- María Guiomar Melgar y Dolores Hernández, del ICB, medirán si el probiótico seleccionado será capaz de mejorar la salud de las colmenas de esta especie, así como beneficiar la producción de miel
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla Palacios
09/05/2022, Xalapa, Ver.- María Guiomar Melgar Lalanne y Dolores Hernández Rodríguez, investigadora y posdoctorante del Instituto de Ciencias Básicas (ICB) de la Universidad Veracruzana (UV), respectivamente, trabajan en el aislamiento y caracterización de bacterias benéficas procedentes de abejas nativas sin aguijón y con ellas mejorar la salud de las colmenas.
Las investigadoras participaron en el programa “Tardes de Ciencia” de la Dirección General de Investigaciones (DGI), con la conferencia “Bacterias benéficas para la salud animal”, la tarde del martes 3 de mayo a través de la plataforma digital ZoomUV y en la cuenta de Facebook Sábados en la Ciencia.
Dolores Hernández explicó que la gran mayoría de las bacterias son benéficas y muchas de ellas viven en nuestro cuerpo, algunas tienen características y propiedades que permiten al ser humano extraerlas y procesarlas para convertirlas en probióticos, microorganismos vivos que mejoran la salud de las personas.
“Se han usado desde tiempos muy antiguos porque son las responsables de la fermentación de encurtidos y alimentos pues tienen propiedades benéficas para los consumidores.
”Ayudan a la digestión de sustancias que nuestro cuerpo no es capaz de procesar, se encargan de degradarlas, ayudan a digerir alimentos que sin ellas no podríamos consumir. También combaten enfermedades y recientemente se ha descubierto que tienen una gran influencia en nuestro estado de ánimo.”
Probióticos para abejas nativas sin aguijón
Dolores Hernández dijo que el siguiente paso es llevar los probióticos hacia los insectos. Hay trabajos con abejas melíferas y bacterias de humanos, con el objetivo de mejorar la producción de miel, aunque esto no es lo correcto pues cada especie coexiste con determinadas bacterias desarrolladas a lo largo de su propio proceso evolutivo.
Mencionó que ella y María Guiomar investigan sobre las abejas nativas sin aguijón, insectos que brindan una gran cantidad de servicios ambientales: polinizan muchas plantas silvestres y cultivos comerciales, producen miel, propóleos y panes de buena calidad.
“Hay una gran mortalidad de estas abejas por la pérdida de su hábitat, menos disponibilidad de flores, importación de abejas africanizadas, exposición a pesticidas y enfermedades como la loque americana, que ataca principalmente a las larvas.”
Ante este panorama, empezaron a trabajar en aislar y caracterizar bacterias procedentes de abejas sanas, a fin de evaluar si tenían potencial para ser usadas como probióticos y así mejorar la salud de las colmenas.
“Trabajamos con una granja de abejas en el municipio de Teocelo y obtuvimos una diversidad de aislados, así como bacterias con diferentes formas y características; fueron seleccionadas las que cumplían con las particularidades deseables y para corroborarlas fue necesario hacer muchas pruebas.”
Hasta el momento, compartió, tienen un avance positivo con las bacterias obtenidas en contra de la enfermedad. “Estamos por iniciar las pruebas en vivo y de manera controlada en laboratorio, de probióticos en larvas e infectarlas con el patógeno. También mediremos si el probiótico seleccionado es capaz de mejorar la producción de miel”.
Probióticos de uso animal
Dolores Hernández dijo que los probióticos se han usado mucho en los humanos, pero en el caso de los animales sólo han sido estudios; se han realizado pruebas y comercializado productos elaborados a base de probióticos para personas, pero no buscan beneficiar su salud.
Posteriormente, indicó, fueron probados en animales de producción pero no para su salud, es decir, se aplicaron a las vacas para mejorar la calidad y cantidad de leche o para la ganancia de peso en pollos o cerdos.
Contó que participó en un proyecto en el que además de medir cualidades de las bacterias para mejorar la producción de los pollos, también se dio a la tarea de conocer si los protegía contra bacterias dañinas.
“Encontramos que no sólo mejoraron las condiciones de producción sino que tenían mejores defensas, no había tanta mortalidad, en general los pollitos se veían más sanos. Entonces, demostramos que efectivamente las bacterias probióticas coadyuvan a su salud.”
Mientras que el uso en fauna silvestre es muy limitado; además, al vivir en libertad lo correcto es no alterar su hábitat, dieta y forma de vida.
Al respecto, compartió que fue parte de una investigación que buscaba una bacteria probiótica o con propiedades benéficas producida por los monos aulladores, a fin de reducir las enfermedades y mortalidad de esta especie en cautiverio.
“Obtuvimos la bacteria de animales sanos, diseñamos un producto que fuera administrado a los monos en cautiverio; se trataron de gomitas elaboradas de grenetina y fibras vegetales acordes a su dieta alimenticia.”
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