Núm. 15 Tercera Época
 
   
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  Leonardo Rodríguez: La Atenas Veracruzana  
 

Eka Ríos: El placer de leer

 

          Es un proceso que, hay que estar conscientes, implica tiempo, desarrollo de estrategias que permitan lo mismo trabajar con grupos que con cada uno de los individuos de esos grupos, mediante el conocimiento previo de parte de su background familiar, escolar, de sus personales intereses, a fin de poder elegir textos, extensión de los mismos, tema y tratamientos.

          Muchos coinciden en señalar que la solución a la falta del hábito de la lectura debe combatirse despertándolo en el niño. Estoy de acuerdo, pero esa solución debe ampliarse y contemplar al maestro, porque si éste carece de preparación, de interés, de las herra mientas necesarias –como sucede en muchos casos–, ¿cómo va a formar un lector? A este respecto, Gabriel Zaid, en un certero y propositivo ensayo publicado recientemente, asevera:

No llegarán muy lejos los programas destinados a que lean los alumnos de un maestro que no lee.
Les falta lo fundamental, el ejemplo. Hay que hacer programas para que lean los maestros, empezando por apoyar a los que leen. El problema es localizarlos. No es fácil, porque en el mundo de la educación y la cultura abundan las personas que nunca le encontraron el gusto a la lectura, pero saben disimularlo (Letras Libres 117, septiembre de 2008, p. 44).

Y para apoyar sus ideas propone que se retome lo que él llama un “método indirecto”, cuando Fernando Solana y Roger Díaz de Cossío crearon el Correo del Libro de la Secretaría de Educación Pública, en 1978.

          Dos ideas más, de las varias que maneja el texto de Zaid, resultan atractivas, perturbadoras y deseables:

Ningún maestro debería dar clases, si no es capaz de leer en voz alta con claridad, comunicando la comprensión del texto. Ninguna persona debería recibir un título universitario (de cualquier especialidad), si no es capaz de escribir el resumen de un libro (p. 45).

          Y lo anterior no es algo que le preocupe a todos, ni tampoco es tarea de todos, pero sí de quienes tienen inteligencia, sensibilidad y corazón, de quienes se empeñan en convertir la struggle for life en struggle for light.

BIBLIOGRAFÍA

Alvarado, Nicolás y Julio Patán. “Leer por la vereda tropical”, Letras Libres. Núm. 104 (agosto), año IX, pp. 24-30, México, 2007.
Argudín, Yolanda y María Luna. Aprender a pensar leyendo bien. Habilidades de lectura a nivel superior. UIA /Plaza y Valdés, México, 1996, 257 pp.
Bonilla Ruiz, Elisa. “Cinco formas de leer el mundo. Leer: condición del desarrollo”, Letras Libres. Núm. 104 (agosto), año IX, pp. 34-35, México, 2007.
Davenport, Guy. “Mis lecturas”, Letras Libres. Núm. 49 (enero), año V, pp. 44-48, México, 2003.
Eco, Umberto. El nombre de la rosa. Lumen, Barcelona, 2005.
Manguel, Alberto. “Cómo Pinocho aprendió a leer”, Letras Libres. Núm. 58 (octubre), año V, pp. 58-62, México, 2003.
Monsreal, Agustín. La banda de los enanos calvos. Lecturas mexicanas 83, Segunda serie, México, 1987, 153 pp.
Muñoz Molina, Antonio. Las apariencias. Alfaguara, Madrid, 1996, 270 pp.
W. Shelley, Mary. Frankenstein. Editores Mexicanos Unidos, México, 1988, 230 pp.
Zaid, Gabriel. “Contagios de lector a lector”, Letras Libres. Núm. 117, (septiembre), pp. 44-45, México, 2008.

 
 
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