Reportaje

El abandono afecta más que la roya: productores de café

  • En Veracruz, viven la peor crisis de su historia
  • “Claro que uno se siente decepcionado, pero si queremos salir adelante necesitamos hacer algo nosotros mismos, no hay de otra”: Don Genaro
  • La propuesta principal es la renovación con variedades resistentes a la plaga, el manejo diversificado y la comercialización sin intermediarios: académicos

 

Junto con los universitarios, los cafetaleros esperan remontar la crisis con capacitación técnica

Junto con los universitarios, los cafetaleros esperan remontar la crisis con capacitación técnica

 

Edith Escalón

 

Puerto Rico, el beneficio de café que en los ochenta procesaba al día seis mil toneladas de todo el sureste mexicano y fue considerado el más grande del país, es ahora “Puerto Pobre”, lleno de viejas maquinarias en desuso, obsoleto, inoperante, así luce hoy el que fuera ícono regional de los pequeños productores que este año recibieron el tiro de gracia con la roya, una enfermedad que les hizo perder más del 90 por ciento de su producción.

Ubicado entre Xalapa y Coatepec, Puerto Rico es al mismo tiempo la esperanza de 350 cafetaleros del centro de Veracruz, aferrados tanto al campo que cultivan como a la idea de que la capacitación técnica y la organización colectiva sí pueden ayudarlos a enfrentar los problemas que han generado, acusan, 25 años de políticas públicas de abandono gubernamental a este sector.

Desde 2015, agrónomos, biólogos, investigadores y estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV), junto con otras 10 instituciones académicas y científicas, formaron una red nacional para contener los daños que ya se veían venir. Además de la tecnociencia agrícola o ambiental, iniciaron un acompañamiento para entender y dimensionar los problemas que viven en el campo, sus dinámicas de trabajo y sus necesidades.

La vieja maquinaria del enorme beneficio aún es funcional, pero obsoleta por su gasto de agua y electricidad para tan poco volumen

La vieja maquinaria del enorme beneficio aún es funcional, pero obsoleta por su gasto de agua y electricidad para tan poco volumen

En las enormes instalaciones del beneficio, que llegó a tener más de 300 trabajadores, la nueva directiva de la asociación cafetalera organiza su reestructuración. Mayores de 60 años casi todos, ex trabajadores de la planta o del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), recuerdan con nostalgia las épocas de gloria “cuando el café valía y vivíamos bien”. Tienen muy claro que la roya no es el único problema y en medio del desastre buscan cómo levantarse en colectivo, ahora con apoyo de la UV.

“Nos dejaron solos”

Hasta 1989, el Inmecafé se encargaba de fijar un precio mínimo al aromático, cuidó de que los productores, sobre todo los pequeños, tuvieran mercado de exportación y mantuvo contacto estrecho con ellos en etapas de crisis, hasta que la corrupción de sus directivos y los constantes fraudes millonarios llevaron al gobierno a justificar su desmantelamiento.

A su cierre en ese año, el precio del grano quedó sujeto al libre mercado y el gobierno federal no creó las instancias que en su ausencia protegieran al sector. En Veracruz la reestructuración que sufrió la cafeticultura fue dramática, prácticamente los cafetaleros se quedaron solos, la agroindustria se desmanteló.

Sin recursos para reinversión y con la embestida neoliberal, en tres décadas la crisis hizo insostenible el cultivo: aumentó la pobreza, la marginación, el coyotaje de empresas nacionales y trasnacionales, las importaciones, la falta de apoyos al campo, la migración, la inseguridad. Hubo años que los intermediarios compraban a 90 centavos el kilo de cereza, pero los cortadores cobraban un peso. “Salía más caro cortarlo que dejarlo caer”, los testimonios sobran.

En los ochenta, Puerto Rico llegó a procesar hasta seis mil toneladas de café cereza al día

En los ochenta, Puerto Rico llegó a procesar hasta seis mil toneladas de café cereza al día

Don Genaro llegó a tener en Xico cinco mil matas de café en sólo media hectárea de terreno, este año perdió toda su cosecha. A sus 75 años y con toda una vida dedicada al campo, las fuerzas aún le dan para trabajar la tierra como le enseñaron sus abuelos: “Claro que uno se siente decepcionado por todo ese abandono, pero si queremos salir adelante necesitamos hacer algo nosotros mismos, no hay de otra”.

