Entrevista

Antes, los arqueólogos eran seres polivalentes: Pedro Sánchez Nava

  • De acuerdo con la máxima autoridad de la arqueología en el país, uno de los descubrimientos más impactantes de la última década es el gran Tzompantli de México-Tenochitlan

 

Pedro Francisco Sánchez Nava

 

Karina de La Paz Reyes Díaz

 

Xalapa, Ver., 26/05/2017.- Para Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en una comparación de los arqueólogos de antaño con los actuales, la diferencia consiste en la polivalencia de los primeros y la especialización de los segundos. Lo que no varía, según él, es la “mística de poder recuperar para el futuro esas expresiones del pasado”.

La máxima autoridad en arqueología del país e investigador del propio INAH, visitó Xalapa para presentar el catálogo Magia de la sonrisa en el Golfo de México en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) de la Universidad Veracruzana y concedió una entrevista a Universo.

¿Cuál es el panorama actual de la investigación arqueológica en México, en los ámbitos teórico y práctico?

Es interesante pero complejo. Es una paradoja para México, que al mismo tiempo que uno de sus valores patrimoniales es su riqueza arqueológica, también es uno de sus principales retos.

Por ejemplo, ante el avance de las nuevas formas de extracción energética o de las manchas urbanas, tenemos que estar siempre dando una respuesta acorde para estar en tono con ello. Por otra parte, la investigación pura continúa de una manera fundamental y con muchos logros, afortunadamente. Tenemos que ir en los dos caminos.

¿Cuál es su visión de la arqueología que se hará en México en un futuro?

La arqueología de México es de lo mejor. Daré dos datos: en 2015 se hizo una selección de las 10 mejores investigaciones en arqueología del mundo, tres fueron mexicanas. Eso indica la alta calidad de las investigaciones que se hacen en el país.

Una se refiere a las élites de Teotihuacán, otra a la creación de un inframundo también en la cultura teotihuacana, y una más se refiere a las exploraciones que se están haciendo en el Templo Mayor de la Ciudad de México.

 

Portada del catálogo que presentó en la FILU el Coordinador Nacional de Arqueología del INAH

 

¿Los arqueólogos de hoy tienen el nivel de los de antaño?

Es difícil contestar. Antes los arqueólogos eran todo. Eran seres polivalentes, riquísimos; ahora, evidentemente la diversificación tecnológica encamina a que el arqueólogo se especialice en ciertos campos y herramientas para generar la investigación.

Pero por lo menos los jóvenes que yo conozco que egresan de escuelas como la Nacional de Antropología e Historia, de la UV, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Universidad Autónoma de Yucatán, la mayoría están muy bien preparados y sobre todo tienen la mística de poder recuperar para el futuro esas expresiones del pasado.

 ¿Cómo se ha desarrollado el avance de técnicas y tecnologías aplicadas a la investigación arqueológica en México?

Realmente las herramientas tecnológicas han avanzado muchísimo. Antes usábamos la típica brújula, ahora tenemos geoposicionadores; antes dibujábamos en planchetas o con estadales y balizas, ahora se usan estaciones totales (aparato electro-óptico utilizado en topografía, cuyo funcionamiento se apoya en la tecnología electrónica. Consiste en la incorporación de un distanciómetro y un microprocesador a un teodolito electrónico); se usan georradares, escáneres, drones, técnicas lídar (por las siglas en inglés de: Laser Imaging Detection and Ranging. Es un dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie).

Eso ha ayudado muchísimo y nos ahorra mucho tiempo, pero la vocación del arqueólogo de caminar y embarrarse de tierra excavando nunca va a desaparecer, porque aún con las herramientas más sofisticadas finalmente es necesario comprobar en la tierra.

¿En México se tiene la tecnología que se necesita para desarrollar investigaciones de esta naturaleza?

Definitivamente. Quizá lo más caro es el equipo lídar, porque requiere montarse en aviones o avionetas, eso es lo caro; pero se tiene el conocimiento para saber qué pedirles a esas herramientas. Quizá las tengamos que alquilar, pedir prestadas, pero el arqueólogo actualmente sabe qué hacer para que esas herramientas den los resultados esperados.

¿Qué descubrimientos arqueológicos han impactado la investigación histórica en lo que va de la década?

Yo creo que de lo más importante es el gran Tzompantli de México-Tenochitlan (2015), que da cuenta de que las reseñas de los conquistadores no estaban alejadas de la realidad. Ahí hay que entender una mística y visión de la cosmogonía prehispánica totalmente diferente a la occidental.

El espacio subterráneo de Teotihuacán conocido como el inframundo (2014); los ductos de agua en Palenque, que conducían de manera ritual los efluvios líquidos que emanan de la montaña (2016); los restos de Naia –esqueleto identificado como una mujer de entre 15 y 16 años y cuya antigüedad es de entre 13 mil y 12 mil años–; un cenote de Hoyo Negro, sito arqueológico de Quintana Roo (2014), y una cola de dinosaurio extraordinaria que se encontró en Coahuila (2013), una especie única de lo cual tendremos una sorpresa en breve tiempo, es de lo más relevante.

¿Considera que las investigaciones arqueológicas se desarrollan principalmente en lo que fue llamado México-Tenochtitlan, así como en zonas altamente turísticas, y que el resto de México está en el abandono?

En algún momento así fue, se privilegió mucho la arqueología monumental, pero ahora entendemos que esas grandes ciudades existen porque en su entorno había poblaciones que trabajaban, producían y recreaban esas sociedades.

Actualmente se hacen muchas investigaciones en todas las culturas, en el occidente, en el norte, de pintura rupestre, paleontología, petrograbados, arqueología subacuática. Se hace investigación en todos los ámbitos, muy diversa y muy rica.

¿En el campo de la arqueología, cómo afectó la creación de la Secretaría de Cultura (2015)?

Hasta ahora no ha afectado. Nos sigue pegando la crisis igual que a todas las dependencias, pero hay la voluntad para poder orientar investigaciones, quizá no con tantos recursos, pero sí con ingenio para poder obtener resultados deseados.

Parte de estas investigaciones se hacen con el apoyo de terceros. Las carreteras, las presas (quieren el servicio de) salvamentos arqueológicos y estas grandes creadoras de infraestructura financian los proyectos.

 

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