Lo metodológico según su enfoque

Es común entre las narrativas académicas a la enseñanza de la investigación, que al hablarse de la metodología se parta de las mismas creencias que nos han acompañado desde aquellos años de estudiantes de enseñanza media y media superior junto a nuestro paso por la universidad hasta al día de hoy, ya investidos de docentes o investigadores: hay un método científico y el conocimiento racional es el más importante al ser objetivo.

Y si bien es cierto desde hace mucho ha sido una concepción privilegiada en el campo académico, la verdad es que detrás de tales planteamientos hay creencias cultivadas, representaciones construidas docentes, a partir de narrativas y prácticas pedagógicas que han encontrado un significativo lugar en el imaginario de muchos académicos; relatos e imágenes que termina por encontrar un espacio de reproducción en las mentalidades de los estudiantes.

No obstante, ha sido desde mediados del siglo pasado, cuando tales concepciones han sido motivo de reflexión, discusión filosófica, epistémica y teórico-metodológica en el mismo campo científico o académico; si bien suelen ser debates que no siempre llegan a las aulas, terminan por no ser visibles ni un referente entre muchos de los académicos que imparten clases de metodología, especialmente en la enseñanza media superior, pues se esperaría que en el nivel superior, quienes median en el aprendizaje de la metodología de la investigación disciplinar, se asuman como sujetos epistémicos para problematizar en el marco de una práctica docente que obliga a la documentación, a la actualización y a la producción de conocimientos.

Llegados, a hoy, es insostenible hablar del método científico en singular, así como asumir que el conocimiento racional es el único que permite al ser humano entender, comprender o explicar las realidades con las que se vincula cotidianamente; por lo tanto, si se habla de realidades en plural se abre la posibilidad para cuestionar la propia objetividad, de cualquier tipo de conocimiento, incluido el que se construye desde los campos disciplinares y científicos.

Con otras palabras se diría que, para fortuna de quienes hallan en la ciencia y sus métodos un camino para indagar y llegar a conocimientos diversos, hoy el reconocimiento a lo plural y diverso, dimensiona, acepta y reconoce que -desde otras posibilidades-, un ser humano también alcanza a construir saberes que le permiten, en contextos determinados, conocer, explicar o resolver algunas de las inquietudes o incertidumbres que, en la vida diaria, se le llegan a presentar.

Por eso, hoy se habla de métodos de investigación, de distintos tipos de conocimientos, de diversas epistemologías, por lo tanto, cada vez más, asumir que quien investiga es un sujeto determinado por múltiples dimensiones, es también reconocer que todo conocimiento los construye un ser humano venido a sujeto cognoscente, por lo que es poco pertinente seguir escindiendo a un objeto del sujeto que lo conoce y nombra, en consecuencia, no hay objetividad posible, sino más bien ideal en tanto aspiración de un enfoque, como puede ser el positivista. No así, en el caso de la fenomenología.