Según el último padrón de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en México hay 515 mil productores con cerca de 700 mil hectáreas; de los que 310 mil –más de la mitad– practican el minifundismo en menos de una hectárea y alrededor del 85 por ciento de los productores nacionales son indígenas. “Es una crisis para los que tenemos poquito porque ya no hay apoyos, nos dejaron solos pero tenemos que levantarnos”; el dueño de la pequeña parcela en la comunidad de San Marcos insiste, “no hay de otra”.

El presidente del comité del beneficio, Daniel Méndez, resume la situación: “De todos, nosotros nadie logró sacar una tonelada, 300 o 400 kilos por mucho”. Él mismo, afectado por la roya, sólo logró sacar 50 kilos de sus tres hectáreas. A eso se suma el problema de los precios, “que por quintal es de dos mil 200 pesos. Si nosotros pudiéramos vender una tacita de café en tan sólo 10 pesos, le sacaríamos 35 mil a cada quintal. No es justo para el productor”.

“En 40 años nunca vi algo así”

La roya es una enfermedad originaria de África que fue reportada en México por primera vez en 1981. En ese entonces los cafetales estaban preparados para enfrentar el problema, el clima era más estable y no tuvo los efectos negativos esperados. Pero en 2012 se presentó un nuevo brote epidemiológico mucho más agresivo que se fue extendiendo por el país, en 2016 generó las cosechas más bajas en los últimos 50 años.

“Tengo 40 años trabajando el café y nunca había visto algo así, yo de veras no creía que fuera a afectar tanto”. A sus 57 años, Marcos Aguirre reconoce que “fue un golpe muy sorpresivo” que, como a muchos, le hizo perder prácticamente toda su cosecha: “A mí se me cayó aproximadamente una tonelada de café en esta temporada, no he podido recoger ni 15 kilos con calidad”.

Los cafetaleros confían en la capacitación técnica para enfrentar la crisis

Los cafetaleros confían en la capacitación técnica para enfrentar la crisis

Marcos es, en sus propias palabras, “testigo viviente de la bonanza de Puerto Rico”, donde trabajó desde los 17 años en el área de mantenimiento. Hombre de campo, sin estudios, con décadas de experiencia en el manejo cafetalero, explicó que la enfermedad es causada por un hongo que parasita en las hojas de las matas, las tira prematuramente y el café no madura. Aunque reconoce que siempre había habido daños por la roya, éstos eran mínimos, “por eso éramos escépticos, porque nunca la roya había matado tanta planta”.

En consecuencia, lamentó Gustavo Ortiz, académico de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la UV, región Xalapa, la crisis obligará a aumentar la importación que hundirá aún más a este sector: “Después de producir 6.7 millones de sacos en 2014, México reportó en 2015 una cosecha de 3.7 millones, y los estimados para 2016 son de dos millones… ¡este año ni para el consumo nacional, vaya!”.

Las afectaciones de la roya son mayores y más rápidas si las plantaciones no reciben fertilización o manejo. El problema, explicó al agrónomo de la UV, es que la roya se combate con controles integrados preventivos, a base de productos químicos fungicidas, el manejo de algunas variedades tolerantes al hongo, y una nutrición adecuada de la planta, pero cuando la planta se deja de fertilizar y se deja de manejar, el hongo encuentra las condiciones y se dispara.

“Aprender en campo y apoyar al campo”

El trabajo de la UV con los cafetaleros, operado por la Facultad de Ciencias Agrícolas, se intensificó en 2014 como parte de convenios específicos con la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa) y Sagarpa para apoyar la capacitación y transferencia de tecnología a productores. Ante un problema tan complejo, los académicos diseñaron lo que llaman Plataformas de Innovación Tecnológica, espacios en vinculación con comunidades donde participan profesores, investigadores, estudiantes, asesores técnicos y productores, explicó el académico José Luis Martínez Rodríguez, especialista en Desarrollo Rural.

Más de 200 universitarios han hecho el trabajo conjunto para “aprender en campo y ayudar al campo”, como lo define el profesor José Luis. Éste incluye estudios técnicos para conocer el territorio, diseñar sistemas de diversificación con frutales o especies maderables, renovación de fincas con variedades resistentes a la roya, demostraciones con nuevas siembras, búsqueda de nichos de mercado, todo para “fortalecer el aprendizaje de los estudiantes en campo y beneficiar a los productores”.

