- Revela estudio realizado por el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara
- Fue dado a conocer por la profesora e investigadora Marisela Hernández González, durante el Simposio “Motivación y recompensa en la conducta sexual y maternal”, efectuado por el CIB de la Universidad Veracruzana
Claudia Peralta Vázquez
06/11/2017, Xalapa, Ver.- Un estudio realizado a través del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara (U de G), revela que al comparar la funcionalidad cerebral en madres biológicas y adoptivas mediante una técnica electroencefalográfica, ambas reaccionan de forma similar a estímulos visuales o auditivos de los bebés.
Al participar el viernes 27 de octubre en el Simposio “Motivación y reconocimiento en la conducta sexual y maternal”, efectuado por el Centro de Investigaciones Biomédicas (CIB) de la Universidad Veracruzana (UV), Marisela Hernández González, profesora investigadora de la U de G, destacó que, en contraste, este resultado no es el mismo en mujeres que no son madres.
Precisó que en el caso de madres adoptivas, desarrollan una conducta maternal sin nunca haber estado embarazadas, por lo tanto son capaces de cuidar adecuadamente a su bebé y de establecer un lazo materno infantil de cariño y afecto tan similar al de una madre biológica.
Durante su ponencia “De dopamina, estímulos y motivación maternal”, que ofreció a estudiantes, académicos e investigadores en la sala audiovisual de la Facultad de Arquitectura de la UV, señaló que la respuesta a la presentación de estímulos como risa, llanto y videos, es la liberación de oxitocina, hormona segregada por el organismo y relacionada con los lazos de afecto y apego.
Por tanto, en las mamás adoptivas, aunque no sufrieron los cambios de estradiol y progesterona durante la gestación, sí presentan un incremento en los niveles de oxitocina.
“La hormona reguladora del apego y del afecto sí la secretan las madres adoptivas, al igual que los papás adoptivos.”
De igual forma, estos niveles de oxitocina también se incrementan en relaciones emocionales de novios y hermanos, incluso hay reportes en perros al momento de observar a sus dueños.
En cuanto al funcionamiento cerebral, los resultados evidencian qué tan capaz es la mamá de detectar, percibir y procesar los estímulos del bebé, subrayó.
En el mismo orden de ideas, puntualizó que mediante este estudio la U de G pretende coadyuvar y ser de gran utilidad en los procesos y solicitudes de adopción, los cuales en muchos casos son extremos y tardan años en lograrlo, aunado a las cuestiones legales y burocráticas a las que se deben enfrentar.
Los solicitantes también se someten al cuestionamiento exhaustivo para determinar qué tan capaces serán al momento de cuidar y querer a un bebé.
“De esta forma comprobamos que el funcionamiento cerebral es muy similar y, por ende, no debe haber duda en ese sentido, definitivamente el lazo afectivo tanto en madres biológicas como adoptivas será igual”, recalcó.
Finalmente, añadió que este tipo de estudio –el cual enriquece el conocimiento del funcionamiento cerebral– se ha desarrollado en otras universidades pero basado en resonancia magnética, evaluación de hormonas o neurotransmisores, sin embargo muy pocos aplican la técnica electroencefalográfica.
Asimismo, manifestó que el estudio de la conducta maternal data de hace muchos años, pero actualmente con el desarrollo de nuevas técnicas de imagenología, electroencefalografía y determinación de hormonas, se ha podido enfocar desde otras perspectivas, buscando las bases neurales.
Enseguida inició la conferencia “Motivación y recompensa en la lactancia”, a cargo de Mario Salvador Caba Vinagre, coordinador del CIB, quien habló acerca de una investigación basada en las conejas que dan de mamar a sus crías cada 24 horas, situación llamativa y que ha sido poco estudiada.
Comentó que llamó su atención el asunto de sincronización por alimento, tanto a nivel estructuras del cerebro como a nivel periférico, metabolitos y hormonas como la progesterona.
Mencionó que el número de crías determina si se establece o no esta sincronía que se da una sola vez; es decir, cuando tiene pocos críos no recibe la estimulación necesaria, pero a partir de cuatro sí se establece la alimentación cada 24 horas.
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