Entrevista

Los trabajos teóricos no necesitan tener impactos prácticos: María Fernanda Toribio

  • Porque eso no significa que no modifiquen la existencia, manifestó la ganadora de la Medalla “Manuel Suárez Trujillo” 2017 de la UV
  • “Creo que la mejor manera de reconocer a alguien es tenderle la mano”
  • Opinó que para lograr un mayor número de estudiantes alcanzando este tipo de reconocimientos hay muchos factores que no se relacionan con la Universidad

 

María Fernanda Toribio Gutiérrez, ganadora de la Medalla “Manuel Suárez Trujillo” en 2017

 

David Sandoval Rodríguez

 

06/12/2017, Xalapa, Ver.- “Filosofía es una carrera que, si bien brinda muchas aptitudes para otras áreas muy diversas, si tú quieres entrar al mundo académico es muy complicado acceder porque hay un flujo de personas cada vez mayor que estudia esta carrera y quiere ser investigador, los espacios son mínimos y entrar a ellos es sumamente difícil; la ecuación: + mérito + esfuerzo = a empleo, es algo que no ocurre en la realidad”, explicó María Fernanda Toribio recién galardonada con la Medalla “Manuel Suárez Trujillo”, que entrega la Universidad Veracruzana (UV).

La universitaria recibió de manos de la rectora Sara Ladrón de Guevara la decimocuarta presea de su tipo el viernes 24 de noviembre, en ceremonia efectuada en el auditorio de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA).

Cabe recordar que Manuel Suárez Trujillo fue el primer rector de la UV y quien creó e instituyó el lema “Lis de Veracruz: Arte, Ciencia, Luz”, por ello se entrega esta medalla a los estudiantes, de licenciatura o posgrado, que egresan con promedio de 10.

Sólo que para lograr este mérito, aseguró María Fernanda, se requiere de la suma de un conjunto de esfuerzos: “Hay muchos factores que pintan un panorama muy desesperanzador y que hacen mucho más complicado que alguien pueda acceder a un mérito y que no termine desertando a mitad del camino”.

La universitaria recalcó que “los resultados que genera la filosofía no son tan fáciles de detectar ni de crear como los que podría haber en otras carreras, incluso el sistema mismo de competencias es complicado de entender, pero no sólo para la filosofía. El sistema de subir niveles por competencia es difícil de entender porque, por ejemplo, un filósofo puede tardar mucho tiempo en escribir un libro, pero la necesidad de crear pruebas que te avalen como alguien valioso se convierte en una espiral insostenible para la mayoría; entonces, tienes que elegir entre sacrificar la calidad de tu investigación y reproducir un mismo artículo 50 veces, o tener menos dinero y escribir lo que quieres”.

Consideró que debería ser repensado este sistema para las humanidades en particular, pensando en todos aquellos trabajos teóricos que no necesitan tener impactos prácticos y visibles porque eso no significa que no modifiquen la existencia.

Habría que hacer un estudio detallado respecto a cómo se produce un impacto en filosofía, cómo se mide adecuadamente un resultado tan intangible o difícil de mirar como un resultado filosófico sin que se vuelva un espacio de laxitud donde los investigadores puedan “sentarse en sus laureles”, aventuró la joven.

“No sé mucho de esos temas, lo digo desde fuera, desde un personaje que nunca ha trabajado en la Universidad y en ninguna institución de ese estilo, que solo una vez ha tenido beca Conacyt y apenas estoy intentando conseguir la siguiente.”

Con ello hizo referencia a que ha sido aceptada en el Doctorado en Filosofía en la Universidad Nacional de Colombia; sin embargo, acotó: “Si no me dan la beca va a ser complicado hacerlo, pero otra cosa súper alarmante es que no existen apoyos de Conacyt para personas que tienen hijos, sólo si estoy casada recibo dinero adicional y por tener un hijo sólo se incrementa una cantidad mínima dentro del rubro de seguro médico”.

Los méritos no son sólo personales

La ganadora hizo referencia a la relación que existe entre los logros y los privilegios: “Creo que las cosas que uno logra dependen de los privilegios, es decir, hay privilegios con los que naces, que se miran injustos pero ocurren, y hay privilegios que se van gestando, también hay cosas que tienen que ver con la suerte”.

