- El poeta, ensayista, novelista y traductor participó en la FILU
- En un encuentro con universitarios, compartió experiencias de sus estancias en el extranjero

El poeta, ensayista, novelista y traductor, Rogelio Guedea, sostuvo una charla con universitarios, a quienes compartió sus experiencias de estancias en el extranjero
José Luis Couttolenc Soto
Fotos: Rodolfo de Jesús Pérez Carmona
31/05/2025, Xalapa, Ver.- Rogelio Guedea, poeta, ensayista, novelista y traductor mexicano, estuvo en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) de la Universidad Veracruzana (UV), donde participó en un encuentro con universitarios, a quienes compartió vivencias, así como los sentimientos que afloraron, en sus distintas estancias en el extranjero.
En su opinión, cada viaje es una experiencia poética profunda, “cuando te vas, dejas muchas cosas que vas a extrañar, pero empiezas a resignificar y a ver de otra manera”, dijo el escritor para luego explicar que muchos de sus libros –es autor de más de 50– reflejan su verdadero sentir y sufrir en calidad de extranjero, de estar lejos de la familia y la cultura propia de su país.
Rogelio Guedea, actualmente profesor en la Universidad de Colima, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, así como del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), se ha hecho acreedor a nueve premios de carácter nacional e internacional y sus obras han sido traducidas al inglés, francés, italiano, griego, portugués y chino.
Apuntó que siempre está a la búsqueda de la poesía, pero no en la imagen o metáfora, sino en la creación de atmósferas poéticas; “cuando se viaja se conocen nuevas personas, se recorren nuevas calles, y aún dentro de mi propia ciudad voy viendo a través de las diferentes ventanas; por ello la vida es maravillosa, porque es inagotable y misteriosa, en todo eso está la poesía, lo literario”.

Cada viaje es una experiencia y enseñanza profunda, aseguró el escritor, quien es autor de más de 50 libros
Compartió que su primera experiencia fuera del país fue a los 16 años, en la High School de West Covina, California. “Fue mi primer gran choque cultural, social y emocional, que tuve en mi vida”; años después y en edad adulta siguieron otras experiencias en España y Nueva Zelanda, cada una dejando huella en su vida y dándole oportunidad de escribir desde la soledad sobre los diferentes géneros que domina.
Mencionó que a su regreso a México empezó a sentirse un extranjero en su propia ciudad, “pero cada viaje fue una experiencia profunda; aprendí a relativizar las cosas, me hizo más tolerante, me dio más sentido de solidaridad, de entendimiento de la condición humana, no todo es lo que creemos o decimos, lo que para nosotros aquí puede ser un pecado mortal, como besar a alguien en la plaza pública, en otro lugar es lo más hermoso que pueda haber”.
Para concluir, el escritor dio lectura a uno de sus poemas del libro Ni siquiera el tiempo, que escribió durante su estancia en España, “en aquellos momentos de soledad”.
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