Cine, literatura y pandemia

Sin lugar a dudas, la pandemia que hemos vivido hace un par de años, ha dejado un puñado de experiencias y aprendizajes a partir de los cuales -poco a poco- se han venido abonando caminos desde vivencias tan distintas como la imaginación y la vida misma de cada persona lo haya definido.

Me planteo estas ideas a luz un par de experiencias que he tenido recientemente: una como lector y la otra como amante del cine. En ambos casos, desde miradas, sensaciones y formatos diversas, dos creadores a quienes admiro, han entregado sendas obras que nos llevan a pensar la compleja realidad que se ha vivido en el marco de la pandemia que provocó el Coronavirus.

Cual si los mismos astros se alinearán, en ambos casos llegué a ellos por una feliz coincidencia. Primero fue el encuentro con la última obra de Almudena Grandes, mientras andaba en busca de otro autor, para que después, tras el zapping en una plataforma streaming, llegara a la más reciente película de Abel Ferrara: Todo va a mejorar (TutsQuets editores, 2022) y Ceros y puntos (Ferrara, 2021), son dos obras de ficción que, tomando como punto de inflexión las condiciones a las que nos condujo el Coronavirus, proponen una lectura crítica de tal experiencia.

En el primer caso, se cuenta la historia de un empresario venido a la política que se aprovecha de la pandemia, la caída de Internet y la desinformación, para imponer un estado dictatorial en el que se asume la premisa de transformar a España en un contexto de emergencia sanitaria, política y económica; mientras en el segundo, acudimos a una suerte de tour the force nocturno que vive un soldado a quien se le ha encomendado una misión especial: detener un atentado en contra den Vaticano en plena emergencia sanitaria.

Independientemente de lo disfrutable de ambas obras, lo que me llama la atención son dos aspectos extraordinarios que no dejan de mostrar algunos ángulos del proceso creativo frente a las contingencias: en el caso de Todo va a mejorar, su autora no pudo concluir la obra en virtud del fallecimiento por cáncer justo cuando le quedaba por escribir el último capítulo. No obstante ordenada y sistemática como era ella, dejo en un cuaderno escribo a mano muchos de los pasajes, ideas, descripciones que orientarían el cierre de su novela; por lo que al final, el escritor Luis García Montero, asume esa encomienda en calidad de cónyuge de la escritora y quien seguro la conocía muy bien.

En tanto, Ferrara incorpora al inicio de su película el posicionamiento de su protagonista, Ethan Hawke, quien se dirige al espectador para hablarle del filme y el entusiasmo que le causó recibir la invitación del director para que participara en ella, a lo que gustoso se prestó apuntando que el guion le había gustado mucho. No obstante, antes que terminen los créditos, vuelve a cobrar presencia el actor protagonista, para confesar que aun cuando había asegurado conocer el guion, lo cierto es que lo que recibió de Abel Ferrara no era precisamente el libreto sino una serie de notas que más o menos trazaban la intención de la historia, pese a no comprenderla del todo. Sin embargo, reconoce que lo hizo por el director y como una forma de apoyar la película y con ello obtener consolidar un proyecto digno de un autor de culto. Finalmente, observa que eso que está diciendo, también forma parte de la película, para dar paso a los créditos de cierre.

En fin, dos aspectos extraordinarios que hacen ver que ante el apremio, el anhelo y la solidaridad entre los seres humanos, puede sacarse adelante productos acosados por la incertidumbre y amenazados con quedar truncados. Es estos casos, muy encomiable los resultados.

Comentarios
  • Anónimo
    2023-08-31 9:36 AM

    contenido bien explicado

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