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Bolivia pasa de un modelo campesino a uno agroindustrial

  • El académico de la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia, participó en el 1º Foro Regional del Golfo: Acción colectiva y movimientos sociales, cuya sede es la UV

 

Luis Tapia Mealla habló de la fragmentación política que actualmente se vive en Bolivia

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

 

07/11/2017, Xalapa, Ver.- A propósito de la conferencia “Movimientos sociales y cambio político en Bolivia”, que dictó el jueves 26 de octubre en el marco del 1º Foro Regional del Golfo “Acción colectiva y movimientos sociales”, cuya sede fue la Universidad Veracruzana (UV), Luis Tapia Mealla, académico de la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa) realizó un recuento histórico de ese país, desde la década de 1920 a la actualidad.

Señaló que después de aprobada la nueva Constitución Política de Bolivia en 2009, el gobierno explicitó un plan de construcción de carreteras, represas y concesión para explotación de hidrocarburos y minerales en territorios indígenas reconocidos por la nueva ley en su Artículo 2.

“En esa coyuntura se da el quiebre entre movimiento indígena y partido campesino; empiezan marchas de resistencia y defensa del territorio comunitario y el Estado las reprime. Aquí emerge un rasgo del pasado campesino: se separan las asambleas indígenas del sindicalismo campesino y parte de éste se moviliza para reprimir marchas indígenas.”

Tal separación entre las agrupaciones indígenas y campesinas implicó una resignificación del término; por ello, actualmente en Bolivia indígena es aquel que vive en territorio comunitario de propiedad colectiva, y campesino es quien tiene propiedad privada y proyecto de desarrollo capitalista.

Destacó que a la fecha la Central Campesina no sólo ha roto la unificación en el Pacto de Unidad, sino que ha explicitado tener un proyecto de expansión empresarial capitalista, toda vez que el Movimiento al Socialismo (MAS) –partido de origen campesino y en el poder– con el tiempo se acopló al viejo bloque del poder económico, sobre todo el que tiene predominio agroempresarial y minero.

Tal acoplamiento llegó a grado tal que en 2015 el MAS hizo aprobar una política económica que implica deforestación a un ritmo de un millón de hectáreas al año en territorios comunitarios y campesinos, a favor precisamente de la agroindustria; así como una serie de medidas de financiamiento para la expansión de ésta, fuertemente controlada por corporaciones brasileñas.

En síntesis, se trata de una serie de medidas que afectan a los campesinos medianos y pequeños productores.

“Un lado perverso de esta diversificación de intereses es que un partido de origen campesino ha generado una nueva burocracia estatal que tiene intereses especiales y diferenciados del resto de los productores campesinos, que ha hecho que la Central Campesina se subordine a los intereses agroindustriales, es decir, al capital monopólico industrial.”

Para Luis Tapia, en los últimos años la acción política campesina ha dejado de tener una faceta de movimiento y ha pasado a la dimensión corporativa, mientras las organizaciones indígenas han podido mantener sus acciones a favor del bienestar común, concretamente la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu.

“La gran contradicción del momento es que hemos pasado de un periodo de ascenso en términos de organización, unificación y acción colectiva indígena, campesina y popular, que produjo la caída del neoliberalismo, incluso la reforma constitucional que implicó introducir la figura de Estado plurinacional, a un momento donde el gobierno se ha encargado de desmontar los movimientos sociales, de quebrarlos.”

Es más, el filósofo, docente e investigador habló de criminalización y persecución de las dirigencias, así como de ocupación policial de sus sedes y ocupación militar de sus territorios, lo cual implica que “en territorios indígenas, el actual gobierno tiene algunas facetas ya de dictadura militar”.

A manera de conclusión, hizo notar la alta fragmentación que predomina en el país entre agrupaciones y sujetos que en algún momento fueron parte de un mismo proceso de movilización colectiva. “Cuando uno piensa en movimientos sociales no se trata de sujetos monolíticos”.

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