- Olivia Márquez, académica del Instituto de Investigaciones Forestales, impartió conferencia en el Centro de Investigaciones Tropicales
- Destacó la obtención de una patente por un metabolito vegetal con propiedades plaguicidas

Olivia Márquez, académica de la Facultad de Ciencias Agrícolas, impartió conferencia en el Citro
Texto y fotos: David Sandoval Rodríguez
11/06/2025, Xalapa, Ver.- Debemos volver al uso de sistemas agrícolas como la milpa, además de impulsar el uso de plaguicidas de origen biológico, afirmó Olivia Márquez Fernández, académica del Instituto de Investigaciones Forestales y de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Veracruzana (UV).
En el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), la también Doctora en Neuroetología por la UV dictó la conferencia “Los metabolitos secundarios de plantas: fuentes de fármacos y bioplaguicidas” y relató sus hallazgos, así como el registro de una patente para la máxima casa de estudios sobre un compuesto orgánico que tiene propiedades anticancerígenas.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, para facilitar la obtención de granos se dio prioridad al monocultivo y al uso de plaguicidas de origen artificial como el DDT, cuya toxicidad se ha comprobado en múltiples estudios y ya está prohibido en Europa y Estados Unidos, señaló.

En sus investigaciones encontraron propiedades plaguicidas de la planta chayotillo, por lo que se logró un registro de patente
Por otro lado, en México ha persistido el sistema de la milpa, como un método de cultivo en el que interactúan varias especies de plantas y hongos.
“Debemos de rescatar el conocimiento, identificar las especies clave que interactúan y preservarlas”, expresó la ponente.
Las interacciones biológicas entre plantas y hongos ocurren como una forma de comunicación, a través de moléculas orgánicas conocidas como semioquímicos, compuestos que pueden extraerse del organismo o producirse sintéticamente para imitar el compuesto natural.
Sus principales aplicaciones están en el manejo de plagas, ya que se utilizan para monitorear dichas poblaciones y repelerlas como alternativa al uso de los pesticidas químicos.

La investigadora recalcó la importancia de conocer la biodiversidad y las interacciones entre plantas y hongos
También se usan para detectar y cuantificar la presencia de plagas en cultivos y sus entornos, así como para la elaboración de trampas y sistemas de repulsión que los alejen de los cultivos.
Uno de los metabolitos secundarios más conocido es el ácido salicílico que se extrae de la corteza del sauce blanco y desde 1930 la empresa Bayer lo patentó, añadiendo una molécula de acetil para elaborar un analgésico: la aspirina.
Otro ejemplo es el compuesto que se extrae de la planta Quinina, el cual sirve como analgésico, a los que se suman los flavonoides, presentes en árboles frutales, cuya función es atrapar los radicales libres y contrarrestarlos.
Los metabolitos que producen los hongos se han utilizado para elaborar antibióticos, inmunomoduladores, enzimas y vitaminas.

Olivia Márquez dijo que el sistema agrícola de milpa permite la interacción y preservación de la biodiversidad, a diferencia del monocultivo
Respecto a la patente registrada, Márquez Fernández refirió que al detectar las propiedades de los metabolitos de la planta conocida como chayotillo se solicitó y obtuvo el registro relacionado con su capacidad para atacar plagas hematófagas –que se alimentan de sangre– como las garrapatas, pulgas y piojos.
Otra planta que han analizado es la conocida como calabacilla, dado que se detectaron propiedades anticancerígenas cuando se investigaban sus propiedades plaguicidas.
“Quiero dejarles la idea de conocer la biodiversidad y la naturaleza, conocer los biomas y dejarlos ser”, expresó, “porque las mismas plantas se autorregulan y los productos naturales derivados de plantas también tienen aplicaciones novedosas, como alternativa al uso de fármacos”.
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