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La respuesta a la depresión está en las neuronas

 

  • Expuso investigador del Instituto de Neuroetología
  • Los medicamentos antidepresivos no son la solución a esta enfermedad, pues sólo controlan los síntomas

 

Paola Cortés Pérez

 

La respuesta a la depresión está en las neuronas y no únicamente en los medicamentos contra esta enfermedad, expuso Carlos Manuel Contreras Pérez, investigador adscrito al Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Al impartir la conferencia “Conducta afectiva”, en el marco del II Simposio Internacional de Neuroetología “Naturaleza, Cerebro y Conducta”, el 17 de noviembre en el aula magna de la Facultad de Arquitectura, indicó que las emociones son sensaciones muy subjetivas y, por lo mismo, difíciles de medir pero que han acompañado al hombre en todo momento.

“Seguramente a través del proceso evolutivo nos ha ayudado a mantenernos vivos como individuos y como especie”, subrayó.

Dijo que tendemos a pensar que la ansiedad es mala pero no, depende de su tipo; por ejemplo, la ansiedad adaptativa es la que nos acompaña en todo momento y es la que nos rescata, la que nos mantiene a flote al tenernos en estado de alerta.

En el país, detalló, el 14 por ciento de la población es depresiva; no obstante, en la actualidad aún hay tratamientos falaces producto del desconocimiento de esta enfermedad del cerebro.

Carlos Manuel Contreras Pérez, investigador adscrito al Instituto de Neuroetología.

Carlos Manuel Contreras Pérez, investigador adscrito al Instituto de Neuroetología.

Contreras Pérez explicó que la depresión suele presentarse cuando la persona tiene una pérdida, ya sea física o sentimental, y sufre. Cuando se tiene una pérdida irreparable, hay deseos de violencia; de no ser resuelta la situación de duelo se cae en una ansiedad patológica que mantiene al individuo paralizado, desconcentrado, con temblores y titubeos, hay respuestas vegetativas, entre otras características.

Hay una depresión mayor, dijo, cuando se presentan sentimientos de tristeza, pérdida, enojo, frustración, pero cuando tales manifestaciones afectan la personalidad del individuo, devienen en enfermedad.

“Hay personas que viven así durante años y pueden acostumbrarse a no dormir bien o a hacerlo demasiado, comer mucho o poco, estar cansados, sentirse inútiles, detestarse, sentirse culpables de todo, estar inactivos o distraídos, sentir desesperanza, perder placer en todo, e incluso piensan en el suicidio y el 25 por ciento lo intenta.”

Comentó que los investigadores que estudian el tema están convencidos de que los fármacos antidepresivos realmente no combaten la enfermedad, sino que controlan los síntomas para darle tiempo al organismo a que se recupere del proceso estático, para restablecer la función conductual.

“Estas enfermedades son los temas favoritos de los chamanes, brujos y magos; del uso de las pulseras de cobra; de las idas al Santo Señor de Chalma. Sabemos que hay enfermedades que no tienen tratamiento curativo pero podemos controlar los síntomas, y hay otras en las que podemos lograr que no lleguen tan mal al final del padecimiento.”

Apuntó que apenas se tienen 100 años de conocer cómo funcionan las células del cerebro, ahora se sabe cómo conectan, combinan y comunican a través de moléculas o transmisores. “En las neuronas están las respuestas”.

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