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Procesos de turistificación frenan desarrollo de poblaciones étnicas

  • Cristina Oehmichen Bazán, titular de la Cátedra “Gonzalo Aguirre Beltrán”, impartió la conferencia “Pueblos indígenas, patrimonio cultural y procesos de turistificación”
  • Se entregó el Premio a la “Mejor tesis doctoral en antropología social y disciplinas afines 2017”, otorgado por la UV y el CIESAS

 

Cristina Oehmichen Bazán, titular de la Cátedra “Gonzalo Aguirre Beltrán

 

Claudia Peralta Vázquez

21/08/18, Xalapa, Ver.- Cristina Oehmichen Bazán, titular de la Cátedra “Gonzalo Aguirre Beltrán”, aseguró que los procesos de turistificación y patrimonialización de las regiones indígenas son una navaja de doble filo pues sus habitantes no sólo son víctimas del despojo de tierras, sino de la identidad étnica que es manejada por firmas empresariales nacionales y extranjeras.

Al dictar la conferencia magistral “Pueblos indígenas, patrimonio cultural y procesos de turistificación: de la región de refugio a la economía de la identidad”, la investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) llamó a los antropólogos sociales a reflexionar sobre esta situación que frena el desarrollo de las poblaciones étnicas.

En presencia de la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara, y de autoridades del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Cristina Oehmichen destacó que fuera de los esencialismos que pretenden mantener a las culturas indígenas congeladas en el pasado, las organizaciones han demostrado su versatilidad para adaptarse a diversos contextos.

Lo anterior, dijo, genera aspectos positivos y negativos pues muchas veces los habitantes de pueblos originarios suelen ser incorporados al mercado laboral no por su desempeño o por lo que saben hacer, sino porque son portadores de ciertas identidades.

Incluso, en todas estas regiones turistificadas existe un mercado de trabajo racializado en donde los altos puestos corresponden a personas con un genotipo europeo y de preferencia con dominio de los idiomas inglés y francés, mientras que en la base de la pirámide se encuentra la amplia masa de trabajadores de la zona.

“Algunos de ellos aseguran que además de perder sus tierras, deben barrer y asear los cuartos de los turistas.”

Durante su ponencia, la Doctora en Antropología por la UNAM y con tres premios nacionales por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), subrayó que a partir de la Segunda Guerra Mundial el turismo se convirtió en una actividad de gran importancia económica y social para numerosos países.

Las facilidades que otorga el desarrollo de las comunicaciones y los medios de transporte permitieron que esta industria se consolidara y a partir de la década de 1980 se expandiera a todos los rincones, incluso los más apartados del planeta.

Resaltó que este sector ha tenido diferentes impactos económicos, políticos y sociales afectando la balanza comercial, la generación de divisas y de producto interno bruto (PIB) de diversos países.

En este proceso se han visto involucrados los pueblos indígenas porque sus territorios son codiciados por la expansión de capital turístico o porque se les contrata como trabajadores.

“Se prioriza el valor económico de los productos naturales con los que cuentan los pueblos originarios, así como la diversidad étnica y cultural que encarnan.”

Oehmichen Bazán enfatizó que las políticas de inversión turística e inmobiliaria se fortalecen y se expanden con el apoyo de las políticas neoliberales promovidas por los estados, naciones y de las agencias de desarrollo internacional.

“Llegan así a las compañías de pescadores ribereños, a los bosques, a las zonas campesinas serranas, muchas de ellas definidas como zonas de refugio indígena, ubicadas en áreas desérticas, serranas y selváticas. Estamos ante una situación de expansión muy fuerte del capitalismo turístico, lo cual se facilita debido a una política de Estado.”

Aseveró que el turismo es una fuerza que presiona a las localidades hacia la integración global, pues el hecho de que lleguen grandes capitales a las regiones étnicas provoca la fragmentación territorial de esas localidades.

De esta forma opera una economía en clave donde los vínculos fuertes se extienden a nivel global, mientras que a escala regional esos vínculos económicos son muy débiles.

El turismo es producto de una actividad progresiva en donde las economías locales se desvinculan de la lógica regional nacional, a la vez que se reconectan en el espacio de los flujos globales de capitales y turistas, acotó.

En este contexto, expuso que los pueblos indígenas participan porque son codiciados por la expansión del capital turístico, o porque ellos mismos son contratados como trabajadores en la construcción de obras de infraestructura y de grandes resorts, o por condominios que funcionan como segundas residencias.

La especialista en estudios de cultura, identidad, movilidades y relaciones de poder, puntualizó que las políticas públicas deben ser más horizontales y abrir los cauces para que las comunidades puedan beneficiarse directamente de las derramas económicas.

Añadió que los Centros Coordinadores Indigenistas (CCI) dependientes de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) deben ser dirigidos por indígenas y empoderarse con la capacidad suficiente para incidir en este proceso y favorecer a los lugareños.

Cristina Oehmichen también se refirió a los procesos de patrimonialización de algunos elementos de las etnias indígenas como: la danza, gastronomía, patrimonio y cultura, lo cual se logra a través de una selección, validación y consenso.

Aunque esto origina un incremento inusitado de visitantes a estas regiones por sus festividades y ceremonias indígenas, también es visto como un campo de disputa para tener el control y empoderamiento de los pueblos originarios, pues hay quienes se declaran herederos de las tradiciones, entre ellos grupos de migrantes nacionales y extranjeros.

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