時の備忘録
Ryuichi Yahagi (Kawasaki, Japón, 1967) ha desarrollado una obra que explora temas como la identidad en la era de la globalización. Elementos que son constitutivos de una cultura -o lo que se define como una singularidad- pueden tener un origen distante aunque se sigan consumiendo como locales.
Es el caso de las instalaciones “Símbolo de engaño” (formada por decenas de molcajetes de producción china) y “De aquí y aquí” (constituida por kilos de chile de árbol también de procedencia China), haciendo alusión a un elemento central en la mesa mexicana y que se asocia con su herencia y construcción gastronómica, pero que no se produce en su territorio.
Ryuichi Yahagi recuerda que la gastronomía japonesa se ha enriquecido con este producto que suele llegar de México. Sin embargo, buena parte del chile de árbol que ahora se consume en las mesas mexicanas proviene de China. Lo remoto, lo distante, lo originario, son palabras que han cambiado en esta época del internet y la interconexión.
En cada instalación y escultura, el artista va abriendo preguntas sobre su carga simbólica e identitaria, como en la caso de la pieza “Se buscan Guadalupes” (que aborda la diversidad a partir de la particularidad de uno de los nombres más entrañables por su vínculo con la veneración a la Virgen de Guadalupe),“Mensajeros del cielo” (sobre la preocupación por la persistente amenaza nuclear), o “La señal del pétalo”, dónde la piedra se trasmuta en ligereza, evocando sensaciones opuestas a lo que sus características intrínsecas nos manifiestan.
Javier Dragustinovis
