Universidad Veracruzana

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Universidades deben socializar la ciencia: Herrera Lima

  • Los responsables de esta tarea deben tener una muy buena estrategia de comunicación y un permanente vínculo con científicos
  • «Lo ideal es que los científicos pongan su conocimiento al servicio de la sociedad, no solamente al de sus pares”
  • La especialista participó en el Diplomado en Comunicación de la Ciencia

 

David Sandoval

Susana Herrera Lima, académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), piensa que la comunicación de la ciencia es una de las responsabilidades que tienen las universidades, con mayor razón las públicas al funcionar con recursos de la sociedad, por ello es necesaria la profesionalización de este campo, como lo refirió en entrevista durante su participación en el Diplomado en Comunicación de la Ciencia que ofrece la Universidad Veracruzana (UV).

Sobre cómo hacerlo la especialista indicó que en primera instancia hay que “tener mucha claridad hacia quiénes nos vamos a dirigir y para qué, cuáles son los objetivos, ello es parte de una muy buena estrategia de comunicación y todos estos elementos bien articulados deberían dar lugar a un muy buen programa de comunicación de la ciencia, permanente, del que se deriven proyectos específicos que tendrán como resultado productos: videos, trípticos y conferencias, etcétera, pero derivados de la estrategia”.

¿Qué papel tienen las universidades en la comunicación de la ciencia?
Me parece que es un lugar estratégico para el quehacer de la comunicación de la ciencia en términos tanto de los recursos como de la responsabilidad social.

Por la manera en que estamos organizados socialmente, es en las universidades, en los institutos, en los centros de investigación, donde se produce conocimiento.

A nivel nacional, muchas de las universidades públicas y privadas tienen a los más importantes institutos de investigación y el conocimiento que ahí se produce debe estar al servicio de la sociedad.

La responsabilidad es fundamental e inherente, debería ser un quehacer obligatorio de las universidades, que de hecho en el discurso lo es, aunque no en la práctica necesariamente.

Con base en su experiencia, ¿cuáles diría que son las funciones básicas de un área de comunicación de la ciencia?
En principio una muy buena identificación, un mapa –por llamarlo de alguna manera– del conocimiento que se está produciendo en la misma universidad. Porque aunque parezca obvio y redundante, tenemos identificado que no se sabe qué está haciendo cada uno de los institutos y muchas veces las autoridades universitarias no tienen conocimiento de todo lo que se realiza en su institución; debe haber una base de datos donde estén con mucha facilidad identificados qué proyectos se están desarrollando, qué tipos de líneas de investigación se tienen, cuáles son los vínculos con otras universidades, etcétera.

Creo que uno de los grandes problemas que hay en estas áreas de comunicación de la ciencia es que no se tiene –para empezar– conocimiento de lo que se está produciendo en términos de la propia institución, parece lo más obvio pero no necesariamente se cuenta con ello.

En segundo lugar, tener un muy buen departamento de comunicación de la ciencia, es decir, un área consolidada y desarrollada de especialistas en comunicación de la ciencia.

Yo insisto mucho en la profesionalización porque no se pensaría que un responsable de laboratorio de física sea un improvisado, o que el responsable del desarrollo de proyectos lo sea; sin embargo, el responsable de comunicación de la ciencia puede ser quien sea, alguien que medio sabe y entrevista a los científicos.

Quiero aclarar que esto no está mal, porque es sobre las trincheras donde se forma gente muy creativa, pero creo que la profesionalización debe ser un área más reconocida en términos de sus necesidades y sus beneficios, que podrá proporcionar a un departamento de vinculación o difusión de la ciencia.

Debe haber además una estrategia porque suele suceder que surgen productos aislados: hoy sacamos una revista, mañana una cápsula, pasado mañana un video y el sitio en Internet, cualquiera pone cosas ahí sin orden ni sentido, etcétera.

Este departamento debería ser responsable de una muy buena estrategia de comunicación y un permanente vínculo con científicos, para ello hay que conocer primero sus proyectos, y por supuesto una gran claridad de hacia quién se quiere dirigir; si será para los mismos universitarios, va a ser para ciertas áreas de la población a las que la universidad tiene que responder porque vive de los recursos públicos; conocer hacia qué públicos, qué grupos sociales y qué espacios, porque incluso pueden incidir en la generación de políticas públicas.

