- Existen pocos doctores en ciencias de la computación en nuestro país, comparado con otros como Singapur
- Giner Alor, académico nivel III del SNII, impartió conferencia en la Universidad Veracruzana

Giner Alor, investigador del Instituto Tecnológico de Orizaba, impartió conferencia en la Universidad Veracruzana
David Sandoval Rodríguez
Fotos: Luis Fernando Fernández
23/09/25, Xalapa, Ver.- La investigación en México se desarrolla principalmente en los posgrados, por ello es importante conocer las condiciones para publicar resultados, aseveró Giner Alor Hernández, profesor e investigador de la división de posgrado del Instituto Tecnológico de Orizaba.
Invitado por el Doctorado en Ciencias de la Computación de la Universidad Veracruzana (UV), el académico integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) nivel III, que cuenta con el registro de cinco patentes internacionales, impartió la conferencia “Importancia de la investigación y publicación científica en estudiantes de doctorado”.
Dentro del Seminario de Difusión de Investigación en las ciencias de la Computación, su charla fue para el alumnado presente en el auditorio de la Unidad de Economía, Estadística e informática.
Alor Hernández señaló que en México se registran menos de mil doctores en ciencias de la computación, hecho relevante si se considera que Singapur registra un número similar, pero es habitado por 5.8 millones de habitantes, mientras que nuestro país lo habitan 130 millones de personas aproximadamente.
Destacó que, en nuestro país, la investigación que se desarrolla en las instituciones de educación superior ocurre principalmente en el nivel de posgrado.
Respecto a lo que implica la investigación, retomó la definición del Manual de Frascati, que sirve como referencia a los países miembros de la OCDE: “la investigación y desarrollo experimental comprende el trabajo creativo y sistémico realizado con el objetivo de aumentar el volumen de conocimiento y concebir nuevas aplicaciones a partir del conocimiento disponible”.

Asistieron al auditorio de la Unidad de Economía, Estadística e informática estudiantes y profesores del Doctorado en Ciencias de la Computación
De los criterios básicos que definen lo que implica la investigación, recalcó que son su enfoque novedoso, creativo, incierto, sistemático, transferible y reproducible.
Precisó que una publicación científica es el resultado de una investigación y a su vez presenta hallazgos nuevos u originales, también puede enfocarse a reflexionar sobre resultados publicados previamente o expone una revisión a un tema concreto.
Existen diferentes tipos de publicaciones científicas y las patentes registradas también se cuentan, en su caso como producción tecnológica.
Contó que hay diversos criterios para valorar las publicaciones; el primero es el impacto de las revistas científicas, calculado a partir de las citas que reciben los artículos y, si bien es un primer referente, opinó que debe privilegiarse el prestigio de la editorial, la revista, simposio o congreso.
En el caso de las patentes, el criterio principal para destacar es el valor económico que generan o pueden generar, mientras que, para ambos, tanto artículos como patentes, el hecho de recibir premios y distinciones por ellos, puede ser un factor determinante en su divulgación.
Las más reconocidas son aquellas que se publican en revistas con alta incidencia, generalmente son de carácter internacional y con escritos en lengua inglesa, por ello es primordial valorar y realizar una buena elección sobre a cuál revista se enviará el texto, dado que se debe enviar solamente a una.
“El factor de impacto no es lo más importante”, puntualizó, “lo más importante es el ranking en el que se ubica la revista”.
Advirtió también que una investigación puede quedar desfasada antes de publicarse por lo que se deben tomar en cuenta las temporalidades de las revistas: hay algunas que se publican semestralmente; para ellas el tiempo de espera puede ser entre un año y año y medio para publicación, mientras que, en las revistas mensuales, el tiempo de espera puede ser de tres a cuatro meses, siempre y cuando sean aprobadas por sus comités editoriales.
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