- Para dedicarse a la investigación es necesario tener pasión, perseverancia y paciencia para alcanzar los objetivos establecidos
- A la industria farmacéutica le cuesta aproximadamente mil 200 millones dólares sacar una nueva molécula al mercado, detalló
Paola Cortés Pérez
05/12/2017, Xalapa, Ver.- Helgi Helene Jung Cook, profesora investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que en México hay muchas instituciones que desarrollan investigación de punta en el área de la farmacología; sin embargo, hay poco conocimiento sobre el proceso a seguir para registrar una patente.
Dijo que el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) pone como requisito el publicar los trabajos que desarrollan, “pero cuando se da a conocer ya no hay posibilidad de patentar”.
Helgi Jung visitó la Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB) de la Universidad Veracruzana (UV) para impartir el curso-taller “Estudios de disolución, bioequivalencia y biocomparabilidad”, los días 13 y 14 de noviembre.
En entrevista con Universo, dijo a los jóvenes que para dedicarse a la investigación es necesario tener mucha pasión, perseverancia y paciencia para alcanzar los objetivos planteados.
¿Desde su juventud ya tenía claro qué estudiaría?
Creo que desde la preparatoria ya había decidido que trabajaría con los medicamentos, orientada no al control y análisis químico, sino a la búsqueda de medicamentos y al desarrollo de nuevas posibilidades para el país.
¿Hubo alguna experiencia o profesor que la inspiró para dedicarse a la farmacología?
Siempre el profesor de química de la preparatoria ayuda mucho. El que tuve en el bachillerato nos decía que estaba muy orientado a la investigación de la química para aplicarla en diferentes áreas, no sólo en los medicamentos.
Siempre hay un profesor que marca la toma de decisiones, y en mi caso fue el de química.
Al ser varones la mayoría de los investigadores, ¿le ha sido difícil desenvolverse en el campo científico, especialmente el de la química?
En la época en la que estudié QFB predominaban las mujeres porque se creía que serían las encargadas de hacer los análisis clínicos, un área muy dirigida hacia actividades de mujer; mientras que en el área de los medicamentos estaban los pocos hombres que había en la carrera, más orientados a la industria farmacéutica, trabajar en planta, entonces era un área más orientada al campo masculino.
A final de cuentas, la ventaja de trabajar en una institución, como las universidades, hace que no tengamos tanta diferencia en cuanto a las características de género; sin embargo, hay muchos comités a los que asisto y soy la única mujer. A veces las opiniones no se toman con la misma seriedad que las emitidas por un hombre.
Pero creo que ha cambiado mucho la percepción que se tiene de que la opinión no depende del género sino de las competencias y experiencias que tienen las personas. Las investigadoras futuras tendrán menos dificultades.
Lo cierto es que no debe ser fácil trabajar en una planta, con 50 trabajadores masculinos bajo la responsabilidad de una mujer, pero sí hay quienes pueden hacerlo.
¿Qué opina sobre la formación de los futuros farmacólogos en el país?
Algunas universidades desarrollaron sus planes de estudio pensando en que la mayoría de sus estudiantes se insertarían en la industria farmacéutica; no obstante, la industria se ha contraído. México estipulaba que para que un laboratorio comercializara sus productos en el país debía tener una planta en el territorio nacional, esto hizo que este sector creciera mucho.
Pero este requisito ya no existe, las trasnacionales grandes fabrican sus medicamentos en el país de origen y han cerrado sus laboratorios en México, esta contracción hace que busquemos otros campos, como la farmacia comunitaria, hospitalaria, fármaco-vigilancia, los asuntos regulatorios para registro de medicamentos. Creo que siempre hay áreas de oportunidad que son un poco diferentes.
También creo que la Universidad Veracruzana ha hecho un excelente trabajo hacia la formación en estos nuevos campos que antes no eran aplicados pese a ser conocidos. Hay un excelente trabajo en la formación, lo ha hecho muy bien hasta el momento.
