Cultura

Literatura hondureña, inmersa en muerte, destierros y suicidios

  • Carlos Ordóñez, director editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, dictó ponencia en la FILU 
  • Expuso las serias dificultades que enfrentan los escritores en pleno siglo XX, como recurrir a otras profesiones para sobrevivir

 

Por vía remota, Carlos Ordóñez, de la UNAH, habló sobre los encierros, destierros y entierros de la literatura hondureña

 

Claudia Peralta Vázquez 

Fotos: César Pisil Ramos 

 19/05/2023, Xalapa, Ver.- “El panorama de la literatura hondureña del siglo XX está caracterizado por el destierro y el encierro. A finales del siglo XIX y la primera década del XX, encontramos entierros acompañados de producciones literarias escasas, aunque en mayor cantidad que la de muchas generaciones posteriores”, declaró Carlos Ordóñez, director editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). 

Al participar por vía remota en el Foro Académico “Puentes y fronteras: migración, cultura y derechos humanos” de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2023, el docente dictó la conferencia magistral “Encierro, entierro y destierro de la literatura hondureña”, moderada por Rodrigo García de la Sienra, investigador del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana (UV). 

En la Sala Anexa de Tlaqná, Centro Cultural, integrantes de la comunidad universitaria y público en general escucharon la transmisión de la ponencia en la que Carlos Ordóñez expuso las serias dificultades que enfrenta este gremio para sobrevivir hoy en día. 

“El mejor camino para la proyección de los creadores, escritores, libreros y editores es la educación en general, tenemos serias dificultades para salir de nuestras fronteras, en pleno siglo XX en que la inteligencia artificial avanza en una forma acelerada, nosotros tenemos que seguir encerrados en nuestra realidad.” 

Comentó que las dictaduras de su país han agravado esta problemática. Es el caso de los escritores que entre 1932 y 1948 vivieron en carne propia los encierros, entierros y destierros ordenados por Tiburcio Carías Andino, representante de una de las etapas represoras más crueles y tiranas de Honduras, todo por no alinearse a su ideología. 

A propósito del tema, evocó versos escritos por el poeta hondureño Roberto Sosa, fallecido en 2011: “Todo llega tarde a la pequeña plaza de la literatura hondureña, menos la muerte”; “La historia de Honduras se puede escribir en un fusil, sobre un balazo, o mejor, dentro de una gota de sangre”. 

Ésas son circunstancias de tipo sociológico y psicológico que, como un cáncer, rodean al creador hondureño, por lo tanto afectan la construcción de una literatura a pulso, subrayó Carlos Ordóñez. 

“Los más importantes de esa época han padecido suicidios, exilios, destierros y encierros, se trata de un fenómeno en el que concurren los principales autores de la literatura hondureña.” 

 

En la Sala Anexa de Tlaqná, Centro Cultural, tuvo lugar la ponencia moderada por Rodrigo García de la Sienra, investigador de la UV

 

A manera de ejemplo mencionó la vida del poeta Nelson Merren, autor de Calendario negro y Color exilio, quien dejó dolorosos y desgarradores versos escritos en sangre, en los que también expresaba una fuerte crisis existencial. 

Al final, logró su tan anhelado destierro a Nueva York, no sin antes expresar el odio hacia su país al que juró nunca más regresar. 

Por éste y otros casos, la lista de desterrados sería larguísima si se incluyera a músicos, dramaturgos, científicos y docentes de las universidades, expuso el conferencista. 

Así como él, muchos tuvieron que emigrar hacia México o Estados Unidos, y muy pocos a Europa. 

En la actualidad, y ante las nulas posibilidades de vivir de su propia cultura, han buscado cobijo en otras profesiones. Por lo tanto, deben recurrir a la diplomacia, abogacía, al periodismo o a la docencia. 

“Son circunstancias que se siguen viviendo hasta el día de hoy. En esta realidad latinoamericana, el escritor tiene que ganarse el pan de alguna manera, no puede vivir específicamente de su literatura.” 

Otra situación que pone en desventaja a dicha nación, son los altos índices de analfabetismo que imperan hasta en el nivel universitario, lo cual da como resultado un país con uno de los sistemas educativos más atrasados de Centroamérica.