- Ana Lilia Ulloa Cuéllar, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, se refirió al impacto en el cambio climático y a la polémica por pensamientos de Slavoj Zizek y Byung–Chul Han
- “Necesitamos cambiar nuestros modelos de competencia, individualismo y ansiedad, por modelos de cooperación y hábitos de solidaridad”, expresó
José Luis Couttolenc Soto
05/08/2020, Xalapa, Ver.- Dentro del ciclo de conferencias sobre temas selectos de derecho en el contexto actual de la contingencia de salud por Covid-19, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Veracruzana (UV), el viernes 24 de julio participó virtualmente la investigadora Ana Lilia Ulloa Cuéllar, quien expuso sus reflexiones filosóficas en torno a la contingencia sanitaria y abordó también la polémica filosófica existente sobre la pandemia entre el esloveno Slavoj Zizek y el surcoreano Byung–Chul Han.
La investigadora mencionó que con un panorama de miedo, duda, desorientación y asombro, tanto nuestro país como el mundo enfrentan una contingencia en la que el enemigo invisible se llama Covid-19, “que nos ha declarado la guerra y nosotros prácticamente sin fusiles, parque, medicamentos ni ningún tipo de artillería; no sabemos ni por dónde protegernos con efectividad, sus efectos han ocasionado crisis sanitaria, económica, familiar y laboral, mientras que en el terreno de las relaciones humanas los feminicidios y maltrato a las mujeres han aumentado por el confinamiento”.
La pandemia, dijo, también ha puesto al descubierto nuestro frágil sistema de salud, tanto en países ricos como pobres, y ha mostrado igualmente “que la educación en línea está en pañales en los países en desarrollo, ya sea porque los maestros no manejan las diferentes herramientas digitales para hacer efectivas las clases, o porque muchos alumnos no cuentan con los dispositivos correspondientes; además, el Covid-19 desplomó la demanda mundial y el precio del petróleo, provocando que países como Arabia Saudita y Rusia inundaran los mercados con más crudo de lo que se necesitaba”.
No obstante, Ulloa Cuéllar reconoció que dentro de esta catástrofe surgieron cosas positivas como la mejora relativa en la contaminación del aire, los mares mostraron mejores condiciones, igual que el reino animal, dado que “con el planeta en pausa” el medio ambiente ha tenido un gran respiro, “enseñándonos que la contaminación y destrozo de mares, selvas y de todo el mundo animal, es producto de los seres humanos, por lo que frenar y disminuir nuestro trabajo agresivo y destructor se hace necesario hoy más que nunca”.
Ana Lilia Ulloa también se refirió a un antes y un después de la pandemia, en particular a lo relacionado con el cambio de paradigma político–económico, en donde algunos teóricos como los filósofos Slavoj Zizek y Byung-Chul Han presentaron recientemente sus puntos de vista y lo que se espera después de la pandemia, “puntos de vista que se contraponen”.
Explicó que Zizek señala que el coronavirus es un golpe al capitalismo, de manera que la pandemia lleva a reconstruir otro modelo de vida completamente diferente al que se ha tenido hasta ahora, que dejará un nuevo virus, el ideológico; esto “llevará a pensar en una sociedad alternativa, más allá del Estado-nación, una sociedad que se actualice a sí misma en la forma de la solidaridad y cooperación global.
”El virus de la pandemia, de acuerdo con Zizek, hará colapsar al capitalismo y se reorganizará una nueva economía global distante de los mecanismos del mercado, y sobre la base de una cooperación y solidaridad global”, dijo la conferencista.
Byung-Chul Han considera que este tipo de revolución que sostiene Zizek no se dará, y señala que “sólo nuestra capacidad racional y la praxis revolucionaria nos puede llevar a construir un nuevo mundo”.
Ante estos argumentos, la investigadora del IIJ sostuvo que ambos “están en un error, porque a pesar de que son propuestas opuestas, las dos parten de un mismo pensamiento dicotómico y justo me parece que en ello radica el error, pues si bien es cierto que algo debemos hacer para frenar los estragos del capitalismo, no implica que debamos pensar en un socialismo o comunismo. La sociedad y la vida en general es compleja, sistémica, y no podemos seguir analizándola con una filosofía tradicional”.
Para concluir, apuntó que “lo peor que nos puede pasar –aún peor que la propia pandemia– es pensar en el antes como lo normal, lo más cruel de lo que hoy estamos viviendo sería que esta situación no nos dejara alguna enseñanza, y quizá el primer paso en el proceso de reconstrucción es ver en qué nos hemos equivocado; hoy más que nunca debemos ser creativos pues urge cambiar el rostro despiadado del capitalismo, sin que implique implementar un comunismo o socialismo. Necesitamos cambiar nuestros modelos de competencia, individualismo y ansiedad, por modelos de cooperación y hábitos de solidaridad”.
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