¿Cómo puede darse esta profesionalización en la materia?
Debe haber programas que tengan esa intención. La profesionalización se da en el oficio pero también hay programas académicos orientados a ello. Este Diplomado en Comunicación de la Ciencia es un área de profesionalización, hay programas de posgrado, desde mi punto de vista debería haber licenciaturas pero no las hay; cuando menos especialidades configuradas hacia la formación de profesionales en comunicación de la ciencia que tiene a la vez muchas vertientes: puede ser periodismo científico, que es un ámbito noticioso, así como también productos vinculados
a problemáticas sociales, por ejemplo.

La profesionalización está dentro de las mismas universidades con la formación de cuadros que después alimenten a estos departamentos.

En su opinión, ¿qué sería preferible, contar con periodistas que se orienten hacia la ciencia o científicos que tuvieran el interés por difundir?
Es una pregunta y un debate que lleva muchos años. Los científicos dicen que son ellos quienes pueden comunicar porque los periodistas no entienden nada, pero la mayoría de las veces los científicos no saben cómo comunicarlo ni tienen mucha disposición a aprender, con sus honrosas excepciones.

Por otro lado, los comunicadores tristemente sólo hacen una entrevista y se dedican a pasarla a palabras que suponen como cotidianas y tampoco cumplen una función eficiente. Muchas veces el periodista no se preocupa por entender ni investigar o contrastar lo que le dicen mediante distintos contextos y perspectivas, entonces los productos no resultan de calidad o utilidad.

Creo, desde mi personal punto de vista, que lo ideal es una articulación muy honesta, auténtica y muy dispuesta al diálogo; es decir, científicos que realmente se comprometan con poner su conocimiento al servicio de la sociedad, no solamente al de sus pares, de sus laboratorios o sus fines concretos, sino de grupos sociales más amplios; y por otro lado, periodistas, comunicadores, realmente interesados en comprender el conocimiento científico y entender a los públicos hacia quienes va dirigido este conocimiento.

Creo que el diálogo despojado de prejuicios, de jerarquías en las diferentes habilidades y conocimientos, puede dar lugar a un buen entendimiento y una buena comunicación –en primer lugar– entre el científico y el comunicador.

Susana Herrera Lima

En México, encuestas han planteado que las personas desconfían de los científicos más que de otras profesiones, ¿cómo puede reducirse esta brecha?
Precisamente éste es uno de los grandes desafíos del comunicador; volvemos al asunto de la importancia de una buena profesionalización en la comunicación de la ciencia, para que no solamente aprenda técnicas sino que tenga una formación teórica sólida en sociología, en cultura, en antropología, y que pueda entender el contexto sociocultural de los científicos, que finalmente son seres humanos iguales a nosotros en su vida social y cultural; y por otro lado, comprender al público al que se quieren dirigir porque también hay muchos públicos vinculados a muchos intereses, expectativas y problemas.

Si el comunicador de la ciencia no está dispuesto a entender estas realidades, su tarea puede ser interesante y bonita pero se va a quedar muy corta en términos del objetivo de generar una cultura científica, porque ésta tiene que ver también con los científicos, es decir, si los científicos no están convencidos de la importancia social de su trabajo, podrá ser muy bueno, pero su cultura científica es muy reducida.

¿Qué le gustaría que aprendieran quienes se están formando en el Diplomado en Comunicación de la Ciencia de la UV?
Me sentiría muy satisfecha si queda por lo menos sembrada la preocupación por no quedarse solamente en los productos y las técnicas sino tomar conciencia de la importancia del contexto sociocultural, de entender las dinámicas
social e institucional, la cultura y las formas diferentes de entender y percibir de los diferentes públicos a los que se quiere llegar.

Hay muchas maneras de emprender la comunicación de la ciencia, dependiendo de muchos aspectos, y dejar sembrada esa inquietud sería para mí un buen logro.

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