El esfuerzo y el ánimo. Reflexiones desde este lado de la calle

Originalmente este texto se presento en el marco de El día internacional de la danza

Debo confesar que mi acercamiento al ballet o la danza académica –como señalan algunos- ha sido de a poco y más bien por fortuna, si consido ser alguien que se encuentra un tanto distante de las formas artísticas a no ser por el cine, una de las querencias que hoy me traen hasta aquí. Esto porque cando la maestra Patricia Gómez me habló de una película que le gustaría viera, lo único que imaginé fue la necesidad de sentarme a verla, pues conociendo un poco los gustos de ella y de Francisco Galí, no había de otra: seguramente era una buena película.

            Lo que es cierto es que nunca imaginé a través de ella tendría la oportunidad de recrear una experiencia de aprendizaje a través de la mirada de una directora que da la oportunidad a sus espectadores de pasar de lo contemplativo a la adminstración, incluso degustación placentera, de una de las artes más antiguas en la historia de la humanidad. Y sí, la película: El esfuerzo y el ánimo es un documento que recrea, testimonia, registra, pero también favorece el análisis reflexivo sobre las pasiones que es capaz de despertar la danza entre sus ejecutantes, pero sobre todo entre aquellos que desde el oficio dancístico imaginan, inventan pero especialmente crean para hacer del moviento corporal una manifestación que representa hacer de la música, el baile y la expresión corporal un acto de comunión plena para el goce de la razón lo mismo que la emoción.

            Y es que si el cine ha permitido a la gente común conocer, hurgar, sufrir, apasionarse el ballet en cintas como All that jazz de Bob Fosse, Billy Eliot de Stephen Daldry, Tango de Saura o El Cisne Negro de Darren Aronofsky; han sido documentales como Cerca de las estrellas de Nils Tavernier o La danza Frederick Wiseman, algunos de las películas donde la ficción da paso a la vida cotidiana para mostrar ángulos, lugares, aspectos que definen el espíritu de bailarines, compañías, proyectos artísticos.

            Pero creo tendría que venir la película El esfuerzo y el ánimo de Arantxa Aguirre para acercanos a los temores, incertidumbres, dudas de quien tiene ante sí el reto de suplir no sólo a un histórico director de compañía, sino al mito y todos aquellos fastasmas que se revelan angustiantes cuando tiene que dar continuidad al trabajo de alguien que –incluso- pudo definir la idea que sobre el ballet tiene una comunidad que –siento- se ha pensado, tal vez inventado o recreado a sí misma desde un marco de referencia y conceptual que ha alimentado el imaginario colectivo pero igual el capital cultural y social de quienes conforman la sociedad, para la cual el ballet y su histórico director: Maurice Béjart pueden ser el corazón mismo de su proyecto artístico de la propia ciudad de Lausanne, cuya municipalidad es el principal patrocinador de un nuevo proyecto encabezado por Gil Roman y una treintena de bailarides venidos de distintas partes del mundo.

Como pudimos haber observado quienes hemos tenido la oportunidad de ver la cinta este día, el reto que tiene quien Gil Roman no en menor: primero suplir al maestro, después convencer a la municipalidad de que el proyecto puede salir adelante, no sin dejar de mencionar el hecho de tener que encabezar una compañía que se ha regido –diríamos los académicos por un modelo o paradigma conceptual y artístico-, incluso contra sí mismo frente al reto quees dar continuidad o permitirse trasmutar para seguir siendo y comenzar a contruir su propia historia.

            Por su puesto que el reto no es fácal, estamos hablando de cambiar una mentalidad, una cierta manera de pensar y hacer arte dancístico, pues con las décadas que tiene detrás la compañía, en el fondo se trata de vislumbrar un horizonte epistemológico, teórico y metodológico distinto. Es decir, una formas distinta de recrear los saberes, las habilidades de un puñado de profesionales del ballet, quienes desde una dirección artística distinta los llevan a asumir una perspectiva del hacer artístico que innova desde los cimientos de un cierto conservadurismo que pudo caracterizar a la compañía que edificó el coreógrafo Béjart. Ese referente casi mitológico que se convierte en una suerte de fantasma que acecha, tal como podemos percibir en los testimonios, actitudes de quienes participan opinando; no sólo los amantes del ballet y sus profesionales, sino quienes desde los oficios también muestran sus conocimientos sobre la historia de esta compañía de danza.

Igual es posible reconocer un puñado de disyuntivas que caracterizan la vida de cualquier persona, sobre todo de quien fue considerado por el propio Maurice Béjart como su sucesor. Por eso entre lo afortunado y desafortunado, entre la desesperanza y esperanza, entre la certeza y la inquietud, entre el dolor y el goce, entre los sueños y las pesadillas, Gil Roman junto a su compañía van definiendo una agenda, un itinerario que si bien no desandan el camino sí evitan volver atrás para construir lo que será desde ese instante su vamino. Por eso como se dice en el documental “Avanza(n)”.

De tal suerte, que si aquel viejo adagio se cumple de que el alumno supera al maestro, no lo sabremos, apenas han pasado un par de años, lo cierto es que el coreógrafo más avanzado de su viejo profesor, toma el reto en sus manos; para lo cual –también es cierto, tiene que madurar a más temprana edad de lo que quizá imagino, pues como el mismo Gil Román asume si bien deben dar vuelta a la hoja, ese pasado  tiene que vivir en el presente, pero reinventado. Para ello, la directora Arantxa Aguirre en su película El esfuerzo y el ánimo hurga, se escabulle, intima a través de su mirada con ese director y sus momentos de inquietud, de incertidumbre, de arrebatamiento creativo, de instantes meditabundos, donde el cigarrillo, su mirada, sus lenguajes; sus tardes y sus noches son estadios de quien está convencido de lo por hacer, pero esto no resta comprender las sombras que por momentos se ciernen sobre sus sueños y anhelos para sacar adelante el próximo proyecto de un ballet memorable, entrañable, imprescindible para pensar el arte de Maurice Béjart; pero ahora desde alguien que desde mi ignorancia- siento oxigena, reinventa un arte clásico pero cuyo aliento pienso es contemporáneo.

Por esto y muchas cosas más, creo que estamos ante un ejercicio documental que allana, enriquece lo que el cine ha venido mostrando para seguir pensando que la danza, el ballet es una experiencia humana que compromete, apasiona pero igual presenta la nobleza de aquellos espíritus amorosos de quienes lo practican, lo enseñanzan y trantamos de entenderlo. Gracias Arantxa Aguirre.

Comentarios
  • Elena D. Bartley
    2012-05-23 6:52 PM

    Dr. Genaro Aguirre, que emoción que te haya gustado la película… es en mi opinión una verdadera Joya.
    Arantxa fue la que me paso el link de tu blog, ya que yo le di a Paty una copia de la película y que bueno que fue posible por medio de Paty y su esfuerzo, la publicación de esta película… también pudimos presentarla a sala completamente llena y con gente que se quedo afuera pues no hubo mas plazas…solamente una presentación en la Cineteca Nacional….
    Sabes, soy de la opinión que si tuviéramos la oportunidad de conocer algún contacto que la pudiese promover para su presentación comercial seria un éxito…. ya que personas como tu que nos son bailarines la han disfrutado… ..en fin valdría la pena…
    Mil gracias por tu blog!!!
    Sinceramente
    Elena

    • Genaro
      2013-05-22 5:22 PM

      Una disculpa por lo tarde del comentario, pero fue una película que disfrute mucho. Saludos

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