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Trata de mujeres genera alrededor de 36 mmd al año

  • La industria del sexo está enlazada a una cadena de violencia que no disminuye, va en aumento
  • Investigadores universitarios analizaron la problemática actual y discutieron las políticas públicas implementadas al respecto

 

Dentro de los festejos del 50 aniversario del IIH-S se efectuó la mesa de análisis “Trata de personas para fines de explotación sexual: problemática actual y retos a futuro”

Dentro de los festejos del 50 aniversario del IIH-S se efectuó la mesa de análisis “Trata de personas para fines de explotación sexual: problemática actual y retos a futuro”

 

José Luis Couttolenc Soto

Foto: César Pisil Ramos

26/08/2022, Xalapa, Ver.- De acuerdo a cifras emanadas de la Asamblea de las Naciones Unidas en su Foro de Viena, la trata de mujeres para la explotación sexual significa un “negocio inmenso” cuyas ganancias se estiman en alrededor de 36 mil millones de dólares al año, actividad que está enlazada a una cadena de violencia que en lugar de disminuir va en aumento.

Lo anterior lo plantearon investigadores de universidades que participaron en la mesa “Trata de personas para fines de explotación sexual: problemática actual y retos a futuro”, realizada como parte de las actividades académicas de celebración del 50 aniversario del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIHS) de la Universidad Veracruzana (UV).

De manera presencial participaron: Rosío Córdova Plaza, de la UV; Ixchel Yglesias González Báez, del CIESAS Ciudad de México, y Oscar Montiel Torres, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. En modalidad virtual lo hicieron: Marta Walkyria Torres Falcón, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, y Ángel Christian Luna Alfaro, de la Universidad de Guadalajara, plantel Laguna.

Señalaron que la trata de personas forma parte de la industria del sexo que se encuentra entretejida con diversas manifestaciones violentas, con características específicas en el mundo actual. En el caso particular de México, está superpuesta a una escalada de inseguridad que recorre el país; se dice que es una forma de esclavitud moderna, cuando en realidad ha sido una esclavitud de siempre.

En opinión de los expositores, “es un negocio boyante” sólo superado por el de tráfico de armas y de estupefacientes, que en la época de pandemia no se vio amenazado, no estuvo a la baja ni enfrentó dificultad alguna.

De las diferentes etapas por las que atraviesa esta actividad, mencionaron que está la captación o enganche (enamoramiento a la víctima, ofrecimiento de oportunidades laborales o poder) y el traslado (al interior del país o el extranjero); las rutas que se sigue son dos: la del corredor del Golfo de México (de Guatemala a Reynosa, Tamaulipas), y la del Pacífico (de Oaxaca a la zona centro).

Destacaron que en ambas existe gran similitud al ser utilizadas también para el tránsito migratorio ilegal, esclavitud en la modalidad de explotación de trabajo y mendicidad forzados, tráfico de órganos y experimentación biomédica.

Entre los retos para enfrentar el problema consideraron: visibilizarlo en la sociedad para asumir que es un tema que atañe no sólo a las mujeres explotadas o explotadores, también a los consumidores que son quienes fomentan el fenómeno; involucramiento del ámbito legislativo para instrumentar sanciones que incluyan a los consumidores, pues si bien ya existen para los explotadores, se dificulta configurar el delito ya que en muchos casos a las víctimas no se les asume como tal en relación a la trata.

Otro reto corresponde al ámbito de la educación, dado que este tipo de fenómeno está ligado a la construcción de la masculinidad o una forma de opresión patriarcal, que se construye desde la infancia, y mientras se siga viendo como un problema de perpetradores y víctimas, difícilmente se podrá atender.

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