- El catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México mencionó que esta práctica llegó al texto constitucional en el país, lo cual genera nuevos retos
- Impartió una conferencia en el auditorio “Héctor Fix Zamudio” del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Veracruzana (UV)

Luis Enrique Pereda Trejo dictó una conferencia en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UV
Carlos Hugo Hermida Rosales
Fotógrafo: Omar Portilla Palacios
22/08/2025. Xalapa, Ver. “La posverdad en la experimentación constitucional supone un grave riesgo a los derechos humanos de la población, pues en la práctica un juez no encontraría los elementos justos para emitir una sentencia impopular, afirmó Luis Enrique Pereda Trejo, docente del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Al impartir una conferencia en el auditorio “Héctor Fix Zamudio” del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Veracruzana (UV), el catedrático explicó que la posverdad –término nombrado palabra del año por el Diccionario Oxford—, se refiere a la manipulación o alteración de las emociones para presentar argumentos como ciertos y moldear los comportamientos de la población.
“Siempre ha existido, y se había mantenido dentro de los confines del discurso político, pero en México llegó al texto constitucional y eso genera una serie de problemas nuevos”, aseguró.
El jurista mencionó que el uso de la posverdad en el marco constitucional da pie a la implementación de ocurrencias o ideas sin ejercicios comparables, antecedentes legislativos o estudios de dictamen previos, como fue el caso de la reforma judicial o la puesta en marcha de la prisión preventiva oficiosa.
“La reforma judicial en México detonó la idea de que todos los jueces eran corruptos y los culpables de que muchos criminales peligrosos estuvieran en libertad”, resaltó.
Luis Pereda enfatizó que este proceso deja un precedente negativo, y sirve de mal ejemplo a los gobiernos de otros países que quieran obtener más poder en detrimento de los derechos humanos de la población.
“Que la posverdad sea el principal componente de los discursos políticos es dañino para la vida pública pues confunde, engaña y hiere, pero que sea la tinta con la que se reforma nuestra constitución es mucho peor, porque genera enunciados normativos deslumbrantes, tan sólidos como columnas de humo”, aseguró.
El docente declaró que toda posverdad disfrazada de norma constitucional es un incumplimiento de la obligación del estado de reconocer los derechos humanos y respaldar su protección.
“Es una omisión peligrosa, porque lo que está detrás de eso es el disfrute de nuestras garantías”, añadió.
El experto instó a quienes conforman la academia a señalar cómo se ha introducido posverdad en el texto constitucional a partir de experimentaciones contradictorias entre sí.
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