Entrevista

Urge literatura para jóvenes: Ana Romero

  • La escritora Ana Romero señaló que hay una gran necesidad de los jóvenes y niños por leer
  • Es Premio Bellas Artes de Cuento Infantil “Juan de la Cabada” 2011, por Puerto libre. Historias de migrantes

 

La autora compartió que le gustaría compartir con los jóvenes del Conalep

 

Karina de la Paz Reyes Díaz

08/05/18, Xalapa, Ver.- La escritora oriunda de La Piedad, Michoacán, Ana Romero, autora de obras como el poemario Trenes, planteó en entrevista con Universo la necesidad que hay en el país de que se escriba y publique literatura para jóvenes.

El sábado 28 de abril, Romero presentó El fantasma de la casa del lago, publicado por El Naranjo, en el Salón “Ramón Rodríguez” del Complejo Deportivo Omega, sede de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2018 de la Universidad Veracruzana (UV).

Ana es una narradora y poeta, egresada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Autónoma Metropolitana y de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México. Se ha desempeñado como guionista de cine y televisión y es Premio Bellas Artes de Cuento Infantil “Juan de la Cabada” 2011, por Puerto libre. Historias de migrantes.

 

¿Es fácil ser narradora de cuentos infantiles en México?

Sí. La verdad no es que sea fácil, es una labor como cualquiera en la literatura, pero lo que hace todo más sencillo es que hay una gran necesidad de los jóvenes y niños por leer. Son bien “prendidos”, se hacen fans de inmediato, son muy leales; y si les gusta un autor, les gusta para siempre, por eso están pendientes de las nuevas obras que publican.

Esto también se debe a las editoriales, que hacen una buena labor con los chicos, pues éstos son muy receptivos. En México es muy bonito escribir para niños.

 

«Vine a la FILU a presentar mi libro El fantasma de la casa del lago, que no tienen nada que ver con migración, pero lo que yo quiero con mis historias es darle una vuelta al mundo»

 

¿Qué pretensión tiene su obra literaria?

Cada autor tiene un interés muy particular por los temas que le competen directamente; a mí me compete el tema de la migración y por alguna razón –que desconozco– el del abandono, lo cual no significa que mis libros sean tristes y miserables –que pueden llegar a serlo–, pero creo que el asunto de la literatura educativa para niños y jóvenes está muy pasada de moda y no es bien acogida entre los chavos lectores.

Como cualquier persona, se forman un criterio lector desde muy temprana edad y si uno quiere regañarlos o instruirlos no funciona. Por ello, mi principal objetivo es contarles historias que les importen y darle voz a las cosas que no solemos dársela.

Porque los niños padecen la guerra, la muerte y la migración como cualquier otra persona, entonces necesitan tener historias que reflejen eso.

 

¿Qué retos le ha implicado el escribir sobre migración para el público infantil?

El quedarme corta, porque lejos de que se sientan abrumados es todo lo contrario. En el norte y sur profundo del país, por ejemplo, es contada la familia que no tenga a alguno o algunos de sus miembros en Estados Unidos. Es la realidad más básica de nuestro país.

Y sí, se habla mucho de los que se van y toda la odisea atroz que padecen, pero también está el asunto de los que se quedan, de quienes los niños son los que menos posibilidades tienen de decir algo, porque nadie les pregunta. Ellos son de los que se quedan, los que finalmente tienen una familia rota, y muchas veces tienen que crecer sin uno o los dos papás. Esa división los agobia, porque no tienen ninguna manera para solucionar nada.

 

¿Buscas resarcir, en alguna medida, esas ausencias paternales y maternales?

Eso es más o menos imposible. Yo soy hija de un migrante y no hay nada que pueda resarcirlo. Es un acompañamiento y mejorar la vida. Vine a la FILU a presentar mi libro El fantasma de la casa del lago, que no tienen nada que ver con migración, pero lo que yo quiero con mis historias es darle una vuelta al mundo y hacerlo más comprensible para mí, y una vez que lo entienda, quizá a alguien más le quede claro.

 

Además del abandono y la migración, ¿qué otros temas considera que falta incluir en la literatura infantil actual?

En la literatura infantil creo que estamos abarcando bastantes temas. Hay muchos escritores fantásticos en México y en el mundo, pero creo que uno de los problemas que hay en el país es que quienes escribimos para niños y jóvenes nos estamos quedando cortos con la juventud. El fantasma de la casa del lago es más bien juvenil, pero si bien hay muchos libros como éstos, no hay tantos como los hay para niños.

Si bien hay un boom de literatura infantil desde 2002, los niños crecieron y creo que no les estamos escribiendo tanto como merecen y necesitan de todos los temas posibles. Por eso creo que nos hace falta escribir mucho más para los jóvenes.

 

¿En esta nueva literatura infantil y juvenil se acabaron los héroes, las heroínas, los príncipes y las princesas?

Se modificaron. Sigue habiendo héroes, pero no necesariamente usan capa ni tienen poderes. Son otros tipos de héroes más cotidianos que se enfrentan a problemas más reales. Los niños y jóvenes en este país mueren, lamentablemente; todos somos víctimas de la violencia y de la insensatez del gobierno y de todos los malos del mundo.

Está muy bien que haya niñas que quieran ser princesas y niños caballeros con armadura, pero creo que ya no sólo quieren ser eso, creo que quieren ser cualquier cosa, sobre todo quieren ser fuertes, porque necesitan serlo, y la literatura lo tiene que reflejar.

 

«Está muy bien que haya niñas que quieran ser princesas y niños caballeros con armadura, pero creo que ya no sólo quieren ser eso, creo que quieren ser cualquier cosa, sobre todo quieren ser fuertes, porque necesitan serlo, y la literatura lo tiene que reflejar»

 

 

¿Qué opina de la distribución que hay en el país de los libros de literatura infantil y juvenil, considerando que no toda la gente tiene recursos para adquirirlos?

Es un rollo. Hay un fenómeno muy curioso: las editoriales hicieron una propuesta que se llama Planes de Lecturas, está fantástica porque iban a colegios, ofrecían los libros, hacían promoción y más, pero se trataba de colegios privados. También había un proyecto muy bonito de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para llevar muchos libros en ediciones más accesibles pero igual de lindas a las escuelas públicas, pero ya no existe más.

Ya no digamos que queramos que se distribuyan en todas las escuelas, con que llegaran a las bibliotecas de las escuelas públicas, porque éstas no siempre están bien atendidas y nosotros tenemos poco acceso a esos lugares.

Por ejemplo, ir a platicar con niños de una primaria pública es muy complicado; hay que solicitar una cantidad infernal de permisos y tienen razón, son los lineamientos de la SEP, así funcionan, pero creo que sería importante (facilitar).

Yo escribo más para niños grandes casi jóvenes, pero me fascinaría ir a Conalep (Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica) y otras escuelas de educación media superior, que están más cerca de las cosas que yo escribo, y me resulta muy complicado, todo es difícil, las trabas burocráticas son tenebrosas.

A manera de concluir la entrevista, Ana Romero deseó que jóvenes de la UV con interés en el quehacer literario se interesen por escribir para niños y jóvenes, porque la buena literatura debe existir para todas las edades.

 

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