Universidad Veracruzana

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UN TRIÁNGULO COMPLEJO (LA DIDÁCTICA DEL ESPAÑOL)

 

TÍTULO

Amanda Cano Ruíz*

 Por increíble que ahora nos parezca, hasta hace poco tiempo no se analizaba mucho la forma en que se desarrollaban las clases en las escuelas y la educación en general. Fue Comenio, en su libro Didáctica Magna, del siglo XVI, el primero en plantear una crítica seria a los métodos de enseñanza empleados por los maestros. Imaginen que en esa época apenas unos cuantos en el mundo podían asistir a la escuela y muchas clases se impartían en una lengua distinta a la que hablaban los estudiantes. Qué difícil aprender así, ¿no creen?

En el presente, la educación está en el ojo del huracán. Desde padres de familia hasta investigadores opinamos acerca de ella. Comparamos los actuales libros de texto gratuitos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con aquéllos en los que nosotros aprendimos; nos extrañamos de la manera en que los profesores explican las sumas o divisiones a los niños y del tipo de tareas escolares que les solicitan realizar en casa. Es decir, nos preocupa qué y cómo se enseña y aprende en las escuelas. Este último aspecto es del interés de la didáctica, se trata de una ciencia joven pero de una enorme relevancia si tomamos en cuenta que se interesa en la adecuada formación escolar de las personas.

VIÑETA 3

Didáctica general

“El  arte de enseñar”, así concibió Comenio a la didáctica. Tuvieron que pasar varios años para que esta idea se transformara, gracias al avance en diversas ciencias sociales. Apenas en el siglo XIX investigadores empezaron a explicar con bases científicas sólidas cómo aprendemos los seres humanos, lo bueno o malo de las formas de enseñanza empleadas por los profesores y posibles porqués de las dificultades de aprendizaje de los alumnos. Este momento coincide con un crecimiento importante de las escuelas en el mundo y de los saberes por  aprender en ellas; el asunto más delicado era seleccionar los conocimientos a enseñar y definir  la  manera en que los profesores los abordarían en las aulas (cuestión difícil de abordar hasta el presente). Como se darán cuenta, la didáctica general se ocupa del estudio de procedimientos, técnicas y metodologías eficaces de enseñanza para lograr aprendizajes relevantes en los estudiantes.

Ahora, ¿considerarían que las matemáticas, el español y la historia se pueden enseñar de la misma manera? ¿O cada asignatura requiere de estrategias específicas de acuerdo a la naturaleza del conocimiento puesto en juego?  ¿Implicará lo mismo aprender y enseñar el famoso Teorema de Pitágoras que aprender a escribir instructivos o comprender las implicaciones de la expropiación petrolera?

VIÑETA 1

 

Didáctica del español

En efecto, como suponían, cada asignatura requiere de pensar en estrategias particulares para su adecuada enseñanza y aprendizaje. Así llegamos a la didáctica del español, que se ubica dentro de la didáctica de lenguas. Imaginen a la didáctica general como nuestra Vía DOS NIÑOS COMIENDOLáctea, es decir una galaxia que forma parte del universo de las ciencias. La didáctica de lenguas sería el Sistema Solar y la didáctica del español la Tierra. Nuestro Sistema Solar estaría integrado por todas aquellas  didácticas que tienen como objeto la enseñanza de una lengua. Desde ellas se busca dar respuesta a este tipo de interrogantes: ¿qué buscamos al enseñar una lengua?, ¿cuál es la mejor forma de que los estudiantes la aprendan?, ¿con cuáles temas iniciar,  avanzar y concluir?, ¿qué materiales podemos ocupar para que los aprendizajes sean mejores?, ¿de qué tiempo requerimos para enseñar determinado contenido?, ¿cómo evaluaremos a los alumnos?

Parece que son cosas sencillas de resolver pero en la práctica resulta bastante complejo llevarlo a cabo. Tan sólo elegir qué debemos los mexicanos aprender del español desde que entramos al preescolar y hasta concluir nuestra educación básica es toda una tarea por realizar. Ahí es donde la didáctica puede ayudar, y mucho. Si queremos visualizar cómo opera esta ciencia o “mundo” imaginemos dentro de él un triángulo: en uno de sus vértices estaría la lengua (español), en otro los docentes y en otro más los estudiantes; lo interesante de este esquema es cómo se relacionan o interactúan tales elementos entre sí, de manera armoniosa, generando un buen  sistema o dinámica de trabajo.

Dentro del vértice de la lengua está lo que se va a aprender de ella. Aquí encontramos el producir y comprender diversos textos oralmente y por escrito, además del funcionamiento de la lengua y sus usos sociales. Esto sólo puede ser enseñado por un profesor (otro vértice) que ha estudiado muy bien la lengua; hablamos de conocimientos sólidos en: gramática, ortografía, léxico, lectura, expresión oral y escrita; todos sus esfuerzos deben dirigirse a los estudiantes. ¿Pero cómo son éstos?, ¿qué saben y desconocen de esta asignatura?, ¿qué tan en contacto están con el mundo de los libros?, ¿qué los motiva hacia el aprendizaje?, ¿en qué tipo de actividades y con qué tipo de materiales participan mejor? Todos estos aspectos nos hablan del estudiante y del sentido que tiene incluirlo dentro del triángulo del sistema didáctico.

En la práctica hemos observado que los profesores construyen sus propios sistemas didácticos, van tomando decisiones sobre la marcha  porque no cuentan con mucho tiempo para pensar en el qué, cómo, para qué y a quiénes se les va a enseñar. Por ejemplo, un maestro de telesecundaria (a diferencia de las secundarias generales y técnicas) debe impartir todas las asignaturas y muchas veces este maestro es también el director. Es muy difícil que en estas condiciones se logre un buen funcionamiento del triángulo didáctico, pues si de algo se requiere en didáctica es de espacios para pensar o planear lo que se va a hacer, consultar diversos libros que orienten, así como preparar los materiales adecuados. Además, al terminar cada clase habrá que revisar los trabajos de los estudiantes para conocer su grado de avance en relación con la lengua y definir cómo apoyarlos.

VIÑETA 2

Rutas de análisis

Dentro de la Línea de Investigación Lengua Escrita y Matemática Básica, de la Universidad Veracruzana, se han realizado investigaciones para conocer, entre otras cosas, qué pasa dentro de las aulas en las clases de español. Se ha encontrado un abanico multicolor, pues depende de las características de cada maestro (su historia personal y profesional) cómo interpreta lo que debe enseñar. Los estudiantes y las localidades donde viven también influyen en los rasgos de las clases; no es lo mismo ser hijo de padres universitarios que de padres con pocos estudios, vivir en Xalapa o en una pequeña localidad, tener al español como lengua materna o hablar alguna otra, nacional o extranjera.

Mucho hace falta por estudiar en este gran mundo de la didáctica del español. Una posible línea por explorar es la didáctica detrás de los libros de español que ha editado recientemente la SEP para la educación básica, que llegaron a las escuelas sin mayores orientaciones para los docentes (y recordemos que ellos establecen el “qué enseñar”). Como se darán cuenta, enseñar y aprender español no es sencillo, entran en juego muchos elementos: maestros bien formados en esta disciplina, estudiantes interesados, así como materiales de apoyo claros y bien diseñados.

 

 

 

*Doctora en Investigación Educativa, Académica de la Unidad de Estudios de Posgrado de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”. Correo: mandy_caru@hotmail.com

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