Del Coco a Pedro y el lobo en la universidad II

Recuerdo fue hacia finales de los 90 cuando escuché hablar por primera vez de un libro blanco, pero tendrían que pasar algunos años para sentir la inquietud por saber ¿qué era un libro blanco?, ya que en múltiples ámbitos, solía encontrar referencia a este tipo de obras. Refiero esto porque por aquellos años, mi estimado Jorge Campa y un servidor, teníamos como tarea impulsar un cambio en la universidad de la que llegamos a formar parte.

En aquel contexto, me habló de un libro blanco que -creo recordar-, había coordinado Jacques Delors, una suerte de informe que la Comisión Europea suscribió y, en él, se establecía una serie de principios que terminarían por impulsar una transformación en el campo educativo a nivel global. Enseñar y aprender: hacia la sociedad del conocimiento (1995), fue un documento que ya vislumbraba un profundo sacudimiento en el terreno educacional, al hacer visible lo que allí se llamó los tres impulsos motores que estaban marcando una tendencia: la globalización, la sociedad de la información y la acelerada revolución científica y técnica; por lo que correspondía a los sistemas educativos dar respuesta a un nuevo contexto que -para entonces- ya demandaba un tipo de formación distinta, donde sobresalía la importancia de una cultura general y una actitud para el empleo.

En el caso del empleo, se planteaban dos preguntas clave: ¿Cuáles son las aptitudes requeridas?, y, ¿Cómo pueden adquirirse?; para lo cual se revelaba la importancia de una serie de atributos que tendrían que ser adquiridos, desarrollados y consolidados por los estudiantes, especialmente los universitarios. A partir de entonces, terminó por imponerse, una suerte de máxima: educar en competencias.

En aquel periodo de cambio y transición, se planteaba entonces repensar los modelos educativos, por lo que para generar las mejores condiciones formativas, antes que los estudiantes debían que ser los profesores, quienes tendrían que adquirir una serie de atributos que contribuyeran a garantizar ese giro transformador; por lo tanto, resultaba obligado que fueran ellos los primeros en ser competentes en su rol como facilitadores de procesos de enseñanza-aprendizaje.

Por aquellos años, el propio Delors, reuniría en su obra La educación encierra un tesoro (1994), una serie de premisas centradas en lo educativo, donde destacaban algunas expresiones que hasta la fecha suelen ser un referente: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y a prender a ser; para que hoy la expresión a prender aprender, sea el punto de inflexión de una novedosa forma de pensar lo educativo y sus nuevos protagonismos.

Paralelo aquello y ya de cara a la Sociedad de la información (UNESCO, 2005) y el advenimiento de la Web 2.0 (Fumero y Roca, 2007), no únicamente se vislumbraba un cambio de época, sino que comenzábamos a tenerse constancia de un verdadero sacudimiento cismático que, desde las entrañas de la globalización o el sistema mundo, tanto como de la posmodernidad y la sociedad red, era provocado por las tecnologías digitales; lo que deviene en narrativas emergentes para nombrar las nuevas exigencias del mundo.

Ya para entonces la Educación es confirmada como el lugar y espacio desde el cual no únicamente formar, sino también repensar el mundo, para lo cual debiera formar a profesionales desde un protagonismo distinto; cambio de paradigma en donde habrían de ser las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), recursos para favorecer el tránsito hacia una trasformación de los sistemas y modelos educativos. Con ello, las inquietudes, las incertidumbres, las resistencias de un profesorado que frente a estos anuncios viven dilemas y temores al encarnar en las TIC, lo peor de sus pesadillas, pues muchos docentes les angustiaba que pudieran ser sustituidos por las tecnologías, como si estas no demandará de alguien que las opere; incluso, como si las tecnologías no hubiesen estado desde siempre acompañando al profesorado.

