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Literatura infantil, invitación constante a reinventar el mundo

  • Genera felicidad en niñas y niños, y a las personas adultas les reconecta con la sensibilidad, añadió el escritor Adolfo Córdova
  • Emmanuel Rodríguez, profesor bilingüe, habló de la importancia de promover la literatura y lectura en las zonas rurales, pero hacerlo con narraciones propias del contexto en el que viven

 

Jomshuk, Niño y Dios Maíz en Nuntajiiyi (Popoluca), de Adolfo Córdova, publicado por Ediciones Castillo

Jomshuk, Niño y Dios Maíz en Nuntajiiyi (Popoluca), de Adolfo Córdova, publicado por Ediciones Castillo

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

Fotos: César Pisil Ramos

16/09/2022, Xalapa, Ver.- “Cada niño y cada niña que llega al mundo es una oportunidad de volver a empezar y la literatura infantil puede acompañar esa renovación”, con esa convicción el escritor y promotor cultural Adolfo Córdova emprende propuestas que van de la ciudad al monte, y viceversa.

El también periodista e investigador independiente especializado en literatura infantil y juvenil, así como creador del blog https://linktr.ee/linternasybosques, compartió sobre el tema en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2022, de la Universidad Veracruzana (UV).

Al preguntarle por qué debería verse como importante para una sociedad la creación y promoción de literatura infantil, comentó que tendemos a pensar –las personas adultas– que los niños y niñas llegan a un mundo donde ya todo está montado y ellos y ellas tienen que jugar un papel ya asignado, sin darles la posibilidad de inventar ni improvisar.

“Las cosas funcionan así y tú tienes que integrarte a este mundo, y adaptarte”, pareciera que les dicen.

Por el contario, para él la literatura infantil debe verse como “una invitación constante a reinventar su mundo, a cambiarlo y hacerlo crecer; a –por supuesto– pasar momentos difíciles, porque las infancias tienen mucho trabajo que hacer, porque llegaron a un mundo de adultos y tienen que estar adaptándose a nuestros tiempos y reglas”.

Se dice convencido de que nuestra sociedad –en general, en el mundo entero– no está diseñada para que las infancias tengan voz: “Siento que es una tarea pendiente: seguimos viviendo en sociedades que giran alrededor de los adultos y cuando hacemos libros para niños y niñas, en realidad también estamos reconectándonos con una sensibilidad que nos puede ayudar a ser más tolerantes, sensibles, empáticos, abiertos al juego, al humor.

”Eso es lo que nos enseñan constantemente, con sus ojos de asombro que descubren el mundo.”

En particular, en México estamos viviendo una crisis vinculada a la precariedad y a la inseguridad, pero a las infancias “nadie les pregunta ‘¿cómo te sientes?, ¿cómo estás?’”; precisamente, insistió, la literatura infantil intenta acompañarles.

Al plantearle si se ha imaginado qué pasaría si en naciones, como México, se le diera a la literatura infantil el valor que realmente tiene y se distribuyera en todos los escenarios posibles –rurales y urbanos–, contestó sin titubear y entre risas:

“No quiero sonar simplista ni romántico, pero sería un país con niños y niñas más felices, más seguros de crecer sin la soledad e incertidumbre con la que crecen muchos y muchas; se sentirían seguros y acompañados, y más capaces de vivir su infancia con libertad.”

Con ese espíritu escribió Jomshuk, Niño y Dios Maíz, publicado por Ediciones Castillo en 2019. Un poema ilustrado y en español que recoge la versión que escuchó de su hermano y personas de la comunidad Piedra Labrada.

“Vivimos en sociedades que giran alrededor de las personas adultas”, dijo el Adolfo Córdova

“Vivimos en sociedades que giran alrededor de las personas adultas”, dijo el Adolfo Córdova

 

Dada la buena acogida, fue posible tener una segunda edición este año, pero no en español sino en nuntajiiyi –despectivamente, popoluca–, la lengua materna de algunas comunidades de allá. “No se trata de una obra bilingüe”, aclaró.

Un mito que, muchos de años después, llegó a las letras
La traducción al nuntajiiyi de esta segunda edición es de Emmanuel Rodríguez, profesor de la Escuela Primara Indígena “Benito Juárez García” de la localidad Hilario C. Salas, municipio de Soteapan.

Ambos asistieron a la FILU 2022 para presentar esta nueva propuesta editorial y explicaron que se trata de un mito de origen que es muy narrado en comunidades de la sierra de Santa Marta, por lo cual son múltiples las versiones –tal cual es la tradición oral–.

“Esta narración es un mito de origen que nos da identidad a nosotros, como pueblo hablante de la lengua nuntajiiyi, que somos descendientes de la cultura olmeca y que vivimos aún en esta región de la sierra Santa Marta, donde la tradición oral está presente”, destacó el profesor. 

De acuerdo con él, un problema más al que debe enfrentarse la literatura infantil en países como México es el proceso de castellanización vigente desde la conquista. “A los niños se les sigue enseñando en español y no hay esta pedagogía indígena de que los niños aprendan en su lengua y desarrollen el bilingüismo”.

De pronto, se habla de pueblos indígenas, pero no se reconoce esa identidad, “en una palabra nos quieren englobar a todos, cuando en realidad tenemos diferencias”, dijo.

Por ello, libros como Jomshuk, Niño y Dios Maíz abren camino para fomentar y crear la tradición escrita en las lenguas originarias. “Es un libro atrevido: estamos pasando de la tradición oral a la escrita y después abriendo un nuevo género, el poético, el literario”.

Varios son los puntos que destacó Emmanuel Rodríguez: que se retome un mito de origen; que se plasme en literatura lo que por mucho tiempo ha circulado sólo de manera oral; que al escribirse en la lengua originaria fortalece la identidad al tiempo que promueve la lectura y escritura nuntajiiyi –que significa lengua verdadera o el que habla con la verdad–.

Jomshuk forma parte de su religión indígena, es el maíz, pero no cualquiera, sino “el propio”. Las personas mayores al transmitir este mito destacan que se trata de hechos verdaderos, “no es un cuento, pasó en verdad”, recaló el profesor seguro de sí.

Jomshuk es la fuente para que el niño entienda que tiene un mito de origen”, insistió. Incluso, lo ve como un recurso para decirles que “son valiosos, tienen una historia, parte de su identidad está reflejada en la tradición oral y que ese contexto –el monte de la sierra de Santa Marta– debe ser protegido, conservado.”