¿Cuál es su opinión sobre la discusión de que la industria farmacéutica lucra con la enfermedad?
Ha sido una discusión muy álgida, pero a las industrias dedicadas a este rubro sacar una nueva molécula al mercado les sale como en mil 200 millones dólares, y de 10 moléculas que se investigan sólo una sale al mercado. Entonces, para mantener los estándares de investigación los medicamentos vendidos tienen que recuperar la inversión que se hizo.
Luego está la filosofía de los genéricos; es decir, cuando vence la patente se toma la información que hizo el laboratorio, ya no gastan y pueden dar el medicamento a un costo más económico; entonces, ellos ya no tienen que recuperar la inversión, esa es la filosofía de tener un mercado de genéricos que no innovan.
Quizá la industria trasnacional debería de bajar los precios cuando vence la patente, pero siempre está el aspecto de la calidad.
En el caso específico de las trasnacionales, sólo conozco el caso de Merck, compañía químico farmacéutica alemana, la cual dona cada año 200 mil unidades de praziquantel para combatir la esquistosomiasis (es una infección parasitaria crónica causada por lombrices y es muy frecuente en poblaciones rurales y empobrecidas). Para los países que no tienen grandes recursos sí hay un apoyo, pero difícilmente sabemos sobre esto.
En México falta hacer un análisis real de la fármaco-economía, de cómo están nuestros medicamentos.
En el país hay poca investigación e innovación tecnológica y científica en esta área, ¿se debe a la falta de apoyo económico y/o de recursos humanos?
Hicimos un análisis de lo que pasa en el país con relación a la innovación y sí hay muchas instituciones que desarrollan investigación de punta; sin embargo, hay varios puntos a tratar: poco conocimiento sobre el proceso a seguir para registrar una patente y que el SNI pone como requisito publicar nuestro trabajo, pero cuando se da a conocer ya no hay posibilidad de patentar.
Entonces, por un lado tenemos la presión del SNI y, por el otro, la falta de información sobre el mecanismo de registrar patentes en México. Ahora tengo el conocimiento de que el SNI reconoce el registro de patente como una publicación, lo que es un peso menos para nosotros los investigadores. Necesita darle más publicidad al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y facilidades para el registro de la patente.
En cuanto a la investigación, ésta siempre se ha desarrollado en el país. Hace unos cinco meses la UNAM, los institutos de salud, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la industria farmacéutica firmaron el convenio “Medicina Traslacional”, cuyo objetivo es que lo realizado por la investigación en etapa avanzada pueda ser adquirido por el sector industrial. En este momento se hace un análisis de los proyectos más viables, por el momento fueron seleccionados cinco productos, de 50 que fueron presentados.
¿Qué mensaje enviaría a los jóvenes universitarios?
A quienes les gusta la investigación les diría que se debe tener pasión para alcanzar los objetivos planteados, se necesita también mucha paciencia y perseverancia porque la investigación es de periodos largos, no vamos a lograr algo en un año.
Si tenemos pasión y perseverancia, seguramente algo saldrá. A veces el plan A no funciona, pero hay un plan B, eso es lo que tenemos que pensar siempre.
Helgi Helene Jung Cook es profesora investigadora de carrera titular de tiempo completo del Departamento de Farmacia de la Facultad de Química de la UNAM. Tiene Doctorado en Ciencias Químicas por la UNAM y Maestría en Ciencias Químicas.
Es miembro del SNI Nivel 3 y el año pasado recibió el Premio Nacional de Ciencias Farmacéuticas “Dr. Leopoldo Río de la Loza”.
Su trabajo de investigación está enfocado en la evaluación biofarmacéutica y cinética preclínica de fármacos y medicamentos; disolución de acuerdo al sistema de clasificación biofarmacéutico; interacciones entre fármacos, entre otros.
Categorías: Entrevista