En días pasados tuve la oportunidad de probar el release de Windows 8 para desarrolladores llamado «Developer Preview». Microsoft puso a disposición de todo el público la imagen (.iso) de la instalación en su portal de msdn y ese mismo día decidí descargarla y probarla.
Equipo disponible
Cuento con una laptop Dell Inspiron Duo la cuál tiene pantalla táctil de 10.1 (1366×768)» por lo que es la candidata perfecta para probar Windows 8.
Tiene memoria de 2GB DDR3 SDRAM (aunque Microsoft dice que correrá hasta en máquinas con 1GB) y un procesador Intel® Atom® Dual Core Processor N570 (1.6GHz, 512K L2 Cache).
El disco duro es bastante respetable de 320GB SATA (7200RPM)
La imagen .iso puede descargarse gratuitamente desde esta dirección:
http://msdn.microsoft.com/en-us/windows/home/
Disco de instalación
Lo único que hice fue colocar la imagen .iso en una memoria USB ya que mi laptop no cuenta con unidad de DVD. Si quieres saber como se hace, mira aqui: http://www.uv.mx/personal/gvera/2011/09/26/como-instalar-windows-7-o-windows-8-desde-una-usb/
Instalación
Como era de esperarse, al iniciar la instalación, no noté diferencia significativa respecto a la instalación de un Windows 7.
Lo típico, seleccionas el idioma, luego la partición de instalación y finalmente comienza el proceso de descompresión e instalación de archivos en nuestro equipo.
No tardas más de 15 minutos en hacer esto. Quizá porque la media era desde una memoria USB pero la verdad fue muy rápido.
Pantallas de instalación
Metro
Lo primero que resalta la terminó de la instalación, es la nueva interfaz metro de Windows 8.
El fondo verde no es lo que más me gusta pero la tipografía (clara y grande) y sobre todo los paneles (iconotes multimedia) son lo que los usuarios de tabletas nos gusta. La facilidad para navegar usando los dedos está muy padre. Yo que he utilizado por algún tiempo esta laptop con Windows 7, se muy bien lo que es sufrir usando los dedos en un sistema operativo que no fue diseñado para eso. Windows 8 esta pensado especialmente para tabletas o pantallas táctiles.
Aplicaciones
Windows 8 parece ser un Windows Phone en el escritorio. Al parecer Microsoft quiere pasar todo el ambiente de aplicaciones del telefóno al escritorio incluyendo el famoso Marketplace.
Para los que no están muy familiarizados con teléfonos inteligentes esto será realmente un cambio muy fuerte. Todavía se ve bastante limitado el uso de aplicaciones o Apps en Windows 8 (no está disponible el Marketplace) pero seguramente será un pilar del sistema operativo y dará mucho de que hablar.
Algo malo es que si comienzas a mover las Apps que vienen precargadas, están dejan de funcionar y no se pueden volver a abrir hasta cambiar de perfil de usuario. Lo sé, es aún un preview.
Booteo
Lo que más me impresionó de Windows 8, es el tiempo de carga. No lo sé, quizá exagero, pero es el sistema operativo que más rápido inicia en mi experiencia. 3 segundos le toma iniciar desde que prendo la laptop hasta que me pide mis credenciales de inicio de sesión.
Es realmente impresionante.
Muchas expectativas
Realmente tengo muchas expectativas respecto a esta plataforma aunque en este momento parece más un escritorio Metro encima de un Windows 7. Es un producto muy lejos de estar terminado. Microsoft debe encontrar el balance perfecto entre el teléfono y el escritorio. Por ejemplo, el panel de control desde Metro no sirve para nada. Siempre terminas en el antiguo panel de control. Lo mismo para el explorador de archivos. El de metro es confuso y lento, es mejor usar el clásico Windows+E.
La idea de no poder cerrar las aplicaciones de Metro (no tienen botón de cerrar) es tan raro que uno se pregunta ¿y donde se quedá la aplicación? ¿me seguirá consumiendo memoria? Y como uno no puede vivir con eso (apps abiertas siempre) como lo hace en el teléfono, termina por abrir el administrador de tareas y darle un kill processs.
Vamos a esperar a una versión más terminada, quizá el primer beta. Este todavía esta muy pollito como para dar un veredicto, pero sin duda es inneglable que Microsoft merece reconocimiento por atreverse a darle un giro de cuerda a la experiencia en el escritorio.
