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Hay pocos estudios sobre historia demográfica en nuestro país

 

  • “Permite conocer las relaciones y vínculos creados por quienes habitaron México en el pasado”, destacó académica de la Universidad de Guadalajara  
  • Participó en seminario del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV 

 

Alejandra Sotomayor, investigadora de la UDG, participó en seminario del IIH-S de la UV

 

David Sandoval Rodríguez 

Fotos: Luis Fernando Fernández 

07/10/2025, Xalapa, Ver.- La historia demográfica permite conocer las relaciones y vínculos creados por quienes habitaron México en el pasado, permitiendo comprender cómo es que se establecen a partir de nacimientos, decesos y matrimonios, comentó Alejandra Sotomayor Sandoval, historiadora e investigadora de la Universidad de Guadalajara (UDG). 

La académica participó en el Seminario de Historia Social y Política, organizado por los Cuerpos Académicos “Estudios históricos de la región del Golfo Siglos XIX y XX” e “Historia y Cultura” del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV). 

Sotomayor Sandoval tiene como línea de investigación el mestizaje y la población afrodescendiente, no obstante, visitó la UV para comentar con sus académicos y estudiantes de posgrado el artículo “Familia y Milicia: 1er y 2do Batallón del Regimiento de Infantería de la Nueva España, 1759-1820”. 

Refirió que su consulta abarcó las actas y documentos castrenses como también archivos de iglesias, templos y el Sagrario de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. 

A su vez, reconoció que, a pesar de documentarse en diversas fuentes, “hay pocos archivos sobre estos capellanes o párrocos castrenses”. 

 

Destacó los registros de mujeres que acompañaron a batallones de infantería destinados a combatir a los insurgentes

 

Dos áreas de estudio que se han desarrollado escasamente en México son la historia demográfica, aquella que incorpora los registros de la población en sus investigaciones y por otro lado la investigación sobre las milicias, en particular las que fueron destinadas a combatir al movimiento de insurgencia. 

Ejemplificó su trabajo con el nacimiento ocurrido en altamar de José María de la O, durante un viaje de La Habana a Veracruz, lo que revela que los milicianos viajaban acompañados, en algunos casos, de sus esposas. 

“Se cree que fueron más de dos batallones los que abarcaban el regimiento pero sólo se han encontrado registros de los dos primeros”, apuntó. 

Tales documentos le permitieron reconstruir las rutas marítimas y el itinerario que siguieron los regimientos, así como observar, a partir de las fechas de casamiento registradas por los capellanes, los periodos en que no se encontraban activos en campaña. 

Las partidas refieren los lugares donde se hizo el sacramento como iglesias, sagrarios y templos, explicó, permitiendo así ver las trayectorias que tomaron, abarcando desde Puerto Rico hasta la Ciudad de México, entre otras localidades. 

“Los movimientos que se lograron rastrear fueron de estos dos batallones, pero en el caso del segundo batallón sólo hay registros en territorio novohispano, pero por otros registros sabemos que siempre se estuvieron acompañando”, comentó. 

 

La investigadora refirió que existen pocos estudios y registros sobre las familias castrenses

 

“Lo que llama la atención es, no sólo que se estuvieron movilizando de manera conjunta sino que, en esos trayectos, había bautizos y eso nos habla de que hubo embarazos y partos, lo que implica a su vez que hubo mujeres que se movilizaron con los regimientos”. 

En tal sentido, recalcó que el tema de las mujeres en la milicia no se ha tratado a profundidad antes del siglo XIX, mientras que posteriormente si existen estudios sobre las “adelitas” y mujeres cocineras, por ejemplo. 

Un tema adicional que podría profundizarse es el de las infancias, afirmó: “me parece muy interesante pero hay que hacer trabajos más amplios”. 

Asimismo, es importante considerar el número de hijos porque permite observar cómo se construyen las redes familiares en la milicia, que se van conformando como redes de apoyo y se conocen como “familias castrenses”.