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Premio al Decano, culmen de mi trayectoria en la UV: Rosío Córdova 

  • “Ha sido un honor trabajar en la institución que me formó como antropóloga; desde el primer día que me puse la camiseta no me la he quitado, siento una gran responsabilidad con la Universidad” 
  • “Mis estudiantes me nutren mucho, la docencia tiene un aspecto que quizá la investigación no: el formativo; es decir, se forman los estudiantes y también se forman los docentes” 

 

Rosío Córdova, investigadora del IIH-S, recibió el Premio al Decano 2021

 

Paola Cortés Pérez 

22/05/2021, Xalapa, Ver.- Rosío Córdova Plaza, adscrita al Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), expresó que el Premio al Decano es el culmen de sus 25 años en esta casa de estudios, primero como estudiante y ahora como investigadora y docente. 

El pasado 14 de mayo, en ceremonia presidida por la rectora Sara Ladrón de Guevara, la investigadora recibió el galardón junto con otros tres académicos reconocidos. 

En entrevista concedida a UniversoSistema de Noticias de la UV, la también profesora de la Facultad de Antropología, dijo: “Recibir el Decanato es una gran emoción y agradezco a la comisión dictaminadora por pensar que mi trayectoria es merecedora del premio, sabiendo que hay muchos compañeros excelentes”. 

Comentó que es un reconocimiento valioso para todo académico de esta Universidad. Al preguntarle si el recibirlo implica una gran responsabilidad, Córdova Plaza respondió que lo ha sido desde el primer día que ingreso a la UV como profesora en la Facultad de Antropología. 

“Para mí ha sido un honor trabajar en la institución que me formó como antropóloga, es una suerte de retribución. Desde el primer día que me puse la camiseta no me la he quitado, siento una gran responsabilidad con la Universidad.” 

Comentó que se enteró que sería premiada cuando se encontraba en un webinario y uno de los asistentes la felicitó por el chat de la reunión. “No sabía por qué, pregunté y respondieron que debería revisar el banner de la página oficial de la Universidad. Fue un día muy feliz y emocionante”. 

Este premio, expresó, marca el principio de una trayectoria académica diferente y será alentador poder compartir lo poco que sé con la gente de cada una de las regiones universitarias. 

“Todos los premios que he recibido –desde 1990– son para compartirlos con mis colegas, con el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales y con mi Universidad, porque los buenos resultados claro que no son individuales, no puedo decir que me estoy haciendo o me he hecho sola, hay mucha gente que me ha respaldado.” 

 

Clases en pandemia 

Rosío Córdova dijo que durante la pandemia ha sido un poco complicado impartir clases, toda vez que profesores y estudiantes no logran conectarse, lo que resulta penoso y desalentador hablar a una pantalla en negro o –en ocasiones– a fotografías. 

Después de un año sabático, da clases a nivel posgrado, donde tiene un grupo variado y muy participativo; mientras que en el grupo de nivel licenciatura dicta una clase sobre estudios de la familia, donde el grupo está integrado sólo por mujeres, que también son muy participativas. 

En tanto, mencionó que la investigación, fundamentalmente el trabajo de campo, se vio obstaculizado por la pandemia y ha obligado a transformarlo. 

“La docencia se transforma en el sentido de que nos obliga a utilizar más recursos pedagógicos y didácticos para capturar el interés de los estudiantes.” 

Mencionó lo maravilloso que es trabajar con los estudiantes, ya sea en el aula o en el campo. Compartió que principalmente en la línea de género están ávidos por el conocimiento y aprender, incluso algunas alumnas han detectado situaciones de violencia en su pareja y se han alejado. 

“Mis estudiantes me nutren mucho, la docencia tiene un aspecto que quizá la investigación no: el formativo; es decir, se forman los estudiantes y también se forman los docentes.” 

 

25 años en la UV 

Rosío Córdova inició sus estudios en la UV en 1986, 10 años después ingresó como docente y un año más tarde como investigadora. “Mi vida prácticamente ha transcurrido en la Universidad Veracruzana”. 

Estudiar Antropología es una inquietud que le viene desde su infancia. Recordó que en los últimos años del nivel primaria tenía una fascinación por la egiptología, desde entonces continuó con sus estudios y con la idea de que sería arqueóloga. 

Comenzó su formación profesional en la Universidad Autónoma de Yucatán, pero por cuestiones personales y profesionales se mudó primero al puerto de Veracruz y luego a la ciudad de Xalapa, “ya tenía la idea de entrar a Antropología Social en la Universidad Veracruzana”. 

Dijo que esta casa de estudios tiene una gran tradición en antropología, que es reconocida a nivel nacional. Años después ingresó al IIH-S; “ha sido muy satisfactorio ser investigadora, aunque he de confesar que mi meta inicial era ser docente en la Facultad de Antropología”. 

Se interesó por la línea de estudios de género, ya que considera que las mujeres –cotidianamente– experimentan posiciones subordinadas en muchos sentidos. 

“Al estudiar las diversas teorías de género, me di cuenta que estaba sometida a esas posiciones subordinadas y subalternas; era muy difícil que las mujeres hiciéramos uso del espacio público, que tuviéramos la palabra, la voz legítima, que se nos permitiera expresarnos, ocupar posiciones y tomar decisiones, así que me interesó estudiar cuáles eran estos mecanismos de subordinación.” 

Posteriormente se fue involucrando en el tema de la sexualidad en las comunidades; el trabajo sexual; cómo la migración ha cambiado los patrones de sexualidad; el empoderamiento, las empresas y las emprendedoras, entre otros. 

Entre 2002 y 2010 desarrolló –en conjunto con un estudiante– una investigación sobre trabajo sexual masculino en Xalapa y el puerto de Veracruz, se trató de una comparación sobre la homosexualidad en ambos lugares. 

En años recientes, su trabajo de investigación se ha abocado al tema de la violencia contra las mujeres pues “a veces no percibimos que somos objeto de violencia, y puede suceder a cualquier edad, lugar o situación”. 

El impulso para trabajar esta línea de investigación es la falta o casi nula visibilización de tal problemática; uno de estos proyectos aprobados recientemente –noviembre de 2020– tiene por objetivo ayudar a las localidades indígenas para que disminuya, sancione o erradique la violencia de género. 

La investigación intitulada “Estrategias de intervención para la prevención de la violencia de género en comunidades indígenas”, será apoyada para su desarrollo por el Fondo Institucional de Fomento Regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación (Fordecyt), del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). 

Aunque la pandemia detuvo el trabajo de campo, el proyecto continúa y está en su segunda fase, en la que participan la UV, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Autónoma de Baja California y posiblemente se sume la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 

“Ha sido difícil realizar trabajo de campo debido a la pandemia, y al tratarse de violencia de género en comunidades indígenas es difícil que en estos lugares las mujeres tengan acceso a teléfonos móviles, tabletas o computadoras. 

”Estamos en la segunda fase y tuvimos que replantearla debido a la pandemia; sin embargo, algunos miembros del equipo de investigación pudieron realizar trabajo de campo, por lo que tenemos acervo de datos.” 

Rosío Córdova Plaza es investigadora de tiempo completo, académico de carrera, Titular C, en la Universidad Veracruzana; miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel III. 

Es Licenciada en Antropología Social por la UV; tiene estudios de Maestría y Doctorado en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. 

Ha sido integrante del Grupo Interinstitucional y Multidisciplinario para dar seguimiento a la alerta de violencia de género contra las mujeres en el estado de Veracruz, en el periodo 2017-2018. 

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