Y si bien es cierto al buscar líneas de tiempo sobre las TIC y la educación, hay materiales que se remiten hasta la aparición de la academia de Pitágoras, como un primer punto de ruptura, al ser el lenguaje, los signos y la escritura, recursos que permiten mediar entre un sujeto y un objeto de conocimiento, es con la imprenta de Gutenberg, cuando una tecnología impacta en el terreno educativo, pese a que la educación cobraría presencia desde lo religioso hacia 1700, para que fueran doscientos años después, ya en 1900, cuando se reconozca la aparición histórica de las tecnologías educativas.

Asumiendo que no soy historiador de la educación ni voy para allá, si me apuran, las tecnologías vinculadas a lo educativo tienen un antecedente mecánico antes que electrónico: fue el pizarrón y el gis, el lápiz y el cuaderno, además del mobiliario las que favorecieron condiciones para la enseñanza. Sin embargo, es verdad que tras la llegada del cine, las tecnologías cobraron un sentido diferente, lo que también ocurriría con la radio, la televisión y con ello, todos aquellos recursos mecánicos y electrónicos que llegaron para facilitar la tarea docente: como pudo ser el libro también ha sido el periódico; el super 8 mm o el 16 milímetros, el proyector de cuerpos opacos, el de filminas o diapositivas, el de acetatos, el reproductor para formatos Beta, VHS, DVD, Blue Ray. En fin, tantas como generacionalmente nos hayamos formado.

Como puede verse, sin un recuento puntual, las tecnologías con intenciones educativas, siempre han acompañado al quehacer docente, y sin duda, cada uno de ellas demandó echar abajo temores e inquietudes; creencias, mitos que pudieron estar en el corazón o vertebrando lecturas erróneas, equivocadas entre el profesorado, tal como ocurrió con el advenimiento de las tecnologías digitales hace unas dos décadas.

Junto en este sentido, recuerdo a un docente que nos decía en el posgrado, que si viajáramos un par de siglos atrás pudiéramos confirmar que la forma de enseñar poco ha cambiado, en virtud de estar frente a un agente educativo, poco dado a repensarse para poder transformar su quehacer académico.

Con otras palabras diríamos que, las fabulaciones alrededor del Coco que pudiéramos pensar, superadas, pareciera, siguen teniendo vigencia, por lo que en compañía de Pedro y el lobo, siguen al acecho y definiendo ciertas lecturas que conducen a narrativas que niegan una necesidad: reconocer que el mundo ha cambiado y con ello, la forma básica de enseñar; especialmente frente al reto de una generación estudiantil que viven a diario inmersos en el mundo tecnológico, experiencia que, en lo educativo, demanda de un guía o mediador que les lleve a potenciar tales saberes y destrezas con fines disciplinarios.

Y aun cuando en la última década se habla de competencias docentes que deben adquirirse y desarrollarse, pues hay a quienes, si estos requerimientos, han tocado a su puerta, se han negado a abrirlos.

Comentarios
  • José Manuel
    2022-11-24 4:17 AM

    Gran y necesaria reflexión

  • José Manuel
    2022-11-24 4:17 AM

    Gracias Genaro
    Gran y necesaria reflexión

    • Anónimo
      2022-11-24 8:19 AM

      Gracias José Manuel.
      Era necesario su reflexión
      Saludos

  • Eduardo Gabriel Barrios Pérez
    2022-11-22 9:03 AM

    Buen día doctor.
    Estoy leyendo su blog y me parece que en efecto, todo cambio supone ciertas resistencias y me parece que los docentes somos los primeros que debemos pensarnos a nosotros mismos, pues tenemos una responsabilidad muy elevada que obliga no solo a la reflexión sino a la permanente actitud de incertidumbre y crítica. Es cierto que las TIC suponen muchos cambios, lo que sorprende es que llevemos más de 20 años en convivencia con las llamadas TIC y sigamos en las resistencias, todo parece tener un proceso y quedarse anclado en las resistencias me parece que no abona en nada. Muy refrescante y reflexivo el texto.

    Saludos.

    • Anónimo
      2022-11-24 8:20 AM

      Gracias por tu comentario Lalo:
      conocido contigo: tras tantos años en ocasiones la razón ni la imaginación encuentran fácilmente las razones de este tipo de actitudes
      Saludos

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