- La académica e investigadora universitaria mencionó que con un nivel de resiliencia alto las urbes podrán resistir los efectos del cambio climático
- El trabajo entre academia, gobierno y sociedad civil es indispensable para hacerle frente a este reto
Carlos Hugo Hermida Rosales
Foto: Luis Fernando Fernández
27/06/2022, Xalapa, Ver.- Fomentar el desarrollo de infraestructura “azul-verde”, es decir, que incluya la creación de cuerpos de agua y espacios abiertos para proveer diversos servicios ecosistémicos, fortalecería la resiliencia de las ciudades, aseguró Ana Cecilia Travieso Bello, catedrática e investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana (UV).
“Los lineamientos de construcción deben contener un enfoque bioclimático que aproveche condiciones ambientales y evite el uso excesivo de energías fósiles”, enfatizó durante el taller “Perfil de resiliencia urbana”, que impartió el 24 de junio en la tercera edición de la Escuela Internacional de Verano (ISSUV) de esta casa de estudios.
Cecilia Travieso explicó que la resiliencia urbana es la capacidad que tienen las ciudades de absorber impactos como los ocasionados por el cambio climático, y reorganizar sus estructuras para mantener sus funciones y salir adelante en situaciones de riesgo.
Al determinar el perfil de resiliencia urbana de una ciudad se necesita diagnosticar sus sistemas económico, ambiental, social y principalmente de gobernanza institucional, por la importancia que tienen en la toma de decisiones en el ámbito de la infraestructura y equipamiento.
Un diagnóstico adecuado brindará un perfil de resiliencia, que mostrará las acciones que se requieren a fin de que una urbe sea capaz de enfrentar los efectos del cambio climático y de mantener sus funciones bajo circunstancias no previstas.
Aunque la mayoría de ciudades del mundo comparten las mismas problemáticas, es necesario contextualizar con qué urbe se va a analizar, y a partir de allí programar los pasos a seguir para disminuir su vulnerabilidad.
La investigadora declaró que el trabajo entre academia, gobierno y sociedad civil es indispensable para aumentar la resiliencia de una ciudad, ya sea a través de la implementación de medidas “duras” como las mejoras en infraestructura energética, de transporte, agua y saneamiento, o “blandas”, relacionadas con la educación, la cultura y la seguridad.
“Invito a los ciudadanos a reflexionar sobre este tema, ya que cada individuo tiene la responsabilidad social y puede tomar acciones personales que contribuyan a elevar la resiliencia del lugar donde habita”, manifestó.
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