Apuntó que esta perspectiva es engañosa y se pronunció al respecto: “Estoy en contra de pensar que los méritos tienen que ver con cuestiones personales porque ello lleva a la idea –que me parece increíblemente falsa– de que cada uno puede lograr lo que quiere y eso es mentira. Uno puede esforzarse, yo misma me he esforzado por tener un trabajo que me brinde estabilidad económica y no ha ocurrido, la estabilidad que tengo no tiene que ver con mis méritos y mis esfuerzos, tiene que ver con elementos que no dependieron de mí, sino de mi familia, de mi pareja, muchísimos factores no relativos al mérito personal, que juega un papel importante, pero es como letra muerta si no tiene cosas que lo alimenten”.

Planteó que, si bien la universidad no es responsable de la desigualdad y del panorama económico y social que existe en el país, –todo un tema en sí mismo–, sí puede hacer muchas cosas y una de las más importantes sería generar programas de retención de los alumnos que salen a un mundo lleno de personas que han tenido otro tipo de educación, ventajas y desventajas. “El espacio que tenemos es poco y estudiantes que valen la pena, que son brillantes, no han podido conseguir nada”.

Entregar un reconocimiento a los estudiantes destacados es muy valioso, aclaró, “creo que está bien porque es algo que a tu familia y las personas a tu alrededor las llena de gusto, pero sí creo que llega un momento en que la mejor manera de reconocer a alguien es tenderle la mano para algo, creo que ésa es una excelente manera de que la Universidad nos diga a todos: valen la pena, son buenos estudiantes. Hace bien y no debe dejar de entregarlos, pero la otra parte –que es un poco invisible por esta idea del esfuerzo como algo completamente personal– se debe complementar. No estoy diciendo que la Universidad deba emplear a todos porque son muy buenos, sino valorar a quienes son valiosos, el mundo es más complejo”.

 

La trayectoria para lograr ser filósofa

María Fernanda Toribio Gutiérrez cursó filosofía desde la licenciatura y posteriormente la maestría en la Facultad de Filosofía de la UV, de la cual egresó con promedio de 10 en exámenes ordinarios y en primera inscripción.

Esta presea se suma al reconocimiento que recibió en 2015: el Premio Nacional a la Mejor Tesis de Filosofía 2014, de nivel licenciatura, que otorga anualmente la Asociación Filosófica de México (AFM).

Al cursar la maestría pudo realizar dos estancias de investigación cortas. La primera en la Universidad Nacional de Colombia, donde trabajó con un grupo especializado en filosofía antigua llamado Peiras, que forma parte de la Asociación Latinoamericana de Filosofía Antigua (ALFA).”

Posteriormente realizó una estancia en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, donde colaboró con un par de investigadores especialistas en filosofía antigua, clásica y helenística. “Fueron estancias cortas porque mi vida cotidiana no me permitió cursar un semestre completo en las universidades”.

María Fernanda tiene un hijo de 10 años, con respecto a cómo logró compaginar su formación académica con el cuidado del niño, advirtió que en la maestría ya no era tan pequeño, ya iba a la escuela y eso le facilitó las cosas.

“Como lo dije en el discurso (al recibir la medalla), tengo muchos privilegios en muchos sentidos: estoy rodeada de personas que siempre me han ayudado, no me gusta querer entender esto como el resultado de un esfuerzo personal porque pienso que es un poco egoísta, sino porque muchas personas pueden esforzarse tremendamente y no tener estas múltiples ventajas que yo he tenido y que me condicionan a generar resultados.”

Es una lectura errónea pensar que tener méritos es el resultado del esfuerzo y la inteligencia propios, precisó la entrevistada; “es decir, si no hubiera tenido una educación tan constante y tan dedicada, si hubiera tenido que trabajar muchas más horas, probablemente no lo hubiera conseguido”.

Agregó que no ha sido fácil porque llegó un momento en la maestría que la beca se terminó y tuvo que continuar con la investigación pero sin ninguna clase de apoyo económico, por lo que tuvo que trabajar, pero no estuvo sola.

Opinó que para lograr un mayor número de estudiantes alcanzando este tipo de reconocimientos hay muchos factores que no se relacionan con la Universidad, pero ésta sí podría orientarse a fortalecer programas de maestría en particular, dado que es un nivel de especialización con mayores complejidades y compromiso que la licenciatura.

Se podría pensar en un apoyo posterior al reconocimiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que ya no existe para la Facultad de Filosofía, que estaba registrada dentro del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), “eso significa que va a ser sumamente complicado estudiarla”.

Explicó que la beca del Conacyt facilitaba cubrir la cuota semestral del posgrado y dado que muchos de los alumnos ya tienen otras responsabilidades, entre ellos la familia, existen mayores gastos.

 

 

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