Lecturas y Lectores

Textos, intertextos, transtextos

Conocer, implica interés, observación, sistematización, implica hacer lo que se está haciendo las veces que sea necesario.

Particularmente creo que uno de los soportes básicos del conocimiento está en el «texto», el texto lingüístico; no importa que sea analógico o hipertextual es sólo un soporte para signos cuya interpretación nos conduce a nuevos entornos.

En el aula es necesario recurrir a textos: textos escritos, orales, y quiero pensar que también kinésicos, proxémicos, etc. Vemos entonces que las experiencias, entendidas semióticamente, tienen múltiples y ricas posibilidades de abordaje y producción de nuevos signos y nuevos textos.

A final de cuentas, los textos nos rodean tanto como nuestra sagacidad, ingenuidad o ignorancia para reconocerlos.

Entonces, los textos «nos miran», y nosotros «los miramos», ¿por qué? porque somos textos dentro de textos, en una escala abismada que no alcanzamos a comprender sino con mucho esfuerzo y el acompañamiento de nuestras capacidades constructivas y deconstructivas, concomitantemente con nuestras reticencias, provengan de donde provengan.
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Textos, contextos

Una de las cosas que más me llaman la atención es la actitud que algunos grupos llegan a manifestar respecto a los textos.

En la universidad he tenido grupos que han llegado a manifestar abiertamente que no entienden las lecturas abordadas porque tienen muchos términos técnicos y palabras desconocidas.

No deja de asombrarme que estudiantes del semestre que sea (aunque lo entiendo más de parte de los de nuevo ingreso), se muestren con alguna incertidumbre, frustración o desánimo, pero el abordaje ha sido variando las estrategias, utilizando textos «poco complejos» y señalando previamente rutas «decodificadoras» para cada uno.

Aún así, persisten casos de estudiantes que se mantienen en el «tienen muchas palabras técnicas», cerrando sus posibilidades a cualquier otra razón que no confirme sus prenociones.

Pero cuando leo sobre el tema de que los mexicanos leemos poco o que a los estudiantes hay que darles textos tan simples como si se tratara de recetarios, instructivos o memorandums, me niego a pensar que son tontos felices, considerando la felicidad como el estatus cómodo del consumidor de mensajes de Messenger, Facebook o Twitter. Sin embargo, competir con el desinterés no es fácil.

La vida es una suma interminable de charlas, pláticas, críticas y cuestionamientos que a nivel de calle realizamos sin recelos, pero ante los textos podemos manifestar todos los que se nos atraviesen en el camino.

Evidentemente, el problema no está en que haya «muchas palabras técnicas»; es multifactorial y no se resolverá sin mirar la estructura completa. ¿Por qué cuando hablamos en clase sobre nuestras «experiencias personales amorosas» (ejercicio no para el inicio de un curso, ojo), todos tenemos tantas cosas que decir y nos atropellamos por participar?

Contextos y sujetos

Personalmente no creo que deba bajarse el nivel del curso, creo que la universidad necesita profesores creativos, imaginativos para ejecutar estrategias participativas. Involucrar al grupo no es sólo suponer que porque hay que leer, a como de lugar se debe leer.

Hay que prestar más atención a lo que hay en los márgenes incomprendidos y no obsesionarnos por la búsqueda mecánica de resultados con la idea de aparecer en la marquesina de la ciega productividad. Hay que concentrarse más en las personas y no tanto en los números porque sí.

Al fin y al cabo, el problema que se nos presenta es el de reflexionar si un estudiante involucrado revela a un profesor involucrado, o qué significado tendría el 80% o el 20% de un grupo involucrado.

En los años 70’s, en un ya clásico comercial televisivo, aparecía un presentador en impecable traje blanco que tras la barra, tomaba una jarra con agua que vertía hasta la mitad de un vaso de cristal, al tiempo que articulaba este texto oral: «Hay quienes ven este vaso como un vaso medio vacío, pero hay quienes lo ven como un vaso medio lleno, Verlo así es pensar positivamente, pensar joven, cuestión de enfoque».

¿»Pensar joven» es «pensar positivamente»? o, ¿cuál habría de ser el enfoque?