Universidad Veracruzana

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La bestia en la jungla – Henry James

Poco importa lo que provocó, en su encuentro, la perturbadora conversación; probablemente sólo fueron unas palabras que él mismo había pronunciado sin intención, pronunciado cuando, tras haberse reconocido, se rezagaron y, juntos, empezaron a caminar lentamente. Hacía una o dos horas que unos amigos le habían acompañado a la casa en que ella se alojaba; el grupo de visitantes de la otra casa9781304210791_p0_v1_s260x420, entre los que él se encontraba, había sido invitado a almorzar allí y, según su teoría habitual, ellos eran la causa de que estuviera perdido entre la multitud.Después del almuerzo hubo una desbandada general acorde con el objetivo primordial de la visita: contemplar Weatherend y los delicados objetos, peculiares elementos, cuadros, reliquias familiares y tesoros de las distintas artes que hacían casi famoso aquel lugar. Las enormes habitaciones eran tantas que los invitados podían deambular a su antojo, desprenderse del grupo principal y, cuando estos asuntos se tomaban muy en serio, entregarse a misteriosas apreciaciones y cálculos. Se veían personas, en rincones apartados, solas o en parejas, inclinándose sobre objetos, con las manos en las rodillas y moviendo la cabeza con el mismo énfasis que si olisquearan algo. Cuando había dos, o bien entremezclaban sus exclamaciones de éxtasis o se fundían en silencios todavía más significativos; de modo que para Marcher había detalles en aquella visita que tenían ese aire de «inspección», previo a una venta harto anunciada, que excita o enfría, según los casos, el sueño de la adquisición. El sueño de adquisición tuvo que haber sido desenfrenado en Weatherend,  y,   entre tantas sugerencias, John Marcher se encontraba casi tan desconcertado por los que sabían demasiado como por los que no sabían nada. La poesía y la historia que aquellas enormes salas suscitaban le abrumaban de tal modo que necesitaba alejarse para establecer con ellas una relación adecuada, aunque su manera de hacerlo no fuera, como sucedía con el perverso regocijo de algunos de sus compañeros, comparable a los movimientos de un perro olfateando un aparador. Muy pronto esta actitud tuvo consecuencias en una dirección imprevista.

Cuento completo: James, Henry – bestia jungla

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Fecha: 21 octubre, 2021 Responsable: Lectores y Lecturas – Programa Universitario Contacto: mirimorales@uv.mx