- El autor de la novela Esta cuerpa mía conversó sobre los cuidados de la escritura y al leer
- “Si los artistas no tenemos la capacidad de aceptar nuestros errores y generar una conversación alrededor de lo que pudimos hacer mal, la sociedad no va a terminar de aprender que esto es importante”

Uri Bleier reconoció que los talleres literarios han sido un espacio enriquecedor para la creación de su novela
David Sandoval Rodríguez
Fotos: Iván Mora
20/06/2025, Xalapa, Ver.- Uri Bleier, escritor nacido en la Ciudad de México, conversó sobre su proceso creativo que, a diferencia de lo que ocurría en el mundo literario hace medio siglo, lo considera colectivo, abierto a los errores y, sobre todo, desmitificador.
Así lo compartió en entrevista el creador de la novela Esta cuerpa mía (Alfaguara, 2024), con la que Bleier debuta en el mundo editorial.
Comentabas que se debe desmitificar la figura del escritor y hablabas en primera persona, porque tú no eres un escritor de formación…
Bueno, para mí creo que es importante retomar estas conversaciones para los jóvenes porque, qué sucede con los jóvenes que están escuchándonos y queriendo escribir. Cuando ellos entienden que la figura del escritor es esta cosa muy imponente, demasiado importante, incluso inalcanzable, creo que los abstiene de empezar a escribir.
Entonces, simplemente muchas veces se quedan en la lectura y empiezan a tenerle miedo a la práctica de escribir.
Me parece que es importante abordarlo desde ahí, porque somos personas, porque cometemos muchísimos errores, porque incluso una vez que te acercas a una novela publicada, tú mismo encuentras que pudiste haberlo hecho mucho mejor.
Aunque el público obtenga un artefacto que parece demasiado sólido o irrompible, tú entiendes que no es así. Entonces, creo que desmitificar las figuras de personas importantes me parece fundamental para lograr tener conversaciones mucho más horizontales, no tan verticales.
En mi caso, pues sí, soy justamente autodidacta, estudié Negocios Internacionales y después empecé a entender que el arte posee una pasión que no había encontrado en otro lugar, y decidí acercarme. Si yo hubiera decidido acercarme, pero hubiera creído que los escritores eran esta cosa tan sólida, pues quizás no me hubiera atrevido, y me encuentro con muchas personas que me dicen eso.
Mencionaste que el boom latinoamericano fue un momento en la historia de la literatura; hablaste también de este trabajo de campo que realizas y uno lo asocia más con la ciencia; sin embargo, también sirve para crear una novela y que tú te sientas satisfecho con ella…
Sí, totalmente. Lo decía así: si algo bueno trajo la cultura de la cancelación, tiene que ver con que ya no podemos escribir historias solamente utilizando el imaginario colectivo o desde el desconocimiento.
Tenemos que adentrarnos mucho más, debemos entender la historia, tenemos que buscar qué es lo que sucede realmente en ese mundo en el que vamos a escribir.
Debemos tratar, sobre todo, de no cometer estos errores, de creer que como tú eres el que está generando ese pequeño mundo, tienes todas las capacidades para cometer errores.
Yo creo que es importante entender que la lectura de hoy no es la misma que la de hace 50 o 60 años, que hoy se tiene mucho más cuidado al leer, y eso me parece que es interesante porque te hace darle más vueltas de tuerca a la historia, te hace entrar desde otro lugar, te hace ponerte incluso en otro papel. Me parece que ahí el que lo entiende encuentra algo muy interesante.

Para el autor de la novela Esta cuerpa mía, el momento actual de la literatura gana terreno al uso de los teléfonos móviles
Platicabas acerca de tu proceso de creación y la importancia que le das a tu voz, en la que puedes transmitir esta pasión, pero también hay una responsabilidad…
Creo que una de las responsabilidades más importantes del autor es hacerse cargo de esto. ¿Qué conversaciones suceden a raíz de lo que uno entrega como artefacto cultural? ¿Qué pasa en ese momento? Si los artistas no tenemos la capacidad de aceptar nuestros propios errores y de generar una conversación alrededor de lo que pudimos hacer mal, creo que la sociedad no va a terminar de aprender que esto es importante. Creo que es necesario empezar a verlo desde ahí.
Es mucho más importante tener una conversación sobre los errores, que no cometer ningún error. Entonces, aislarse y convertirse en esta figura, justamente demasiado sólida, te hace ser inaccesible y es como, “bueno, yo no cometo errores”. No, claro que cometemos errores.
Incluso hay errores de lectura en los que también tenemos que hacernos responsables, no porque seamos nosotros quienes van a guiar la lectura de hoy, sino porque hay una conversación que se va a generar ahí, y creo que es más interesante llevarla que eliminarla.
Esta idea del diálogo, de generar una conversación, también está en tu proceso creativo porque mencionaste la importancia que tienen para ti los talleres, la socialización de lo que se está gestando…
Sí, creo que escribir es un proceso muy solitario, pero no tiene que serlo así y para mí los talleres son un espacio muy importante en donde he encontrado una conversación alrededor de la literatura. O sea, creo que no hay nada más lindo que sentarse a hablar de lo que a uno le interese con gente que le interesa exactamente lo mismo.
En el nivel más micro, que además lo disfruto mucho, puede ser el chisme, esta cosa nos interesa a todos y hablamos sobre esto; o una conversación intelectual alrededor de la literatura, en donde personas que están interesadas en lo mismo que tú, hablan sobre sus distintos puntos de vista. Yo creo que se gana muchísimo en lo que uno hace en la vida, cualquier cosa que esto sea, cuando lo socializan. Y ahora, darme cuenta de que los clubes de lectura son tan importantes, me parece hermoso.
Para los escritores los talleres han sido muy importantes, y ahora para los lectores son los grupos de lectura. Entonces, creo que la literatura está saliendo de este espacio solitario y se está colectivizando; estamos ganando muchísimo en ese lugar.
Creo que justamente la literatura y el arte es ese espacio para salir de la comodidad de donde todos piensan como tú, entablar conversaciones, escuchar al otro, lograr ser capaz de hablar sin esta pasión desbordada que lastima al otro, tener esa mesura en la conversación.
Para mí es hermoso lo que pasa con la literatura ahora. En un momento en el que justamente los teléfonos son cada vez más importantes; pues bien, empiezan a existir espacios de resistencia en donde colectivizamos algo que era muy personal, como la lectura, y esto me da mucha esperanza.
¿Cuál sería el consejo que le darías a estos jóvenes que a lo mejor vienen de universidad, de preparatoria?
Pues que escriban. Creo que a escribir se aprende escribiendo y a trabajar la madera se aprende trabajando la madera; creo que hay otro componente que es la observación, que en el caso de la literatura se da a través de la lectura, observar cómo lo hizo el otro.
Ser capaz de entender que cada uno va a vivir su proceso, que a quienes nos toca hacer no es a quienes nos termina de tocar juzgar lo que estamos haciendo. Entonces, enamórense del proceso, escriban, al final nunca sabes qué tan bueno vas a ser.
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