De películas y plataformas streaming para repensar proyectos de investigación

En la entrega anterior tuve ocasión de compartir con ustedes algunas reflexiones en torno a la forma en que los contenidos audiovisuales permiten el acceso a información que, siempre que se asuma una mirada crítica y reflexiva, puede abonar a las formas de entendimiento de ciertos problemas o fenómenos; razón por la cual, desde nuestra condición de sujetos epistémicos, podemos resignificar lo encontrado en plataformas streaming o de videos, de cara a la construcción de un objeto de conocimiento.

En esta entrega, sin que sea la continuidad de aquello, considero pertinente desplegar la razón y la emoción para apuntar sobre aquellos caminos que, en el contexto de la investigación, Mitos, creencias y nuevas expresiones de fe en las mentalidades de América Latina. Un estudio desde escenarios digitales (del que ya he hablado en un puñado de publicaciones en este mismo espacio), he venido tomando cual suerte de método, para proveerme de conocimientos empíricos.

Y es que quienes están en un proceso de planeación y diseño de un proyecto de investigación, debe saber que no solo la mente y nuestras miradas se alimentan por lo que se lee, sino también por lo que se ve, se escucha y se siente (sobre esto espero escribir en la siguiente entrega).

De tal suerte que, al calor de lo que vislumbraba sobre este proyecto, y tras un año y medio de estar leyendo textos especializados en mitos, leyendas, creencias que me permitieron acercarme a libros sobre la historia y la sociología de las religiones, sobre los mitos del mundo (de Grecia a Latinoamérica pasando por otras culturas que nos han provisto de este tipo de conocimientos) a través de la Antropología y la filosofía; destacando -significativamente- obras sobre las creencias desde mirada teológicas y psicológicas, decidí era tiempo de conjugar tal pesquisa documental y formal para el acercamiento a un objeto de conocimientos en ciernes, con la parte emocional que pudiera entrar a través de mi mirada.

Fue así que me dispuse a consumir, a ver, a reflexionar sobre todo aquel contenido que, a través de seriales televisivos, de películas, de documentales, podía ofrecerme el mercado audiovisual. Así, pude llegar a un importante número de producciones ligadas a mitos, leyendas, creencias, religiosidades, espiritualidades, cosmogonías, mitologías que desde la ficción y la recreación de historias verídicas o basadas en hechos reales, me ofrecía lo mismo Netflix, que Prime Video, HBO Max, incluso YouTube.

Si bien he visto decenas en el último año, sin duda las que jugaron un papel importante por el nivel de problematización a que me llevaron, fueron propuestas como Dark, Stranger Things y Juegos de tronos, sobre las cuales ya escribí un texto para habla ellas y las experiencias de consumo que con este tipo de propuestas tienen los públicos consumidores para construir experiencias de comunidad y nuevos protagonismos como generadores de saberes.

A partir de aquellas, vinieron miniseries como Misa de medianoche, junto a películas como Ruega por nosotros (Evan Spiliotopoulos, 2021) y La aparición (Giannoli, 2018), esta última una cinta que me permitió proponerle a un amigo que de teología sabe mucho, que la viera para que la analizara junto a mis estudiantes y los docentes que colaboran en este estudio. Como estas, del Expediente Warren, he podido ver El Conjuro I y II, La monja y la de la famosa muñeca terrorífica, he visto un par de ellas; a las que se han sumado muchas sobre apariciones marianas y relacionadas con el ocultismo, la brujería o el chamanismo.

Pero los documentales también han tenido cabida, lo mismo para ver la reconstrucción histórica que se hace de algún evento vinculado a la aparición de divinidades, de fenómenos extraordinarios ligados a lo paranormal o alguna conspiración, incluidos -por supuesto- muchas que hablan de contactos extraterrestres, abducciones, avistamientos, tanto como las que permiten reflexionar en torno a los resquicios o meandros sobre los que la ciencia convencional poco habla: El poder de la intuición, Inner Worlds, Outer Worlds, El misterio de la fe, El poder de los mantras, entre muchos otros trabajos que indagan sobre temáticas que revelan las múltiples formas en que las creencias nos han acompañado desde siempre, muchas de las cuales han sido de un profundo aprendizaje que me han permitido ampliar el horizonte desde el cual vengo comprendiendo las texturas y porosidades de mi objeto de interés; incluidos productos donde se hablan de sectas religiosas y que practican el ocultismo.

Hasta ahora, seguimos reconociendo la complejidad y lo arduo de un proyecto que nos desnuda o muestra como seres humanos, en un contexto posmoderno que ha permitido a la New Age ser un movimiento revelador de hechuras, prácticas y hábitos alrededor de una cosmovisión contemporánea como desde la academia y la vida común, poco imaginamos. Hoy, tras dos artículos publicados: Creencias y redes sociales: la reinvención de lo popular en las narrativas digitales y La comunicación en la construcción de mitos y creencias entre usuarios de medios digitales, a los que se va a sumar próximamente uno que está prácticamente listo para ser sometido a consideración de una publicación periódica, nos hemos dado la ocasión de compartir hallazgos y reflexionar sobre mitos, creencias, leyendas, de todo tipo.

Así las cosas, seguimos leyendo mucha literatura especializada, seguimos viendo muchas películas, series y documentales sobre estos tópicos, en el entendido que el objeto de nuestro interés, merece la pena seguir descubriendo o afinando, a través de múltiples fuentes como las que hoy disponemos a un clic. Es cuestión de imaginar, de atreverse, para hacer del oficio y la mirada investigadora, los dispositivos de los cuales valernos, para seguir creciendo como personas, pero sobre todo para seguir creyendo que una investigación es una aventura vital.

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