- Harmida Rubio Gutiérrez, docente de la Universidad Veracruzana, destacó que dicho enfoque da lugar a ciudades más justas, seguras y corresponsables
- Mientras las urbes se enfocan en resolver los problemas relacionados con la producción y la generación de dinero, el urbanismo de cuidados se centra en la pequeña escala y el traslado de un lugar a otro por medio de recorridos cortos
Texto y fotos: Carlos Hugo Hermida Rosales
24/11/2025, Xalapa, Ver.- “La arquitectura de cuidados propone procesos participativos donde las personas habitantes del espacio intervienen en su diseño, lo cual da lugar a ciudades más justas, seguras y corresponsables”, aseguró Harmida Rubio Gutiérrez, docente de la Universidad Veracruzana (UV).
Al dictar una ponencia en el 1er Coloquio del Observatorio Urbano Universitario, la catedrática explicó que la arquitectura de cuidados se basa en la modificación del proceso de diseño, a fin de enfocar la atención en acciones para preservar la vida como preparar la comida, criar a los niños y velar por la salud de adultos mayores.
Harmida Rubio mencionó que actualmente las ciudades se encuentran trazadas desde un punto de vista patriarcal y colonial, centrado en satisfacer a una élite con poder y amplios recursos económicos.
“Es primordial tomar en cuenta los requerimientos de sectores de la población precarizados, como mujeres racializadas, personas indígenas y migrantes”, puntualizó.
La académica expuso que las urbes se enfocan en resolver los problemas relacionados con la producción y la generación de dinero, y el mantenimiento de los centros de trabajo y las vialidades necesarias para llegar a ellos.
Por su parte, el urbanismo de cuidados se centra en la pequeña escala y el traslado de un lugar a otro por medio de recorridos cortos que a su vez solucionen varias actividades como hacer las compras, pasear las mascotas o la atención de las plantas, acciones que muchas veces se realizan en red y se han minimizado desde una visión patriarcal.
“Integrar los cuidados en el urbanismo implica una distribución más equitativa de servicios esenciales —salud, educación, alimentación, recreación—, además del reconocimiento de saberes comunitarios y prácticas ancestrales”, enfatizó la docente.
Harmida Rubio subrayó que la academia tiene un papel medular en modificar el paradigma de lo que hasta hoy se concibe como arquitectura, a fin de sustituir el diseño orientado a la producción por uno más amable a la población.
“Es fundamental cambiar la visión y asumir que existen desigualdades estructurales reflejadas y reproducidas en el espacio en que vivimos”, concluyó.
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