La Unión de Productores y Beneficiadores de Café del municipio de Coatepec, propietarios de Puerto Rico, está integrada por 350 productores de Cosautlán, Teocelo, Xico, Xalapa, Naolinco, Chiltoyac y Emiliano Zapata. Con ellos, explican los universitarios, “hemos empezado un acompañamiento muy estrecho que ya ha dado resultados”.

La vinculación con la UV ha dado los primeros resultados

La vinculación con la UV ha dado los primeros resultados

Los primeros estudios, que se realizaron con el apoyo de 24 estudiantes y becarios, se presentaron hace unas semanas a los cafetaleros; además, se realizó la validación del biofertilizante que algunos cafetaleros producen con la pulpa del café. Las asesorías ahora son constantes, de ahí que los productores hayan destinado un espacio permanente para el trabajo de la UV.

“La crisis que están viviendo los ha llevado a tener un sentido de urgencia”, reconoció Gustavo Ortiz. En opinión de José Luis Martínez, “en este contexto es muy valioso que ellos apuesten a la capacitación técnica, a la investigación, a vincularse con la Universidad y estar dispuestos a adoptar medidas, ahora drásticas, para salir adelante”.

Burocracia, la otra plaga

Para los pequeños productores, la burocracia es una de las trabas más grandes para remontar la crisis. Los académicos coinciden. La plantación de variedades tolerantes a la roya es un “círculo vicioso” por lo que pide Sagarpa para la producción de planta certificada y libre de patógenos, “pues no hay un vivero que la ofrezca y los productores no pueden hacer los viveros porque están descapitalizados”, explicó José Luis Martínez.

Para los productores no sólo son complicados los procedimientos de certificación “que muchas veces no entendemos”, sino los propios requisitos de Sagarpa. Es absurdo, dicen, que tengan que comprar la planta a otros para dársela a sus compañeros. Lo que quieren es aprender a producirla ellos mismos, capacitarse para tener un vivero.

“Si tuviéramos apoyo del gobierno nosotros no se la venderíamos al productor, se la regalaríamos, la repartiríamos entre todos”. “Nosotros no queremos dinero, queremos trabajar y hacer producir el campo”. “Si ya tenemos este monstruo de beneficio hay que producir arriba de 50 toneladas diarias para que sea rentable, no sé por qué no nos ayudan”, entre todos defienden el sentido común.

Don Silvestre Jácome, aún en plena crisis, está convencido de la capacidad colectiva de la Unión: “La única salida para nosotros es Puerto Rico, porque aquí se maquila, se seca, se mortea, se transforma en café molido, con el apoyo de la Universidad sí podemos recuperarnos”.

Su compañero Ignacio Martínez concluyó: “A nosotros nos enseñaron a trabajar el campo, le tenemos amor a las plantaciones, y también al beneficio. Ahorita no hay café, pero vamos a tener dentro de dos o tres años, vamos a salir adelante”. Ésa es la esperanza que los mantiene en pie.

Beneficio sustentable

Aunque las viejas máquinas aún funcionan, el principal problema es la cantidad de agua y energía que requiere, inviable para procesar pequeñas cantidades. Por ello, los cafetaleros optaron por adquirir una pequeña máquina ecológica de tecnología colombiana que procesa –desde cereza hasta el grano– 800 kilos (tres quintales) por hora.

Alternativa tecnológica

Alternativa ecológica

 

Red Nacional en Apoyo al Café

Ya que no existe en México un centro científico dedicado exclusivamente a investigación sobre café, el año pasado 11 instituciones crearon la Red Nacional de Atención a este sector: la UV, el Instituto Nacional de Investigación Forestal Agrícola y Pecuaria (Inifap), el Instituto de Ecología (Inecol), el Colegio de Posgraduados (Colpos), el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), la Universidad de Chapingo, el Tecnológico de Zongolica, Pronatura, A.C., el Centro Agroecológico del Café (Cafecol), el Centro Nacional de Transferencia e Innovación de Tecnología, y Café en Red.

Juntos trabajan con diferentes comunidades y enfoques para apoyar desde la academia a los productores.

 

 

 

 

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