmico tiene una serie de representaciones vinculadas con la fecundidad y la fertilidad humana.

Y aunque hay muchos árboles de los cuales podemos platicar, llegamos al árbol sagrado más famoso de nuestro tiempo: el árbol de Navidad. Alrededor de diciembre, casi todos los hogares cristianos y muchas casas no cristianas tienen uno adornado con todo tipo de luces, adornos y regalos.

Antes de alcanzar su significado religioso cristiano, se lo conocía como el árbol de Yule (Yule es el día que celebra la llegada del solsticio de invierno) en la tradición pagana y estaba decorado como un árbol vivo al aire libre con velas colgantes.

Los árboles nos proporcionan una gran variedad de servicios ecosistémicos: alimento, refugio, madera, sombra y muchas otras necesidades básicas para la vida de los seres humanos. No es de extrañar, entonces, que sean adorados o elogiados en todas las civilizaciones.

Los árboles de navidad llegaron a México en el reinado de Maximiliano de Habsburgo, pero no se adoptó de inmediato como tradición. En 1878, Miguel Negrete, rival de Porfirio Díaz, adornó un enorme árbol y todo el mundo quedó fascinado, así el árbol en la plaza central de los municipios se convirtió en una tradición y casi en una competencia. A partir de los años 50, ya era una moda imparable.

Según la Comisión Nacional Forestal (Conafor), el cultivo de árboles de navidad mexicanos se realiza en viveros especializados y requieren de un permiso emitido por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el cual avala su legal procedencia.

Claro que existen comerciantes que se brincan las reglas y traen árboles cortados del bosque, sin un manejo. Son difíciles de diferenciar, pero lo sabrás porque no se venden en establecimientos formales, no tienen sellos y lucen maltratados. Además, pueden tener raíces.

En México se utilizan varias especies de coníferas como árbol de Navidad, por ejemplo, pinos: Pinus ayacahuite (pino blanco o pino vikingo), Pinus greggii (pino prieto), Pinus cembroides (pino piñonero); abetos: Abies religiosa (oyamel) Picea, Pseudotsuga (pinabete); el cedro blanco, Cupressus lindleyi y otras especies como Chamaecyparis (Ciprés de Lawson) y Platycladus (Thuja).

Un árbol de legal procedencia, tienen en la parte baja una etiqueta con el nombre del distribuidor autorizado y recomendaciones de cuidado.

Las entidades productoras son: Estado de México, Guanajuato, Distrito Federal, Coahuila, Veracruz, Durango, Michoacán, Puebla, Morelos, Tlaxcala, Jalisco, Nuevo León, Zacatecas, Hidalgo, Querétaro, Tamaulipas, San Luis Potosí, Sonora, Aguascalientes y Chiapas.

Los árboles naturales importados están regulados sanitariamente por la NOM-013-SEMARNAT-2010 de las especies Pinus y Abies y la especie Pseudotsuga meziesii con el fin de garantizar su calidad fitosanitaria en la internación de estos productos (es decir que no contenga enfermedades que puedan afectar nuestros ecosistemas), esta Norma es de cumplimiento obligatorio.

Consume local y apoya a los productores mexicanos. Así también contribuyes al cuidado de nuestros ecosistemas forestales. Además, toma en cuenta algunas recomendaciones:

Cada mañana, previamente desconectado, rocíale agua con un atomizador, así evitarás que se reseque prematuramente. Mantén el árbol a una distancia mínima de un metro de cualquier fuente de calor como chimeneas o calentadores eléctricos. Compra luces de buena calidad que cumplan la Norma Oficial Mexicana NOM-003-SCFI-2000.

Evita conectar más de tres series en un enchufe y desconecta antes de dormir o salir de casa las series. Durante el día supervisa que no se calienten ¡Evitemos accidentes!

Vive unas fiestas seguras, económicamente viables, no te endeudes, cuídate y cuida a los tuyos. Recuerda que la pandemia continua y sobre todo ¡Se muy feliz!

Con todo nuestro cariño, te deseamos feliz Noche Buena y una Navidad excepcional.

#Informaciónconciencia, para Oliva Noticias Multimedios

Gladis Yañez y Rodrigo López de Sábados en la Ciencia de la Universidad Veracruzana.