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Nota: Si he visto más, es poniéndome sobre los hombros de Gigantes

💡 #InformaciónConCiencia Si he visto más, es sobre los hombros de Gigantes

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Publicado por Oliva Noticias en Miércoles, 13 de mayo de 2020

 

Si he visto más, es poniéndome sobre los hombros de Gigantes

¿Conoces la frase “Si he visto más, es poniéndome sobre los hombros de Gigantes”? Es una frase que se atribuye a Isaac Newton, y así es porque él la escribió en una carta donde reconoció que sólo había llegado a sus conclusiones sobre las propiedades de la luz, debido al trabajo pionero realizado por Descartes y Hooke. Con ello, proporcionó una de nuestras metáforas favoritas para referirnos al avance científico.

También puede ser también que la conozcas debido al libro de “A hombros de gigantes”, donde el gran físico teórico y divulgador científico Stephen Hawking, nos explica cómo Copérnico, Galileo, Kepler, Newton y Einstein construyeron las teorías que cambiarían nuestra forma de ver el mundo a partir de las ideas de sus antecesores.

Algunos estudiosos de la historia de la ciencia dicen que la frase no es original de Newton, y antes de pensar cualquier cosa del físico que descubrió la gravedad, pensemos en que cuando la escribió aún no se inventaba el formato APA. Bien, la frase se ha seguido hasta el francés Bernardo de Chartres, que vivió a principios del Siglo XII (1080-1130). Después se encuentra en “La anatomía de la melancolía” de Robert Burtonen, ya de 1624: «los pigmeos colocados en los hombros de gigantes ven más que los gigantes mismos».

Y bueno, la frase ha sido repetida una y otra vez en discursos de agradecimiento y reconocimiento a quienes nos preceden. Y así la utilizamos ahora para agradecer la labor de maestros y maestras que han dedicado gran parte de su vida a compartir con nosotros los conocimientos de estos gigantes desde que éramos unos pigmeos.

Los maestros y maestras que todos hemos tenido, nos han subido a esos hombros de gigantes. Y aunque la mayoría de nosotros nos quedamos como pequeños observadores de ese vasto universo de conocimiento, las personas que trabajan habitual y continuamente en ciencias y escriben todo lo que piensan, llegan a colocar sus hombros para que otros los suban.

Charles Darwin le decía a su hijo: “Muchas personas que son muy listas, mucho más listas que los descubridores, nunca originan nada. Hasta donde puedo conjeturar, el arte consiste en buscar habitualmente causas o significados de todo lo que ocurre. Esto implica una observación aguda y requiere el mayor conocimiento posible del tema investigado «. Cuando se le preguntó a Newton cómo había descubierto la Ley de la gravedad, respondió de la manera más simple: «pensando en ella continuamente».

Cuando observamos los avances científicos, culturales y artísticos, es evidente que se basan en la revisión, repetición, verificación y mejora de hallazgos pasados. Si es verdadero, para validar y mejorar, y si es falso, señalarlos como falacias obsoletas.

Como vemos, subir a los hombres de gigantes no sólo lleva a la ciencia  avanzar, también lo hace con la democracia, la sociedad y la libertad. Nos lleva una mejor visión de lo económico, legal, del orden social, de los derechos humanos y políticos de los pueblos y su gente. Y también evita que cometamos los errores que otros cometieron.

Sea como sea, los maestros siempre serán una parte «pequeña» o «grande» del éxito de sus estudiantes, a veces son los hombros en los que podemos subir, pero siempre la escalera para ello.

Los maestros y maestras desde el prescolar nos enseñan que en el aula, las estaturas son como lo dijo el pedagogo Juan Luis Vives (1492-1540) «No hay enanos ni gigantes, todos tienen la misma altura».

Nuestros maestros y maestras comprometidos con la enseñanza, nos muestran que debemos aspirar a ser los mejores, a establecer nuestros objetivos y a fijarnos un destino. El binomio alumno-maestro es una calle lógica de doble vía, con turnos en la enseñanza y el aprendizaje.

Es casi imposible imaginar un maestro o maestra sin estudiantes, quizás por ello en los inicios del confinamiento por la cuarentena todos nos sentimos un poco perdidos. El cambio drástico de rutina, no tener a la mano a mi docente que podía adecuar el conocimiento a mi tamaño, provocó sentimiento para unos de vacío para otros vacacional, para la mayoría de sinsentido. Aunque todos tratamos de adecuarnos desde nuestras propias burbujas al confinamiento. La situación mundial es poco alentadora.

La educación se ha visto particularmente afectada por la pandemia de COVID-19 impactando negativamente al 87.6% del total de alumnos matriculados en el mundo. Es probable que las tasas de deserción aumenten como resultado de esta interrupción masiva en el acceso a la educación.

