- Carlos García, de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Morelia, impartió una conferencia en el Instituto de Investigaciones Forestales de la Universidad Veracruzana
- El experto expuso un caso de implementación de alternativas energéticas sustentables en la meseta purépecha

Carlos Alberto García Bustamante
Carlos Hugo Hermida Rosales
Fotos: Luis Fernando Fernández
04/07/2025, Xalapa, Ver.- “A nivel mundial, 1.4 mil millones de personas carecen de electricidad y se estima que en México un 37 % de la población vive con alguna forma de pobreza energética”, mencionó Carlos Alberto García Bustamante, de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad Morelia, al dictar una conferencia en el Instituto de Investigaciones Forestales (Inifor) de la Universidad Veracruzana (UV).
En su exposición, el experto mostró a docentes y estudiantes un caso de desarrollo e implementación de alternativas energéticas sustentables en comunidades rurales en la meseta purépecha.
Carlos García comentó que en el mundo alrededor del 80 % de los requerimientos de energía primaria provienen de los combustibles fósiles, lo cual conlleva repercusiones importantes en la seguridad energética de países y conflictos internacionales.
Además de impactos ambientales locales y regionales como derrames de crudo, lluvia ácida, emisiones al aire de sustancias que merman la salud humana, e incluso afectaciones globales como el cambio climático.
“A nivel rural 2.2 mil millones de personas emplean tecnología de cocción y calefacción ineficientes que generan daños importantes a la salud”, puntualizó.

El experto impartió su conferencia en el Inifor
El investigador declaró que es primordial satisfacer las necesidades energéticas en las zonas rurales, con métodos que permitan beneficios en las dimensiones de la sostenibilidad y ayuden a empoderarlas en el tema.
Ante ello, llevó a cabo la implementación de alternativas sustentables en San Francisco Pichátaro, localidad ubicada en la meseta purépecha de Michoacán, que cuenta con una población de poco más de cinco mil habitantes.
Carlos García relató que esta comunidad tiene una vocación forestal y agrícola, aunque la fabricación de muebles rústicos de madera es una actividad también relevante; por detrás están el comercio, el bordado, la elaboración de pan y la albañilería.
Las alternativas energéticas con las que trabajó fueron estufas ecológicas de leña, sistemas de producción de biogás y estructuras fotovoltaicas generadoras de electricidad.

El investigador declaró que es primordial satisfacer las necesidades energéticas en las zonas rurales
El principal reto que enfrentó fue vencer el abstencionismo, pues estas tecnologías requieren la participación de los usuarios, y es complicado superar las inercias del asistencialismo y lograr que la gente se involucre.
El experto aseguró que existen oportunidades muy grandes de mejorar condiciones de vida y satisfacer necesidades en las comunidades rurales, aunque para ello falta financiamiento, mucha capacitación y adaptarse a cada caso.
“Es primordial que los habitantes se comprometan, a fin de sacar todo adelante”, manifestó.
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