 |
 |
70 años de Universidad Veracruzana
En términos humanos 70 años es toda una vida. La de José Emilio Pacheco, por ejemplo, que viajó casi pareja con este tiempo que hoy nos toca celebrar. Una tortuga galápago, longeva, puede llegar a vivir 200 años o más. El ahuehuete, árbol conocido también como sabino o ciprés de Moctezuma, vive unos 500 años promedio, pero en Santa María del Tule, Oaxaca, hay un majestuoso ahuehuete que exhibe un letrero -según el cual- el árbol tiene una edad superior a los 2000 años, estimación que lo pone más allá, incluso, de la era cristiana. Leyenda viva o realidad científica el viejo testigo nos invita a pensar en otros calendarios, en otras medidas de vida y muerte, en la diversidad de otros saberes y civilizaciones que nutren nuestra identidad con raíces olmeca, maya, mexica, zapoteca o totonaca, entre tantas otras. 500 años de conquista espiritual, territorial y de lengua, la misma que hoy nos sirve para comunicarnos como hispanoparlantes con giros y colores únicos en cada región del mosaico mexicano, y del propio mosaico veracruzano donde perduran vigentes las lenguas ancestrales. Hibridación y mestizaje. Universo y pluriverso conviven. La veracruzana reconoce y recupera nuestra fundacional diversidad.
En el universo los tiempos son relativos. El tiempo solar, el tiempo lunar y el tiempo terrestre son diversos. Los tiempos de Andrómeda y de otras galaxias que la ciencia y la ficción intentan explorar. El tiempo del cometa irrepetible y el efímero transcurso de una estrella fugaz captada por nuestra humana mirada al natural o por el potente ojo de un sofisticado observatorio astronómico.
El tiempo vertiginoso del colibrí, agitadísimo de la libélula, el tiempo de la mosca susurrante y del cocodrilo boquiabierto, el de la hormiga atareada y el parsimonioso tiempo del camello, tiempo de pastar y de rumiar, tiempo de estar y de ser. Siete décadas de siembra. Tiempo de aguas y de secas. Tiempo de soñar. Tiempo de fundar. Tiempo de recolectar la cosecha.
En el reloj de vida universitaria 70 años pueden ser pocos si se comparan con los años de existencia de otras universidades latinoamericanas y europeas. Y sin embargo, 70 años de universidad pública en el reloj de vida mexicano es un tiempo tan valioso, tan único y tan necesario, máxime cuando apenas celebramos 204 años de independencia de España y 104 años de Revolución mexicana. 70 años es un todo en movimiento.
Tiempo universitario y en estos primeros setenta años de vida las imágenes dan cuenta de un desarrollo vigoroso, constante y complejo, que intenta adecuarse década con década al propio desarrollo del país, del estado, de sus variadas regiones, ciudades, municipios y comunidades con cambiantes condiciones sociales, económicas y políticas.
La Universidad Veracruzana ha vivido 56 años en el siglo XX y 14 años en el XXI del calendario dominante. Le ha tocado vivir el tránsito al tercer milenio. Las nuevas tecnologías nos cambian la vida, la manera de concebir mundo y desde luego inciden en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. En nuestra universidad, los tiempos conviven: “Tradición e Innovación.”
Una iconografía porque “una imagen dice más que mil palabras”. Sin embargo, lo contrario también puede ser cierto: a veces, “una palabra dice más que mil imágenes”. Tal es el arte de los poetas que tejen infinidad de imágenes con su palabra mágica, única, fundacional. No olvidemos, por otro lado, que las imágenes dicen tanto porque las interpretamos los mirantes, y en esa representación suele intervenir -en silencio- un entrecruzamiento de lenguajes que desbordan la mera percepción sensorial.
Por ello este libro con el que la Universidad Veracruzana memora, reconoce, celebra y recupera 70 años de vida, es también un libro de palabras. Quisiera concentrar el resto de esta reflexión destacando ciertos aspectos de la presentación que introduce a todos los textos que acompañan esta iconografía.
El texto inaugural de la obra conjuga síntesis, conocimiento y visión. Es en efecto un texto rector. El que orienta la mirada, recupera el pasado, diagnostica el presente y señala tanto retos como rutas para el futuro. Es un texto que se nutre de la mirada antropológica, pondera el valioso pasado mexicano, reconoce lo diverso (el otro) pero, por fortuna para el lector, es un texto vivo, tejido con palabras que respiran y transparentan al ser humano que habla, no sólo a la funcionaria, sino a la universitaria que mira y se compromete. Se nos convoca a reconocer los logros del camino andado, sin renunciar a la responsabilidad de asumir la complejidad del momento presente, al tiempo que invita a ser creativos en el futuro, porque crear es innovar.