Si bien los recursos de los países están respondiendo a otras necesidades críticas como la salud, el agua y el saneamiento, las necesidades educativas no se pueden olvidar y estas tienen un impacto igualmente perjudicial si no se abordan.

La calidad de los cases, que antes ya era diferencial entre estratos sociales en función de su ingreso, ha aumentado su brecha. Mientras hay niños que cuentan con televisión exclusiva, tabletas personales y familiares que los acompañan en el confinamiento dispuesto y capaces de dispersar sus dudas. La mayoría de los niños mexicanos no tienen acceso libre a las clases, se han quedado sólos en casa o en compañía de familias que pertenecen a la población en riesgo y no cuentan con alguien que les disipe sus dudas.

Las interrupciones en la educación pueden tener implicaciones graves a corto, mediano y largo plazo, especialmente para los más vulnerables. Existe un riesgo real de regresión para los niños cuyo aprendizaje básico (lectura, matemáticas, lengua materna, ciencias, idiomas, entre otros) no fue fuerte para empezar y que se encuentran tomando clases virtuales que están hechas para un conocimiento dentro de la media estadística.

Y millones de niños que ya han sido privados de su derecho a la educación por no tener acceso a ningún medio digital. Particularmente las niñas, están más expuestas a riesgos de salud y bienestar (tanto psicosociales como físicos) durante COVID-19. Los datos de feminicidios de niñas se han elevado durante el confinamiento, así como los de violencia familiar donde son las principales afectadas.

Particularmente las niñas y adolescentes tienen el doble de probabilidades de no asistir a la escuela en situaciones de crisis y enfrentan mayores barreras de acceso a la educación y vulnerabilidades como la violencia doméstica y de género cuando no están en la escuela.

Los maestros y maestras son para muchas niñas y niños más que hombros de gigantes, son reguladores de sus derechos y vigilantes de su bienestar. No como parte de sus funciones docentes, pero si como parte de la calidad humana y compromiso ciudadano que cada uno tiene con sus alumnos.

Otra población que se ve seriamente afectada son los niños y jóvenes con discapacidades o capacidad diferentes, la brecha entre la atención que reciben  debido al estrato y condición social al que pertenecen, se hace mucho más grande con la pandemia. En muchos casos son descuidados y tienen resultados educativos más bajos que sus pares, en el peor pueden estar viviendo una vida de maltrato y riesgo constante.

Los maestros y maestras no sólo enseñan, abordan problemas relacionados con la salud, incluida la salud mental y el apoyo psicosocial, de los que dependen los estudiantes más vulnerables para su bienestar y desarrollo a fin de aprender.

Para los niños que pertenecen a estos y otros grupos vulnerables, su maestra o maestro puede salvarles la vida, incluso sin saberlo. No sólo les brindan seguridad y protección durante las horas de clases, sino que también infunde esperanza para un futuro más brillante y le muestran los hombros de los gigantes a los que podrán subirse sin importar su condición.

Y aunque parece no haber una solución para volver a las aulas en un futuro inmediato. La educación debe continuar y los maestros y maestras tendrán que bucear en formas de aprendizaje alternativas, tan pronto como sea posible. También debe ser una prioridad en este momento proveer de los medios a todos los niños y niñas mexicanas, para garantizar que la interrupción de su educación sea lo más limitada posible.

Necesitamos urgentemente que nuestro gobierno volteé a ver a los maestros, padres y madres que no tienen donde dejar a sus hijos, y a otros cuidadores y genere medidas de apoyo. Con la asincronía entre el regreso laboral y el escolar, la violencia hacia las niñas y niños aumentará. La estrategia que se tome deberá contemplar las realidades diversas de nuestro país y no sólo las condiciones de los más acomodados.

Este 15 de mayo es un excelente momento para celebrar y también para reflexionar acerca del papel del docente presencial y entender que la educación virtual en niveles superiores puede funcionar. Pero para nuestros niños y niñas aun no existen las condiciones para garantizar ni el acceso a los contenidos, ni a otras de las funciones poco reconocidas de los docentes en el día a día de los pequeños.

La ciencia debería ser de gran interés para científicos y no científicos por igual. También un estímulo maravilloso para los jóvenes que piensan en una carrera. Sí y sólo sí,  se les permite acceder a estos contenidos desde pequeños en un ambiente de igualdad, inclusión, paz y seguridad. Para quien escribe estas líneas, estas cuatro condiciones son los hombros de los gigantes a los que debemos subir a los niños y niñas de nuestra nación y la función docente representa la escalera por donde transitarán a ellos.

Informando con ciencia  para Oliva Noticias Multimedios

Gladis Yañez y Rodrigo López de Sábados en la Ciencia.

 

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