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Josephine Baker: artista ligada a movimientos emblemáticos de América 

  • Rogelio de la Mora, investigador de la Universidad Veracruzana, abordó el tema en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales 
  • Destacó su relación con artistas, políticos, filósofos y espías, tanto en Europa como en Latinoamérica 

 

Rogelio de la Mora, académico del IIH-S, habló sobre la trayectoria de la actriz y bailarina Joséphine Baker

 

David Sandoval Rodríguez 

Fotos: César Pisil Ramos 

08/04/25, Xalapa, Ver.- Josephine McDonald, mejor conocida como Joséphine Baker (St. Louis Missouri, 1906-París, 1975), fue una cantante, actriz y bailarina que migró a Francia para convertirse en un ícono parisino de los años veinte, y en una de las mujeres más célebres del mundo. 

Desde su llegada a la capital francesa causó revuelo por sus interpretaciones y fue considerada la musa de varios artistas, incluso llegó a colaborar con la resistencia durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. 

Sin embargo, poco se ha publicado sobre su activismo e interacción con figuras políticas y culturales de Latinoamérica, región que visitó en varias ocasiones e inclusive por largas temporadas, como en México, donde se casó por segunda vez y abrió un cabaret en la Avenida Paseo de la Reforma: “Chez Joséphine”. 

Para ampliar su trayectoria en el continente americano, Rogelio de la Mora Valencia, académico de Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), impartió la conferencia “Artistas contemporáneos en la Guerra Fría Cultural: Joséphine Baker en América Latina”.

El ponente destacó que la insigne bailarina estadounidense, nacionalizada francesa, convivió y mantuvo un interés por colaborar con destacados intelectuales de la América Latina de mediados del siglo XX, como Fidel Castro, Juan Domingo Perón y la comunidad artística de México, Cuba y Argentina, principalmente.

 

El académico mencionó que se conoce poco respecto a la relación de la intérprete con los intelectuales y políticos latinoamericanos

 

Durante su larga residencia en París, “no dejó indiferentes a los cubistas, surrealistas y fauvistas”, compartió el investigador, ya que varios de ellos le dedicaron poemas o escribieron sobre ella. 

Relató que en 1958 en Cuba –todavía gobernada por el dictador Fulgencio Batista– se quiso hospedar en el Hotel Nacional, presumiblemente propiedad del mafioso Charles “Lucky” Luciano, y le fue negada la estancia bajo el argumento de no tener habitaciones disponibles, cuando quizá los motivos fueron racistas. 

Por ello, cuando fue invitada por Fidel Castro a La Habana en 1966, no sólo realizó una prolongada estancia, sino que se encontró personalmente con el líder revolucionario, manifestando abiertamente su apoyo a la causa. 

En La Habana, asistió y apoyó la creación de la Primera Conferencia Tricontinental, en el seno de la cual se fundó la Organización de Solidaridad entre los Pueblos de África, Asia y América Latina, impulsando los movimientos revolucionarios de los tres continentes y marcando una distancia de las revoluciones en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y China. 

En todos los países latinoamericanos que visitó fue criticada por los grupos conservadores, al considerar que atentaba contra los valores de la sociedad.

 

Joséphine Baker se casó por segunda vez en México y actualmente su casa es un museo en Cuernavaca

 

De la Mora Valencia dijo que su objetivo es examinar en el contexto cultural e intelectual de la época, la naturaleza de las relaciones e intercambios culturales entre la artista y sus pares en el subcontinente durante las primeras dos décadas de la confrontación ideológica de las dos superpotencias antagónicas: Estados Unidos (EEUU) y la URSS. 

Previamente, al estallar la Segunda Guerra mundial, Baker se convirtió en espía de la Francia Libre; después participó en el 1er Congreso de Escritores y Artistas Negros, celebrado en 1956 en París; además, escribió artículos, impartió conferencias y militó a favor de los derechos civiles en EEUU, a un lado de Martin Luther King. 

Joséphine Baker había efectuado una gira por Sudamérica con una banda de jazz en 1947 y a partir de ese año haría más frecuentes sus visitas, volviendo a Argentina, por ejemplo, donde estrechó lazos con el presidente Juan Domingo y su esposa Evita Perón. 

En tal estancia dio conferencias a favor de la causa peronista, pero igualmente sobre la persecución racial en EEUU. 

El investigador comentó también que en sus visitas a México se presentó en los teatros más importantes de la capital, como el Blanquita y el Lírico; asimismo, en el país se casó con su segundo esposo, el pintor, diseñador y coleccionista estadounidense Robert Brady, de quien heredó su casa en Cuernavaca, convertida actualmente en museo.