Me quedo con una tarea medular que se destaca desde la presentación del libro: el ejercicio cabal, profundo, sin concesiones de la autonomía universitaria. Ejercicio que transita entre el ser y el deber ser. Enfatiza el carácter y responsabilidad que se adquiere al ser una “universidad pública”, es decir, al servicio de la sociedad. Reconocimiento del tránsito responsable que pasa por la persona, la universidad, la sociedad, la nación y el mundo globalizado. Ejercicio democrático de responsabilidad compartida que acontece en un marco legal.
Concluye esta presentación Sara Ladrón de Guevara dando fe de la convocatoria que se hiciera a un grupo de conocedores y especialistas para ofrecer un panorama de estos 70 años, con una visión a la vez general y detallada, propuesta desde sus respectivas áreas y campos de conocimiento. La suma articulada de estas visiones es la que conforma las primeras doscientas páginas en las que la palabra y la imagen van de la mano:
- Una mirada al devenir histórico universitario
- Una lectura histórica de los espacios de la UV
- Una mirada reflexiva sobre el modelo de educación y su desarrollo conforme a la infraestructura y al tiempo de ejercicio de los diversos rectores
- Un breve recorrido por el Patrimonio universitario y sus acervos (tanto artísticos como bibliotecarios
- Una reflexión sobre la palabra que nos funda y da identidad vista a través de la labor editorial y la crítica literaria
- Un breve recuento de la riqueza y la variedad de grupos artísticos y artistas solistas que además de crear apoyan la difusión de las artes
- Una mirada al cine
- Una breve mirada al deporte
- Y por último, una interesante visión reflexiva de los procesos, momentos y significados que la “vinculación universitaria” aporta a la sociedad, a la vez que recibe -como retroalimentación- desde la sociedad.
.Es verdad que este recorrido privilegia las humanidades, las artes, la educación, e incluso, vale decirlo, tiene como eje profundo una visión antropológica. Pero eso es precisamente un rumbo congruente con la responsabilidad social que tiene la Universidad Veracruzana por ser universidad pública.
A lo mejor no están todos los que son, ni todos los que han sido, pero no pretende ser una visión exhaustiva. Creo que sería justo decir que no se trata de una obra maestra acabada, sino que su valor principal reside en ser un corte propositivo en un momento dado, el setenta aniversario.
Porque también es cierto que en la estructura del libro cabría reagrupar y diferenciar algunos apartados, como ocurre con cine y deporte que aparecen extrañamente juntos. O bien podemos decir que no están incluidas muchas de las figuras artísticas de la plástica veracruzana y de la gestión cultural que honran esta casa de estudios, ni todos los escritores, ni todos los dramaturgos… pero ello, me parece es más bien el reflejo de la tremenda riqueza de una universidad que permite una amplia y diversa producción artística.
Y para los hombres de ciencia o para los grupos de trabajo que desarrollan tecnologías de punta, para todas las ciencias en general me parece que el mensaje es claro: ciencia y tecnología al servicio del hombre, porque el espíritu de esta universidad, su luz, es humanista.
Tenemos entonces en esta publicación una obra de excelente factura que en las últimas cien páginas ensaya en imágenes la máxima que pide “innovar desde la tradición”, lograr un desarrollo unido y diferenciado, replicar el principio de autonomía dotando de poder de decisión a las regiones, seguir creciendo con responsabilidad y democracia.
Este es un libro que denota un proceso. Apenas un corte en el fluir del tiempo que nunca cesa. Es una propuesta que invita a seguir proponiendo con responsabilidad. A seguir generando tejido social universitario, a crear comunidad.
Cabe proponer entonces otro libro que recupere y reflexione sobre 70 años de labor editorial. O bien 70 años de la plástica, de la escena, de las letras. O mejor proponer, quizás, tres libros más:
- 70 años de Ciencia
- 70 años de Arte
- 70 años de Luz
Porque esos tres mundos interactuando entre sí conforman nuestra universidad en movimiento, en constante traslación.
Entonces sabremos que las imágenes dicen lo que las palabras callan, y viceversa. Sabremos que las palabras pintan de luz y color los mundos de la ficción, que ayudan a decir con precisión las verdades demostrables y argumentadas de las ciencias y de las tecnologías. Son apenas los primeros 70 años porque vista en perspectiva la Universidad Veracruzana es, aún, muy joven. Por ello celebramos estas primeras siete décadas y deseamos que sumen siglos. Muchos siglos. Que nuestro emblema siga germinando. Y que nuestra universidad, sea un ahuehuete, una ceiba o una palma de sabiduría milenaria. Por el bien de todos, por el bien común.
Daniel Domínguez Cuenca
Universidad Veracruzana
Región Veracruz, USBI Veracruz
Reflexionario Mocambo
Lunes 03 de noviembre de 2014
