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Universidades, base para transformar la conciencia pública

  • La gestión ambiental no es únicamente separar residuos o plantar árboles, es un proceso de reinserción social, afirmó Eduardo López, investigador de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

 

Eduardo López Hernández, profesor e investigador de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

 

David Sandoval Rodríguez

20/12/18, Xalapa, Ver.- Las instituciones de educación superior públicas, al ser espacios en los que se hace investigación y se generan procesos educativos, deben facilitar sus conocimientos a la ciudadanía y ponerlos a disposición del público que no tiene acceso a la universidad, planteó Eduardo Salvador López Hernández, profesor e investigador de tiempo completo del cuerpo académico (CA) Investigación Socioambiental para la Sustentabilidad de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).

El especialista es coautor del libro Contribuciones de las universidades en la educación ambiental en municipios, publicación compilada por María de los Ángeles Chamorro y Héctor Narave Flores, integrantes del núcleo académico de la Maestría en Gestión Ambiental para la Sustentabilidad de la Universidad Veracruzana (UV).

En el libro se exponen los resultados del trabajo de siete universidades públicas en colaboración con los municipios en las entidades de Chiapas, Campeche, Tabasco, Veracruz, Morelos, Puebla y Jalisco.

“Los modelos en que hemos colaborado, construyendo investigación, donde nos han dado ciertas respuestas a la demanda social sobre distintos problemas, son a largo plazo porque van más allá de lo ambiental y aspiramos a que lleguen al dominio público para que las personas se hagan conscientes”, planteó.

Es necesario no sólo generar campañas sino una real participación de la sociedad para solucionar los problemas ambientales, por ello explicó: “Tratamos de cambiar el paradigma ya que la gestión ambiental no es únicamente separar residuos o plantar árboles, es un proceso de reinserción social en el que hay que transformar, mediante el proceso educativo, la conciencia pública”.

Sostuvo que para ello se deben construir contenidos educativos, “por eso les llamamos modelos de intervención educativa que van a distintos planos sociales, no es lo mismo educar a un estudiante en el medio profesional que enseñar a una persona en el medio rural o indígena, tenemos que establecer diálogos desde distintas percepciones y construir juntos para una gestión lo más favorable a las condiciones locales”.

Al definirse como procesos educativos, la propuesta del modelo que contiene el libro es que deben ser establecidos en el largo plazo, pero los gobiernos municipales tienen tres años de vida, su esencia es que el primer año se pasa en planeación, el segundo aplican ciertas políticas y al tercero los funcionarios ya están en campaña para buscar otro puesto político.

“Hemos encontrado que la fórmula de participación de las universidades con esta estrategia educativa orientada a resultados es posible porque las instituciones permanecen y los investigadores –así como los propios alumnos– van creciendo y encontrando en ese modelo nuevas líneas de investigación”, subrayó López Hernández.

En ese sentido, las universidades favorecen un proceso real de educación y de propuestas que van a transformar realidades.

Puntualizó que los actuales modelos en educación superior se basan en el análisis complejo de las realidades ambientales, sociales y políticas.

“Lo que las universidades hacen es crear una visión de la transversalidad de los problemas y fomentan la participación multidisciplinaria para su resolución, así como también la deconstrucción de un profesional que se inserte en la realidad a través de los programas universitarios como el servicio social comunitario, la elaboración de tesis, la asistencia de investigación y su preparación como un futuro facilitador de información para ponerla a disposición de la ciudadanía.”

Ésta es una nueva visión que se va construyendo en el profesional que egresa de las universidades y está orientado hacia una inserción social que le dé sentido a su vida, agregó el académico.

El sentido de este modelo permite ir construyendo experiencias de trabajo a través de la experiencia profesional y en la resolución de problemas y en estos procesos se trabaja con empresas, fundaciones y organizaciones públicas que facilitan esta transición en la formación profesional, concluyó.

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