Cultura

Me siento honrado y agradecido con la UV: Emmanuel Solís

  • Fue reconocido con el Premio “Arte, Ciencia, Luz” al mejor trabajo recepcional 2022, en el nivel Maestría, del Área Académica de Humanidades 
  • En su tesis abordó el tema de la desaparición de personas en el país, visto a través del documental 

 

Emmanuel Solís, egresado de posgrado del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación

 

Paola Cortés Pérez 

Fotos: Cortesía Emmanuel Solís Pérez 

12/12/2022, Xalapa, Ver.- Emmanuel Solís Pérez, egresado de la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación que imparte el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la Universidad Veracruzana (UV), expresó sentirse honrado y agradecido con esta casa de estudios por la apertura e innovaciones académicas para dejar a sus alumnos explorar nuevos horizontes. 

Su trabajo de investigación intitulado “Contranarrativas de la desaparición de personas: estrategias cinematográficas en los documentales Ausencias (2015) y Tempestad (2016) de Tatiana Huezo”, fue reconocido con el Premio “Arte, Ciencia, Luz” al mejor trabajo recepcional 2022, en el nivel Maestría, del Área Académica de Humanidades. 

“Me sorprendió recibir el reconocimiento, no lo esperaba. En estos momentos en que curso el Doctorado en Estudios Latinoamericanos en Territorio, Sociedad y Cultura, en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, me motiva mucho. 

”Las experiencias que tuve en el posgrado del CECC fueron determinantes en mi formación, estoy agradecido con la institución y con cada miembro del centro porque en cada sesión y clase hubo algo con lo que me quedé y lo proyecté en la investigación.” 

Consideró que los trabajos recepcionales deben tomar en cuenta a las personas que están alrededor e invitó a los estudiantes a interesarse en los temas y corporizarlos, hacerlos suyos y vivirlos, a fin de ver rutas distintas con el rigor académico necesario y no sólo ser una réplica de los fenómenos. 

Dijo que se trató de un trabajo colectivo con las víctimas y los profesores del CECC; con apoyo de Fabiola Pensado –madre de Yosemar Pensado, quien está desparecido–; Adriana Pozos Barcelata, experta en el tema, y Elissa Rashkin, investigadora del centro que “fueron determinantes”, declaró. 

 

En su trabajo de investigación hace un análisis y reflexión sobre la crisis de desapariciones a través del material cinematográfico

 

Representar la desaparición de personas en el cine documental 

Emmanuel Solís contó que el tema de su investigación: crisis de la desaparición de personas, surgió mientras cursó la Especialización en Estudios Cinematográficos, donde hizo un ejercicio de análisis de la filmografía de Tatiana Huezo Sánchez, directora de cine salvadoreña. 

La experiencia lo motivó a profundizar en el mismo al cursar la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación. Trató de darle la vuelta al problema social para conocer cómo se representa en la producción cultural, específicamente en el cine y documental. 

Como parte de su investigación, hizo un recorrido histórico de cómo se instauró, se desbordó durante la era de la guerra contra el narcotráfico y cómo ahora hay un subgénero documental dedicado a los casos de desaparición que presentan constantes como: madres buscadoras, fotografías representando a quien no está presente, colectivos de búsqueda y conformación de comunidades. 

“Tatiana Huezo me sirvió como un estudio paradigmático en donde se pueden ver las buenas prácticas de representación de estos casos. El hecho de ver tantos videos en Internet y en cine de una madre llorando por su hijo desaparecido, puede naturalizar el fenómeno y abonar al entumecimiento social.” 

Dijo que el proyecto fue posible gracias al apoyo y ayuda de Adriana Pozos, quien estuvo al frente de la Comisión Estatal de Búsqueda y lo vinculó con Fabiola Pensado, madre, líder y activista en la búsqueda de personas desaparecidas en Veracruz. 

Con respecto a los retos que implicó realizar dicha tesis, compartió que fueron: poder interpretar bien y dignamente los dolores de todas las familias, evitar la naturalización, pensar en cómo mover a la sociedad y qué hacer para cambiar esta situación. 

También, escuchar a personas que buscan a sus familiares desaparecidos y saber que están verdaderamente solas, no sólo por sus ausentes sino por la impotencia que sienten ante las prácticas del Estado y del gobierno. 

“Ellos tienen que salir todos los días a buscar restos humanos en el campo, lo que es una práctica dolorosa. Recibí mucha motivación e inspiración de su parte.” 

Mencionó que como parte de las aportaciones y resultados está la identificación de tres tipos de documentales: aquellos elaborados desde el periodismo; el cinematográfico, hecho con equipo profesional de producción audiovisual, guion, rodaje y edición; y los de autorrepresentación, provenientes de grupos y colectivos. 

 

Para realizar el estudio contó con el apoyo de la activista Fabiola Pensado, Adriana Pozos, Elissa Rashkin y profesores del CECC

 

También está el listado de documentales a partir de una línea de tiempo que parte de 2006 –inicio de la declaración de la guerra contra el narcotráfico– hasta abril de 2021. Para ello, rastreó la producción cinematográfica y documental: primero sobre violencia, que arrojó mil 122 productos, de ellos registró 60 que tocan la desaparición. 

“Un dato importante es darse cuenta de que el caso Ayotzinapa fue fundamental para que la representación documental se diera y fuera en aumento, lo cual también sucedió con las prácticas de búsqueda por parte de las familias y colectivos.” 

Asimismo, realizó una división de temporalidades entre la desaparición provocada por el Estado de mediados del siglo XX e inicios del XXI –conocida como Guerra Sucia– y las desapariciones contemporáneas, que son directamente ocasionadas por otros actores como los grupos criminales, pero el Estado también es responsable por la poca capacidad que tiene para resolver y encontrar a los culpables. 

Actualmente, Emmanuel Solís estudia los procesos migratorios en la frontera sur. Existe una categoría que se denomina desaparición social, la cual engloba un espectro de múltiples desapariciones simbólicas y metafóricas. 

“Es la gente que no vemos y desaparecemos del mapa: ancianos, los que tienen casa, los enfermos, las comunidades indígenas desplazadas y los migrantes. La cuestión de la representación no la dejo a un lado. 

”Aunque desparecen socialmente, están ahí, los migrantes se hacen presentes con las movilizaciones, caravanas y denuncias ante el Instituto Nacional de Migración.” 

Con el seguimiento de estos casos pretende hacer un registro audiovisual de estos fenómenos sociales; pensar en los cuestionamientos críticos sobre cómo representar a estos grupos sociales que atraviesan por niveles de precariedad, invisibilización y/o abandono; cómo son representados en los medios de comunicación además de cómo son vistos y entendidos. 

“La cuestión de la representación no la dejo a un lado”, puntualizó.