Entrevista

Reflexión institucional tiene que partir de la academia: Alejandro Pastori

  • El especialista uruguayo en Derecho Internacional dijo en entrevista que inevitablemente en las universidades hay académicos de izquierda y otros de derecha

 

Uno habla mucho de democracia, pero si el país anda mal económicamente, no hay seguridad en las calles o la educación baja de calidad, son cosas que no están bien y no tienen que ver con la democracia

 

“No es solamente la democracia lo que importa en una sociedad”, dijo el académico uruguayo

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

05/04/18, Xalapa, Ver.- Alejandro Pastori, especialista en Derecho Internacional, destacó que las universidades de América Latina (AL) deberían ser “cajas de resonancia” sobre temas como la democracia y el respeto a los derechos humanos, sin embargo, no es así.

El académico de la Universidad de la República de Uruguay visitó la Universidad Veracruzana a mediados de marzo y ofreció la conferencia magistral “La democracia como obligación jurídica internacional: ¿garantía de legalidad institucional o insoportable levedad del derecho internacional?”, en el Aula Magna “Guillermo Ortiz Mayagoitia” de la Facultad de Derecho.

En entrevista con Universo, habló de la democracia en su país, de lo que significó el gobierno de José Mujica y el papel que deberían desempeñar las universidades.

 

Según la revista The Economist, Uruguay es una de las 19 democracias plenas del mundo y la única de Latinoamérica. ¿Comparte este criterio?

Ésos son los criterios de The Economist, pienso que en los aspectos formales en el Uruguay sí existe separación de poderes, elecciones periódicas, un clima de libertades individuales razonable y si vamos a la parte material de respeto a los derechos humanos, son suficientes como para ser considerada una democracia sostenible.

Pero en una sociedad se le da mucha importancia al hecho de ser o no una democracia. Reconozco que vengo de un país que sólo ha tenido una dictadura, que siempre ha tenido gobiernos democráticos y quizá con bajos niveles de corrupción, pero en una sociedad hay otros aspectos que hay que cambiar y modificar para vivir mejor.

Depende de la sociedad en que uno viva, (por ejemplo) si yo estoy en una en la que la libertad de expresión está totalmente coartada, me sentiría mal.

Uno habla mucho de democracia, pero si el país anda mal económicamente, no hay seguridad en las calles o la educación baja de calidad, son cosas que no están bien y no tienen que ver con la democracia.

 

¿Fue provechoso el gobierno de José “Pepe” Mujica para Uruguay (2010-2015)?

Mujica ha sido una persona muy especial. Es un político que ha creado un personaje y lo ha vivido tal cual, al grado de que al exterior del Uruguay ha vendido una imagen extremadamente filosófica de su actuación política, extremadamente desinteresada y muy honesta. Todas esas cuestiones se aplican a Mujica.

Otra cosa fue Mujica el gobernante, el titular del Poder Ejecutivo uruguayo. ¿Cómo valoramos sus cinco años de gestión? Ahí encontraremos dos opiniones: Una dirá “estuvo bien, como el gobierno venía de la izquierda, siguió igual”; otros van a decir que fue el peor gobierno en los últimos 50 años, que dejó un déficit de 3.5 del Producto Interno Bruto, que ingresaron 70 mil funcionarios públicos, y que bajó el nivel de educación y de seguridad pública.

Es como en la familia, adentro de casa uno ve cosas que no se muestran hacia afuera. Yo respeto mucho a Mujica porque logró dar a conocer el Uruguay de una manera positiva, porque la gente admira los valores que él propiciaba, poco frecuentes en la política y que están vinculados con la honestidad, la probidad, una dimensión contraria al orden imperante, quizá utópica.

Pero en el Uruguay no pudo realizar nada de todo eso. Le puedo asegurar que nada. Fue un gran constructor del capitalismo que él denostaba. No hizo más que fomentarlo.

 

¿Cuál es el papel que tienen las universidades públicas en la construcción de la democracia y el respeto a los derechos humanos?

La universidad siempre tiene un rol que cumplir. Y la universidad pública en Uruguay es muy predominante, es el 90 por ciento del alumnado, es una caja de resonancia importante de ideas en esos aspectos.

No sé si eso es importante en estos temas, porque no están planteándose en este momento; es decir, nadie en el Uruguay está cuestionándose la democracia o que las instituciones son corruptas, que no haya separación de poderes o libertad de expresión. Se cuestionan puntualmente hechos, entonces no tienen necesidad de tanto protagonismo en esta materia en especial.

 

Y en América Latina, ¿qué papel juegan o deberían jugar las universidades en materia de democracia y derechos humanos?

Yo no sé si juegan el papel más relevante, porque no estoy en los demás países y hay muchas universidades, Uruguay es un pequeño país; en Argentina hay muchas universidades, en Colombia y en Brasil también, y cada una jugará un papel diferente. Incluso hay algunas universidades con determinadas orientaciones.

Pero deberían jugar un papel más importante del que juegan porque se supone que la reflexión institucional tiene que partir de la academia, porque se supone que debería ser más objetiva y fundamentada y no debería estar contaminada por otras cuestiones políticas, pero inevitablemente se contamina y unos son académicos de izquierda y otros de derecha. Así funciona en el mundo.

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