Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



La maletita Pier Cardán

Por Juana Inés Dehesa

«¿Y aquí, a Germancito, dónde lo llevamos?», fue la pregunta que hizo Mariana, mientras levantaba a pulso lo que hasta el sábado pasado fue el departamento de interés social que habitaron las cenizas de mi papá: una urna negra, a un tiempo siniestra y horrenda, flanqueada en cada vértice por columnas doradas; un ejemplo perfecto de lo que el célebre difunto llamaba «charroco tardío».

Como suele suceder cada vez que habla Mariana, suscitó el desconcierto. En eso nadie había pensado. Con una precisión y una atención al detalle que ni el asesinato de Osama, entre Adriana, Rosa Elvira y mis hermanos logramos organizar finalmente el viaje a Tlacotalpan. Iríamos sus cuatro hijos, su hermana, el licenciado Max Peniche, que es un hermano que le nació en Yucatán, Adriana, y su cercanísimo y fidelísimo «personal de apoyo»: Pancho, Rosa Elvira, Janet, Chivis y Fita. Sería el 14 de mayo, vestiríamos de blanco y trataríamos por todos los medios de evitar el llanto y la tristeza.

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Palabras de Raúl Arias Lovillo

Por Raúl Arias Lovillo

Estimada Sra. Adriana Landeros, estimada Juana Inés Dehesa, estimados familiares y amigos de Germán Dehesa, Queridos amigos todos,

Cómo expresar el agradecimiento profundo de la comunidad de la Universidad Veracruzana, y el mío propio, ante el generoso y significativo gesto de la familia de Germán Dehesa de donar a la máxima casa de estudios de Veracruz su biblioteca: los libros más apreciados, los títulos, los autores, los textos que por entrañables, por cercanos, por  queridos, Germán reunió a lo largo de su vida, y en los que por años abrevó. Libros que lo formaron como hombre de letras y que fueron objeto de estudio, reflexión, trabajo y gozo.

Cómo decir, cómo nombrar este gratitud que sentimos los universitarios de Veracruz ante esta distinción que nos fue conferida. Cómo hacerlo si carecemos de su verbo prodigioso, de su cálida voz, de su amable palabra, de su habla jovial, de la plasticidad de su expresión, de su extraordinaria cultura, de su chispa y de su gracia.

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Palabras de Juana Inés Dehesa

Por Juana Inés Dehesa

Buenas tardes.

Los bienes, si no son compartidos, no son bienes. Al amparo de esta frase de Fernando de Rojas ejecuté mil veces lo que mi papá llamaba “robo hormiga”, el expolio por goteo, volumen a volumen, de su enorme biblioteca. En sus propias palabras, tenía el numerito muy puesto: sacaba a veces una novela, o el primer tomo de Anderson Imbert, o la edición de lujo de Los mil y un años de la lengua española, de Alatorre, e intentaba llevármelo sin que se diera mucha cuenta. Era en vano. Con todo y que era tuerto y miope, mi papá alcanzaba a ver bastante. He de decir en su descargo que lo aceptaba de bastante buena gana: sólo entrecerraba los ojos, movía la cabeza y emitía una de sus esdrújulas favoritas: méndiga. Lo decía con tal mezcla de azoro y ternura que nunca presagiaba nada demasiado terrible.

No se enojaba —o no mucho— porque para mi papá el compartir los libros, sus libros, era una manera más de manifestar su cariño.

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Palabras de Felipe Garrido

Hoy toca

Por Felipe Garrido

Doña Adriana Landeros, querida Juana Inés; muy apreciado señor rector, doctor Raúl Arias Lovillo; amigos de nuestra Universidad Veracruzana; señoras y señores:

Sor Juana, Juana Inés, cimiento de nuestras letras, uno de los poetas de cabecera de Germán Dehesa, llamó a un retrato “engaño colorido”, fruto de “falsos silogismos de colores”; un malogrado intento de vencer al tiempo y al olvido; una flor delicada al viento, un resguardo inútil contra el destino, un afán caduco y, escribió la monja, repitiendo casi al pie de la letra un verso de Góngora, “bien mirado,/ es cadáver, es polvo, es sombra, es nada”.

A partir de la experiencia y la razón –Sor Juana fue una mujer indeciblemente racional-, es posible que esto sea cierto; que nosotros y nuestras obras finalmente seamos polvo, sombra, nada. Pero por suerte, como dice Ernesto Sábato, “por suerte, el hombre no es casi nunca un ser razonable, y por eso la esperanza renace una y otra vez en medio de las calamidades”.

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El oficio de escribir

Quien quiera ser escritor

Germán Dehesa  (parte de una entrevista de Círculo de Lectores)

Quien quiera ser escritor, que trate de ser un excelente lector.

Quien quiera ser escritor, que no sienta miedo de imitar a quien tenga para él autoridad de maestro. En literatura, la única manera de superar una influencia es ceder a ella y asimilarla a tu estilo. De esa manera, poco a poco irás encontrando tu voz.

Quien quiera ser escritor, que primero se pregunte: ¿Qué herida traigo? Todo escritor habla por la herida. De algún modo la vida, la realidad, lo lastimó. Si no tienes eso, ni lo pienses.

Quien quiera ser escritor, que esté dispuesto al gran impudor… porque escribir es eso, encuerarse.

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