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CCT recibió capacitación en el uso de equipo para medir gas radón

  • Investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona acudió a la entidad académica para tales fines
  • La dependencia de la UV recibió dos equipos especializados como donación del Organismo Internacional de Energía Atómica

 

Joan Bach i Plaza, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona

Joan Bach i Plaza, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona

 

David Sandoval Rodríguez

 

Xalapa, Ver., 04/12/2016.- El Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana (UV) recibió la capacitación para el uso de un equipo especializado en la detección de gas radioactivo con la participación de Joan Bach i Plaza, investigador del Departamento de Geología de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, el viernes 25 de noviembre.

Juan Cervantes Pérez, coordinador general del CCT, dio la bienvenida oficial al científico y explicó que la donación de dos equipos por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el espectrofotómetro y un equipo para medición de gases, con la correspondiente capacitación de los investigadores servirán para apuntalar el proyecto “Caracterización de fuentes alternas para el suministro de agua a Xalapa”, que se efectúa con académicos de Ingeniería Ambiental de la UV y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Refirió que el espectrofotómetro es un equipo valuado en más de 60 mil euros y sirve para medir más de 100 variables; por otro lado, el equipo conocido como RAD 7 es un medidor que permitirá conocer las características del subsuelo y del agua, analizando el gas radón.

Se ha estudiado el agua subterránea para determinar por dónde corre, las características del manto acuífero y cómo se relaciona con la geología de la zona, por ello se solicitó la capacitación para su uso.

“Algunos resultados han permitido determinar que la cuenca del río Actopan puede alcanzar hasta 11 mil años de antigüedad y es importante conocer esto porque cuando lo relacionamos con distintas variables –además del cambio climático–, lo que esperamos es tener cada vez mayores periodos de sequía y en ese caso la fuente de agua será subterránea, pero si desconocemos sus características nos la vamos a acabar, en ello radica la importancia del estudio”, aseveró.

Por su parte, Bach i Plaza explicó que la capacitación que se realizó es para el uso de RAD 7, “es un medidor estándar, un equipo muy extendido en el mundo que mide el radón tanto en el aire como en el agua”.

El equipo se utilizará para medir la concentración de este gas en agua, que incluye el método de toma de muestras en campo, porque debe hacerse con ciertas precauciones para lograr medidas correctas.

Por otro lado, la capacitación en el manejo de RAD 7 incluye saber recoger las muestras con las debidas precauciones para obtener resultados correctos, además conocer, desde el punto de vista teórico, cuáles son las posibilidades del radón en el uso de las aguas subterráneas porque es su aplicación particular.

En esta investigación colaboran Alejandra Cortés Silva, coordinadora del Grupo de Hidrología Isotópica del Instituto de Geofísica de la UNAM, María del Rocío Salas Ortega, académica de Ingeniería Ambiental de la UV y Juan Pérez Quezadas, candidato a doctor por la UNAM.

La conferencia de Bach i Plaza trató en amplitud la caracterización del radón, de dónde surge y cómo está presente en la tierra, además de las formas de protegerse de su actividad radioactiva. “Es relativamente desconocido, por ello se deben saber los efectos perjudiciales que tiene respirarlo”.

El radón es un gas noble dentro de la tabla periódica, genera menos capacidad de unirse a otros elementos para formar compuestos, lo cual es una característica importante para su uso como trazador, además es incoloro, inodoro e insípido, explicó. “Ahora mismo lo estamos respirando porque se produce de manera continua en los elementos de la corteza terrestre, es soluble en agua, por eso se utiliza como trazador en hidrogeología”.

Es un gas radioactivo, por tanto, tiene un doble origen: es gas y radioactivo, destacable porque la mayoría de los elementos con dicha propiedad son sólidos, al ser un gas, tiene mayor movilidad y por ende mayor peligrosidad.

El académico de la Universidad Autónoma de Barcelona compartió: “Vivimos en un entorno radioactivo a pesar de que no nos percatemos de ello”, apuntó, “esta radioactividad es generada por fuentes naturales y artificiales, el 85.5 por ciento proviene de las primeras y sólo el 15.5 por ciento de las segundas; de este porcentaje el radón representa un 49 por ciento”.

Comparado con otros elementos radioactivos medidos en bequerel (la unidad de medición radioactiva estándar), el gas radón tiene un periodo de semidesintegración cercano a los 3.82 días, que no obstante a ser menor que el uranio o el radio, al ser un gas incoloro e insípido, su peligrosidad es mayor.

Asimismo, es un derivado del elemento químico radio, un isótopo radioactivo que al irse degradando se convierte en distintos elementos hasta llegar al radón 222, que es el utilizado para investigación. “Es más interesante, tanto desde un punto de vista positivo como negativo, porque su periodo de semidesintegración es mayor al del gas torón, que tiene, por ejemplo, 55.6 segundos, mientras que el radón tiene un periodo de 3.82 días, por lo tanto este periodo de semidesintegración lo hace más peligroso porque durante este tiempo podemos interactuar con él”.

Con respecto la utilización del radón como indicador de radioactividad en la investigación hidrogeológica, señaló que hay trabajos efectuados en Europa que analizan la concentración del gas en el aire, ya que cuando están muchas horas trabajando dentro de un edificio se deben tomar precauciones como espacios bien ventilados.

“En el subsuelo se concentra el gas y si sabemos su concentración podemos saber cómo evitar su inhalación, que es una tendencia creciente en las legislaciones ambientales de la Unión Europea, es una aplicación dedicada a la protección radiológica, a protegernos de esta radiación, porque ahora mismo lo estamos respirando, pero si la concentración es muy pequeña, el peligro también es muy pequeño.”

Joan Bach relató que su vinculación con los investigadores del CCT se dio a través del Organismo Internacional de Energía Atómica, “ellos fueron quienes me pidieron que viniera a hacer este asesoramiento”; de esta forma ha conocido el trabajo que se realiza en la UV a través de las publicaciones, que le parecieron interesantes, “están consiguiendo conocer, en la cuenca del río Actopan, el funcionamiento y la dinámica de los flujos subterráneos”.

Con el aparato que recibió el CCT se pueden obtener varias mediciones, tanto de agua, aire y suelo; en el caso del proyecto que se realiza en la región con el agua del río Actopan, se han realizado algunas pruebas para instruir a los investigadores en el uso del equipo y en próximas fechas se estarán analizando sus resultados.

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