Universidad Veracruzana

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Inversión a futuro. Reserva cognitiva

 

 

Invertir futuro-05Vicenta Reynoso Alcántara*

En términos generales invertir implica emplear, gastar o colocar bienes o recursos en aplicaciones, que en un plazo corto, mediano o largo, puedan resultar productivas. Podemos invertir, por ejemplo en la educación de nuestros hijos. En el contexto de la salud también podemos hacer inversiones, podemos invertir recursos y tiempo en nuestra alimentación, en realizar actividad física, en tener hábitos saludables de sueño, etc. incrementando así la posibilidad de que nuestra salud sea buena. De misma forma en nuestra salud mental también podemos invertir.

 Envejecer con gracia

En la década de 1980, con el objetivo de analizar algunas causas de la demencia, se desarrolló una investigación en un grupo de monjas de la congregación Notre Dame en Estados Unidos. Las monjas con edades de entre 75 y 102 años, dieron datos sobre su estilo de vida, incluyendo detalles de las ac tividades realizadas cotidianamente y algunos antecedentes de vida incluyendo nivel educativo, nivel socioeconómico, nivel de salud, etc. También se estudiaron sus niveles de inteligencia y otras capacidades cognitivas, y una vez fallecidas se analizaron sus cerebros.

Varias participantes presentaban lesiones cerebrales características en los pacientes que sufren la enfermedad de Alzheimer, que es el tipo más común de demencia. Sin embargo, no todas las participantes con lesiones habían tenido síntomas severos de esta patología, algunas presentaban una capacidad cognitiva normal o casi normal y habían envejecido con gracia.

Se observó que las participantes con capacidades cognitivas normales tenían un mayor nivel educativo y mayor nivel intelectual. Los resultados de este estudio proporcionan evidencia de que las actividades que desarrollamos a lo largo de la vida pueden formar una especie de reserva, que sirve para disminuir el deterioro progresivo e irreversible de las facultades mentales, sugiriendo así la existencia de una reserva cognitiva.

¿Qué es la reserva cognitiva?

La reserva cognitiva es la capacidad del cerebro para optimizar o maximizar el manejo de sus recursos mediante el reclutamiento eficiente de redes neuronales y/o estrategias cognitivas no utilizadas normalmente. Se ha observado que una persona con un nivel alto de reserva tiene una mayor capacidad de afrontar los daños causados por diversas enfermedades que afectan la función cognitiva, en especial las relacionada s a la demencia. Una persona con niveles altos de reserva tienen un cerebro que puede soportar mejor los cambios, que regularmente son consecuencia normal del envejecimiento, así como algunos cambios patológicos relacionados con algunas enfermedades como la locura, enfermedad de Parkinson, traumatismos craneoencefálicos, infartos, depresión, etc.

 Crecer la Reserva Cognitiva

La reserva cognitiva no está fija en ningún momento de la vida sino que resulta de la exposición al medio. Tal como sucede en el estudio de las monjas y en un sinfín de estudios que se han desarrollado a la fecha, se ha visto que la reserva cognitiva puede aumentar por un incremento constante en la actividad mental, social y física. La experiencia de vida puede influir en la anatomía cerebral mediante la generación de células del sistema nervioso central –neurogénesis-, la formación de nuevos vasos sanguíneos –angiogénesis- y la regulación de compuestos que promueven la neuroplasticidad, lo que produce que el cerebro sea eficiente. Y justo en estas evidencias está la clave de cómo invertir en nuestra salud mental.

Dentro de las experiencias de vida relacionadas con los niveles de reserva cognitiva los tres factores más estudiados son el nivel educativo, el nivel de demandas cognitivas en el trabajo y la realización de actividades de ocio y estilo de vida.

Tanto la educación formal como la formación técnica y el entrenamiento en algún oficio promueven la formación de esta reserva. Los adultos con mayores niveles educativos tienden a tener una mejor ejecución en pruebas de conocimiento y un bajo riesgo de padecer pérdidas cognitivas relacionadas con la edad.

Por otro lado las demandas laborales hacen referencia a las demandas sociales que debe afrontar la persona para desenvolverse en su entorno laboral. Hay evidencias de que un trabajo con altas demandas de conocimiento o interacción social proveen de una mayor reserva cognitiva, también se ha visto que a menor nivel de vida laboral, mayor probabilidad de padecer demencia.

En cuanto al ocio y el estilo de vida se refiere, la participación en actividades recreativas que implican demandas cognitivas, físicas y sociales, también son relevantes en la formación de la reserva. Las personas que se involucran en este tipo de actividades, por ejemplo leer, convivir con amigos, viajar, practicar deporte, bailar, tocar algún instrumento musical, etc., desarrollan un nivel más alto de reserva.

Así, la educación y la profesión son dos aspectos en los que podemos tomamos decisiones a lo largo de nuestra vida, aunque no siempre es posible tener el control de ellos. Por lo que el tercer factor es muy importante en cuanto a la inversión de nuestra reserva cognitiva se refiere, ya que es la forma en la que decidimos pasar nuestro tiempo libre.

 ¿Cómo invertir en tu salud mental?

Si bien aún no se puede establecer una receta exacta para incrementar nuestra reserva cognitiva y no se ha podido asegurar que participar en tales o cuales actividades es un tratamiento 100% probado contra la demencia, si existe evidencia de que la promoción de la formación de esta reserva a través del enriquecimiento intelectual podría ayudar a evitar, retrasar o atenuar el deterioro cognitivo. Por lo que al incrementar nuestro nivel educativo, desarrollar actividades laborales demandantes y participar en actividades de ocio que impliquen requerimientos cognitivos, físicos y sociales, estamos invirtiendo en nuestra reserva y salud mental.

Es importante que invirtamos en nuestra reserva en todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta llegar a la adultez mayor, ya que esto puede aminorar el deterioro cognitivo en una edad senil o mucho antes de lo que uno imagine.

 

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*Facultad de Psicología, Xalapa, UV.

vreynoso@uv.mx

Dirección de Comunicación de la Ciencia

Dudas y comentarios: dcc@uv.mx

Ilustración: Sergio Segura Medrano.

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